No es novedad que la barra brava de Newell's es en sí misma un engranaje más de una organización criminal. Varias investigaciones judiciales dieron cuenta de que los referentes del paravalanchas tienen lazos con líderes presos. Entre ellos Leandro "Pollo" Vinardi, preso por homicidio y por narcotráfico, quien junto a otros tres barras comenzó a ser imputado este miércoles como instigador de extorsiones e intimidaciones a dirigentes del club. El propio presidente de la institución, Ignacio Astore, declaró como testigo y expuso un aceitado esquema de aprietes mediante el cual terminaron entregando millones de pesos, camisetas y entradas a partidos.
El fiscal Franco Carbone llevó adelante la acusación contra el Pollo Vinardi, su pareja Ivana Barrias, el hijo de ella, Emir Rodríguez, y Luciano "Lucho" Gallardo, jefe de la barra en la tribuna hasta su reciente detención. El puntapié de la causa fue la balacera ocurrida el 26 de julio pasado contra la casa de María Fernanda C., vocal de la comisión directiva del club y mediadora con la barra. En ese contexto durante la investigación declaró Ignacio Astore, presidente de Newell's, quien dio a entender que las presiones de la barra alcanzaron incluso a influir en la renuncia del director técnico Javier Sanguinetti en agosto de 2022. "Resisto lo que puedo a las exigencias ilegítimas", se resignó el mandatario del club.
La palabra de Astore
En su declaración, Astore mencionó que la relación se tensó cuando la dirigencia comenzó a negarle a la barra el permiso para utilizar el estadio cubierto para realizar fiestas electrónicas. Que en esos idas y vueltas otro día Lucho Gallardo, ya como referente de la barra, lo interceptó en el club para ponerlo en comunicación con Vinardi. "Esa apretada no me la olvido más. Me pasó el teléfono, no pude negarme", dijo Astore. Vinardi le pidió el estadio cubierto, camisetas, dinero y le dijo que lo piense tranquilo y que lo manejara con Lucho.
Las maniobras extorsivas continuaron en 2023, por ejemplo en lo que fue el partido homenaje a Maximiliano Rodríguez. Astore contó que la noche anterior se robaron los suvenires -mates y bombillas- que estaban en los vestuarios para los jugadores invitados, entre ellos Lionel Messi, Ángel Di María y otras figuras del fútbol internacional. También le exigieron 2 millones de pesos al organizador del evento, dinero que terminó abonando el propio Astore. Ya durante el partido se desplegó la enorme bandera con los dibujos alusivos a los tres jefes de la barra presos en cárceles federales: un mono por "Guille" Cantero, un toro por Carlos Escobar y un pollo por Vinardi. "Nosotros estamos más allá de todo", decía el trapo en un mensaje que estaba enmarcado en una interna en la barra pero que, con este contexto, pudo también cobrar otro sentido.
Cronología de la extorsiones
La intimidación de agosto de 2022 que decantó en la renuncia de Sanguinetti comenzó a resquebrajar lo que hasta el momento parecía ser un vínculo forzoso pero pacífico entre la dirigencia y la barra. El 27 de agosto de 2022 Newell's perdió de local contra Godoy Cruz y, tras una seguidilla de malos resultados, después del partido los barras increparon a jugadores y cuerpo técnico robándole además una campera del equipo al Secretario Técnico. Al día siguiente Sanguinetti presentó la renuncia y como consecuencia Astore decidió no abonar a la barra la suma de dinero que acostumbraba a darles después de cada partido. En ese entonces era de 500 mil pesos, y el presidente dijo que el dinero lo iban a utilizar para renovar las redes de las canchas infantiles.
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Esa decisión llevó una represalia de parte de la barra que se extendió hasta noviembre de aquel año con un hecho violento que apareció como una última advertencia. En la audiencia imputativa de este miércoles el fiscal Carbone mencionó una serie de mensajes que el Pollo Vinardi le envió a Daniel V., jefe de seguridad del club y otro de los mediadores con la barra. "Nos tratan como nada y nosotros no les llevamos problemas, hacemos fiesta, no le pedimos nada de nada pero sin embargo siguen haciendo renegar a los pibes que ponen la mejor. La verdad que ya no se cómo manejar este tema, si me tengo que ir a visitar al doctor a la clínica o no sé qué hacer para que él nos vea como amigos y no como enemigos", decía uno de ellos.
