La plantación se veía desde la ruta. A metros de la banquina y frente a una escuela, en un campo de Arroyo Leyes cercano a la capital provincial estaba el vivero con casi 1.600 plantas de cannabis sativa que la Policía Federal allanó en el último feriado de carnaval. Los vecinos contaron que a la noche el predio se distinguía a lo lejos por una fuerte iluminación, a pesar de estar enganchado a la luz, y que si algún intrépido se acercaba a robar alguna planta era corrido a tiros. El barra Gabriel Alberto Nudel, a quien le dicen “Cachi” o “Cachiporri”, fue detenido y señalado como quien lideraba un grupo que producía esa marihuana con destino de tráfico ilegal. El viernes pasado fue procesado junto a seis personas, entre ellas un abogado.
Aunque la plantación estaba avalada por el Reprocann, el registro de personas autorizadas para el cultivo de cannabis con fines medicinales, el juez federal santafesino Aurelio Cuello Murúa consideró que se trataba de una “fachada legal” y que la producción tenía como destino el tráfico de estupefacientes. En esa línea, procesó a Nudel como organizador de ese delito, por la tenencia ilegal de armas y por la apropiación indebida de energía eléctrica. Dispuso un embargo de 25 millones de pesos sobre sus bienes.
Otras seis personas, entre ellas el abogado que había gestionado el permiso para el cultivo medicinal, fueran procesadas por “el cultivo de plantas aptas para producir estupefacientes”. En su caso, el embargo fue de 15 millones de pesos cada uno. El magistrado dispuso la continuidad de la prisión preventiva de todos ellos y por último dictó la falta de mérito de dos ciudadanos paraguayos que quedaron en libertad.
El vivero estaba siendo investigado por el fiscal federal Walter Rodríguez, quien seguía los pasos de Cachiporri a partir de varias menciones de este hombre en causas por narcotráfico y como integrante de una facción de la barrabrava de Colón. La madrugada del martes 13 de febrero fue detenido en el barrio Sur de Santa Fe a bordo de una camioneta Hilux bordó y se allanó su casaquinta cerca de la ruta provincial 1.
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Los grupos tácticos se adentraron en vehículos militares en el campo ubicado a la altura del kilómetro 19 de esa ruta, en la comuna de Arroyo Leyes, frente a la escuela Faustino Sarmiento. En ese predio con arbustos de distintas alturas y sembrado casi hasta la banquina, custodiado desde una garita de madera en la entrada, se encontraron casi 1.600 plantas de la especie cannabis sativa. En un vivero de la calle Santiago del Estero al 3600 de Santa Fe había otros 500 ejemplares.
“Ambos lugares se encuentran exclusivamente preparados para el desarrollo de la actividad de cultivo de plantas aptas para producir estupefacientes”, planteó el juez en la resolución, y mencionó el hallazgo de insumos como balastros, ventiladores, aires acondicionados, lámparas para horticultura y fertilizantes en esos predios que funcionaban con conexiones clandestinas al servicio de la Empresa Provincial de la Energía.
En los allanamientos a esas y otras propiedades se incautaron tres pistolas —una Taurus 9 milímetros, una Browning del mismo calibre y una Colt sin numeración— , una escopeta larga de doble boca, un chaleco antibalas, un sistema de vigilancia y tres equipos de handy, además de celulares, una máquina para contar dinero y una balanza. En la semana de carnaval fueron detenidos los otros implicados y s entregó el abogado Osvaldo Ernesto Ceresole, quien había inscripto el predio en la categoría de “criadero” en el Instituto Nacional de Semillas (Inase).
“Yo se lo juro por la vida de mis hijos que al dueño del campo no lo conozco”, aseguró Cachi Nudel al ser indagado. Dijo que había ido al campo no más de seis veces a comer asados invitado por el dueño, de quien sólo pudo aportar que le dicen Patato y es abogado. “Me dijo que la plantación es legal. A los empleados los conozco sólo por apodos y por fumar un porro con ellos. Se lo juro por mi vieja, me duele en el alma que me quieran hacer cargo de un campo que ni siquiera conozco del todo”, agregó.
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El abogado Ceresole, en tanto, explicó que tras la aprobación de la ley del cannabis medicinal le interesó "desde un punto de vista comercial" inscribir el campo en la categoría criadero para cultivar diversas semillas y obtener la propiedad intelectual. “Una vez obtenida la licencia, al ser neófito en el tema, empiezo a vincularme con gente que esté capacitada para el manejo de una plantación, ya sea a campo abierto o en un lugar cerrado para mantener la pureza varietal”, indicó.
Declarándose “ofendido” con la imputación, dijo que se puso contacto con gente que tenía experiencia y les propuso formar parte de la empresa como asalariados, alquiló para ellos dos propiedades y consiguió los esquejes, con la idea de cruzar plantas para obtener una nueva variedad. Añadió que si bien existe un límite en cuanto a la cantidad de flores permitidas, “se pueden tener ilimitadas plantas en vegetación”, y contó que iba al campo sólo a cortar el pasto. A Nudel, dijo, lo conoció en un asado y si bien se lo presentaron como integrante de la barra de Colón no pensó que eso le podía traer “un problema”.
“Se reunieron suficientes indicios para sostener que existiría una estructura organizada y jerárquica destinada al tráfico de material estupefaciente”, evaluó el juez, para quien la organización era encabezada por Nudel y estaba activa al menos desde abril de 2023. El magistrado apuntó que Nudel, quien ya cuenta con una condena por la tenencia de un kilo de marihuana, aparece en investigaciones federales vinculado al narco Vicente Pignata, prófugo desde 2023, entre otros. Entendió que a pesar del permiso estatal para el estudio científico de las plantas, “la ultraintención era el tráfico de sustancias ilícitas”.
Al dato del importante financiamiento económico que requería el vivero, según el juez, se suma el testimonio de un ingeniero agrónomo y asesor del Inase que al verificar la plantación la encontró “descuidada, muy despareja, con deficiencias sanitarias, sucia y sin control de malezas”. No se hallaron de ejemplares machos (la sustancia que se considera estupefaciente se obtiene de las plantas hembras) y esto según el juez “sugiere otros fines distintos de lo científico”. Sumó a esto la declaración de vecinos que veían llegar “las camionetas sobre todo de noche con personas armadas”.
Otros dos procesados son los jardineros Mauricio José Zambón como quien administraba la plantación y el invernadero a órdenes de Nudel, y Adrián César Poncio Nerbutti, como quien tenía a su cargo las tareas inherentes a la siembra, cuidado y cosecha de las plantas. A este último le atribuyen este mensaje enviado el día del allanamiento: “Borrá todo que cayeron los federicos al campo. Salí corriendo y estoy en la ruta”. En tanto que Napoleón Sebastián Cardo, Tomás Francisco Benítez y Gastón Celestino Persoglia “desarrollaban tareas inherentes al mantenimiento de las plantas y la vigilancia del predio rural”.