A una joven de 23 años que cumplía prisión preventiva desde hace dos meses acusada junto a otra mujer de asaltar a un taxista, le imputaron imprevistamente ayer la participación en uno de los primeros homicidios dolosos del años: el de Pablo Correa, de 37 años y empleado de un negocio de colocación de láminas de polarizados ubicado en Fisherton. Al hombre lo asesinaron con un certero disparo en el pecho el 2 de febrero, cuando una mujer y dos hombres entraron al comercio con intenciones de robo. Por el caso él o los autores materiales todavía están prófugos.
Dalma L., de 23 años, y Yazmín Q., de 21, están detenidas desde el 14 de septiembre pasado luego de pasar por una audiencia imputativa donde las acusaron de robarle con un cuchillo de plástico 200 pesos a un taxista al que habían abordado la madrugada del día anterior (ver aparte).
Como se agotaban los 60 días de la prisión preventiva impuestas por el juez en la primera audiencia, las imputadas regresaron ayer a Tribunales para que un magistrado definiera si correspondía prorrogarles esa situación o sustiuirla por otra alternativa, como lo plantearon las defensoras Eleonora Verón y María Eugenia Carbone, del Servicio Público de la Defensa Penal (SPDF).
Pero como la carátula de la audiencia era por "nueva imputativa" y la fiscal a cargo de investigar el robo al taxista era Georgina Pairola, llamó la atención que junto a ella se sentara el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, Ademar Bianchini.
Nueva acusación. Luego de que el juez Hernán Postma resolviera planteos procesales realizados por un abogado particular de las jóvenes (que renunció) y del que expresamente desistieron las letradas del SPDF, el magistrado le cedió la palabra al organismo acusador.
De manera concreta y concisa Bianchini identificó a Dalma como la mujer que hizo de señuelo e ingresó aquel 2 de febrero cerca de las 16 al negocio de polarizados Black World, en Eva Perón al 7200.
Detrás suyo lo hicieron dos hombres portando armas de fuego que de inmediato mostraron sus intenciones. Acorralaron a un cliente y a un empleado pero se sorprendieron cuando en el fondo del salón asomó la cabeza Pablo, que tomaba medidas en el vehículo de un cliente.
Aunque los testigos dijeron que los maleantes se pusieron nerviosos tras advertir la presencia de cámaras que los filmaban y tiraron sin justificación ya que nadie se resistió, en esa oportunidad el fiscal sugirió que la agresión pudo estar motivada en la aparición sorpresiva del la víctima, que recibió un certero disparo en el pecho.
El fiscal basó la acusación contra la joven principalmente en la identificación clara que hizo al menos uno de los testigos directos del hecho junto a un empleado del comercio. "Es la mina que te vendió el auto y que te lo sacó el corralón", le despejó uno a otro.
Engañado. Es que uno de los trabajadores de Black World le había comprado un Peugeot 307 a Tamara, pero nunca hizo la transferencia. Un buen día le llevaron el auto al corralón por una infracción de tránsito, y como todavía no estaba a su nombre, se vio obligado a llamar a la titular registral para retirarlo de la dependencia municipal.
Ese trámite y el vínculo quedó constatado con documentación oficial. Además estas personas ratificaron la identidad de la joven tras un rastreo por la red social Faceboock y el reconocimiento de dos tatuajes que dejó ver el día del homicidio, uno en un muslo y el otro en un brazo.
A las declaraciones de esos testigos y el acta de procedimiento policial, Bianchini ofreció como evidencia de cargo la documentación oficial del Registro de la Propiedad Automotor y de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad donde se confirman datos vinculados a la acusada.
En ese marco acusó a Tamara como partícipe primaria del delito de homicidio críminis causa (matar para concretar el robo) y solicitó la prisión preventiva, ya que de ser hallada culpable podría acarrear una pena de prisión perpetua.
"En los últimos días los testigos fueron amenazados de muerte por personas allegas a la imputada", fundamentó el fiscal sobre el riesgo de fuga y peligrosidad procesal de la acusada en libertad en este tramo del proceso judicial.
Sorprendida. Visiblemente angustiada y sorprendida por la imprevista atribución, la joven dijo comprender de la acusaban, se negó a declarar pero balbuceó: "Tengo mucho cosas para decir, pero me abstengo de declarar".
La defensora Verón replicó al Ministerio Público. Dijo que la detención de su pupila era ilegal porque porque no se emitió una orden de detención respecto al nuevo hecho atribuido y puso en duda la calificación legal. Es que para la letrada no quedó demostrado el dolo y que el homicidio haya ocurrido en ocasión del robo, mucho menos que su defendida portara un arma.
También puso en duda la veracidad del relato de los testigos. "Hay contradicciones", remarcó, para pedir luego la libertad o que subsidiariamente se le otorgue el arresto domiciliario a la joven porque está a cargo del cuidado de su madre, quien sufre un severo cuadro depresivo.
Luego de escuchar a las partes y tras desestimar el pedido de la defensa del planteo de ilegalidad de la detención, ya que se trata de una imputación nueva y ya estaba ordenada la prisión preventiva por el robo al taxista, Postma resolvió hacer lugar a la acusación fiscal y el encuadre legal.
"Las evidencias que aporta la fiscalía son indiciaras y tienen cargas incriminantes. Aparece no sólo la presencia de la imputada en el lugar de los hechos, sino la descripción de los tatuajes que hacen los testigos de la causa, lo que hace supone la probabilidad de autoría como partícipe en el hecho", sostuvo el magistrado, quien ordenó la prisión preventiva de Tamara por el plazo máximo que establece la ley.
Un asalto con cuchillo plástico
Dalma Tamara L., de 23 años, y Yazmin Q., de 21, fueron detenidas el 14 septiembre pasado por asaltar a un taxista al que le robaron 200 pesos y el auto tras amenazarlo con un cuchillo de plástico. El hecho ocurrió a las 3 de la mañana de ese día en Sánchez de Loria al 1000 bis. Por ese atraco, Dalma seguirá en prisión por la nueva acusación en su contra como partícipe del homicidio de Pablo Correa, mientras que Yazmin (condenada a 3 años en el viejo sistema penal por un robo), fue autorizada por el juez a transitar el arresto domiciliario porque tiene un hijo de 5 años a su cargo.