Con "visitar al doctor a la clínica" hacía referencia a Astore, que trabaja como médico en el Hospital Privado Rosario (HPR). El 12 de noviembre de 2022, en medio de aquellas tensiones, personas que no fueron identificadas tiraron una piedra contra los vidrios del HPR y pintaron con aerosol un mensaje: "Dr. Asotre no traiciones. Te metemos balas". Luego de ese hecho Gerardo "Dibu" G., un miembro de la barra ahora prófugo, abordó a Astore dentro del club y le advirtió: "Arrancamos con los vidrios".
Una interna y más millones
Ya para 2024 el pago que el club le hacía a la barra era de 1.500.000 pesos luego de cada partido, y la entrega de 1700 entradas en la previa. Una dinámica que se había consolidado con "Lucho" Gallardo como cobrador en su lugar de referente de la barra. Manejos de los que estaba al tanto Vinardi mediante el contacto telefónico permitido por el Servicio Penitenciario Federal con su pareja Sabrina Barrias, en prisión domiciliaria dispuesta por la Justicia Federal.
Pero en los últimos meses una interna en la barra acentuó el conflicto. Alejandro "Rengo" Ficcadenti, otro referente de la barra y a cargo de una facción del barrio Municipal, buscó junto a Sergio "Bebe" Di Vanni copar la barra brava. Acaso un clásico en el paravalanchas leproso, que tiene a varios reconocidos líderes que fueron desplazados e incluso asesinados. En esa búsqueda fue que Ficcadenti y Di Vanni estuvieron detrás de las intimidaciones a Ángel Di María, con la pretensión de atribuirse el no regreso del jugador a Rosario Central y posicionarse así como líderes de la barra. Hechos por los que fueron imputados la semana pasada.
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Lo cierto es que, más que hechos que favorezcan la reputación y demuestren poder, lo que necesita quien pretende ubicarse como jefe de la barra es el "Ok" de Ariel Máximo "Guille" Cantero. El líder de Los Monos, preso en la cárcel de Marcos Paz, pareciera estar más allá de los pormenores y en ese marco nunca terminó de dar el visto bueno para la asunción de Ficcadenti como jefe.
De todas maneras, por motivos que se desconocen, la dirigencia avaló su supuesto ascenso. De alguna manera, lo hizo con la entrega de las 1700 entradas en la previa del partido con Independiente de Rivadavia el pasado 22 de julio. Según la Fiscalía, "luego de un intercambio de mensajes y llamados telefónicos", Ficcadenti devolvió las entradas que finalmente terminó administrando Lucho Gallardo.
Una balacera y más intimidaciones
Según la Fiscalía, con la creencia de que la dirigencia apoyaba a la barra Vinardi ordenó una serie de intimidaciones ocurridas en los últimos días. Primero fue el 23 de julio, de inmediato al final del partido con Independiente de Rivadavia, cuando desde la barra arrojaron bombas de estruendo. Para el fiscal Carbone ese hecho estuvo a cargo de Emir Rodríguez, hijo de la pareja de Vinardi, y fue una demostración de poder: de haberlo hecho durante el partido pudo haber implicado severas sanciones al club.
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Tres días después, la noche del 26 de julio, ocurrió la balacera contra la casa de la vocal del club. María Fernanda C., quien hacía las veces de mediadora en el lazo de la dirigencia con la barra. La respuesta fue rápida: a los pocos días Astore, mediante el jefe de seguridad del club, hizo el pago habitual de 1.500.000 pesos.
Un día después hubo otro pago, esta vez fue de 3 millones de pesos ante una demanda que en principio había sido de 8 millones. Es que la barra había organizado un evento para la inauguración de los parrilleros del club, el cual habían difundido asegurando la presencia del músico Sergio Torres y otros artistas. Ante la negativa de Astore, comunicada a la barra mediante sus mediadores, continuaron las presiones que culminaron con la entrega de otra suma millonaria.