Jesús Ramón "Chuky" Benítez tenía 27 años y vivía en el barrio Toba del sudoeste rosarino junto a su pareja, con quien tenía tres hijos y esperaban un cuarto. Este jueves por la noche fue asesinado de un disparo en el pecho, en lo que para los investigadores fue el corolario de un conflicto interpersonal. Sin embargo, los familiares de la víctima aseguran que el muchacho no tenía ningún problema, que quedó en medio de una bronca que tienen unos amigos que antes del hecho lo habían pasado a buscar por su casa.
Pasadas las 19.30 del jueves, la novia de Jesús Benítez -llamada Nadia- volvió del comedor comunitario del barrio con la comida para toda la familia. La pareja se aprontaba a cenar junto a sus hijos de 1, 3 y 7 años cuando llegó a la casa Jonatan F., un amigo de Jesús conocido por ellos como "Mambrú".
"Vino y le dijo si le podía ayudar a empujar el auto. Ahí se fue y no volvió más", contó Nadia a La Capital. Nadia está embarazada, a la espera de su cuarto hijo.
Al rato, en medio de la espera, llegó a la casa Maximiliano F., hermano de Mambrú. Tenía la cara lastimada y ensangrentada por cortes y golpes. "Vos me vas a querer matar con lo que yo te voy a decir", recordó Nadia que le dijo el muchacho. "A Chuky le dieron un tiro", continuó él mientras se tomaba la cabeza.
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Los amigos de Jesús llevaron a Nadia a la comisaría, donde la mujer le pidió a los agentes que llamaran al hospital para preguntar cómo estaba su pareja. Para entonces, Jesús ya estaba en el Hospital Carrasco, adonde sus amigos lo habían llevado. "Ahí me dijeron que estaba re grave. Al rato, mientras seguíamos en la comisaría vuelven a llamar y avisaron que falleció", reconstruyó Nadia.
Desde la Fiscalía regional indicaron que el crimen ocurrió a las 19.45 en la zona de Bulevar Seguí y Perú. Que Jesús Benítez llegó con dos personas a una casa de la zona y abordaron al morador. Luego de una discusión, detallaron, esta persona extrajo un arma de fuego y disparó en dirección al auto en el que habían llegado la víctima y sus amigos. Benítez recibió un balazo en el pecho y fue trasladado al Hospital Carrasaco, donde un rato después se confirmó su fallecimiento.
La principal hipótesis en la investigación, que quedó a cargo de la fiscal Gisela Paolicelli, es que el crimen se dio en el marco de un conflicto interpersonal previo. La persona señalada por los testigos como autor del ataque está identificada, por lo cual hay tareas en curso para dar con su paradero.
"Lo dejaron tirado"
Este viernes por la mañana en la esquina de Seguí y Perú, del lado del barrio La Lagunita, un charco de sangre delataba la escena del crimen. Para entonces, el hecho ya era una noticia que había corrido por todo el vecindario. Si bien la víctima era un desconocido en la zona, sí reconocían a quien es señalado como autor del homicidio y está prófugo. La policía lo identificó como Cristian Alejandro M., de 20 años. Los vecinos aseguraron que desde la noche del jueves no aparece por su casa.
A tres kilómetros de ese lugar, en Rouillón al 4400, donde la calle doble mano se convierte en un pasillo angosto, vivía Jesús "Chuky" Benítez. Este viernes, sus familiares se habían reunido en la puerta de la casa, donde recibieron a La Capital para contar su versión de los hechos. En ese marco fue que aseguraron que la víctima era ajeno al conflicto de fondo, aspecto del cual los investigadores dudan.
"Mi marido trabajaba de albañil, pero hacía dos meses que no tenía ninguna changa. Él se quedaba en casa con los nenes", contó Nadia. "Si mi marido hubiera sabido que sus amigos tenían problemas no hubiera ido, porque sabía que yo me enojo", agregó.
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Familiares y allegados de la víctima sospechan de los hermanos Maximiliano y Jonatan F., y de un primo de estos que lleva el mismo apellido. "¿Cómo puede ser que le peguen justamente a él que no tenía problemas y no a los otros que sí tienen?", se preguntaban.
En la comisaría 19ª escucharon a los hermanos F. asegurar que el problema de fondo era una deuda de 400 pesos vinculada a un trabajo de albañilería. "Pero mentían, los policías les pegaban para que hablen y ellos mentían", contaron.
"Eran amigos de la infancia, ahora no se veían tanto. Yo no sé qué pasó pero mi marido no tenía problemas y ellos lo dejaron tirado como un perro en el hospital", lamentó. En tanto, en el vecindario comentaban que después del homicidio uno de los F., dueño del auto que participó del hecho, estuvo demorado en la comisaría y una vez que recuperó la libertad se fue del barrio con sus familiares.