Una mujer de 33 años y una chica de 19 fueron asesinadas en el interior de una vivienda precaria del barrio Nuevo Alberdi, zona norte de Rosario. Según indicaron los investigadores, les dispararon un balazo en la cabeza a cada una y a metros de donde dormían cuatro niños. El autor del hecho estaría identificado, al menos por su apodo, y el doble crimen se enmarcaría en una deuda por venta de drogas que tenía la mayor de las víctimas, quien trabajaba bajo las órdenes de una ex pareja preso en la cárcel de Coronda que a su vez respondería a Julio "Peruano" Rodríguez Granthon.
El peor de los presentimientos fue el último en el que pensaron los vecinos de Luzarriaga al 2400, barrio Nuevo Alberdi, al amanecer de este viernes. Los dos estruendos que escucharon cerca de las 6.30 fueron disparos y no piedrazos en los techos de chapa como habían imaginado. Cuando a esos ruidos le continuaron una serie de gritos, la expresión del horror de unos niños desesperados, cayeron en la cuenta de lo que había pasado. Al cabo de unos minutos lo confirmaron: Carla y Magalí, dos vecinas del barrio, habían sido asesinadas a balazos.
Luego de que los vecinos dieran aviso al 911, un móvil del Comando Radioeléctrico llegó al lugar y los agentes confirmaron que se trataba de Carla Cabaña, de 33 años, y Magalí Páez, de 19. Yacían en el suelo, ya sin vida, con un disparo en la cabeza cada una. Los cuatro hijos de la mayor de las víctimas, que tienen entre 2 y 12 años, estaban en la vivienda, durmiendo en una habitación contigua de esa casa pequeña y precaria de dos ambientes.
Con el paso de las horas durante la mañana del viernes, los vecinos de ese sector de Nuevo Alberdi se reunieron en los extremos de la escena del crimen, delimitada por la policía con sus cintas tendidas en cada esquina de la cuadra de Luzarriaga al 2400. Más allá de los comentarios sobre el doble femicidio, sobrevolaba el recuerdo de otros hechos recientes. Uno, el más próximo, es el homicidio de Maximiliano Lucero, de 32 años, asesinado el 7 de septiembre por una mujer policía en el marco de una discusión en Matheu al 3400. El otro es el de Juan Manuel Zenier, de 23 años, acribillado con 32 balazos en su casa ubicada en un pasillo entre las calles Fontana y Bornemann. "Así se está viviendo acá, parece que ahora se la agarraron con Nuevo Alberdi así como pasa en Empalme Graneros", dijo a La Capital un pibe que también estaba al tanto del asesinato de Ludmila Orellana la noche del jueves.
En esos grupos de vecinos surgieron distintas versiones. Que Magalí Páez, quien colaboraba en un comedor comunitario del barrio, se había ido a vivir hace cuatro días a lo de Carla, de quien era amiga. Antes vivía con su novio y sus suegros a pocas cuadras del lugar del hecho, pero debido a un contexto de violencia de género había decidido marcharse. Sobre Carla dijeron que atravesaba serios problemas de consumo de drogas, algo que los investigadores confirmaron al constatar en la vivienda gran cantidad de pipas que se usan para fumar cocaína cortada con bicarbonato u otras sustancias. A su vez, dijeron que Gastón, padre de dos de los hijos de Carla, está preso e involucrado a una banda del barrio que se disputa el narcomenudeo con otra de la misma zona. Este último entramado sería el que devino en el doble crimen, sin embargo los investigadores barajan que fue un ajuste dentro de una misma organización a partir de una posible deuda de dinero.
El fiscal de Homicidios en turno, Patricio Saldutti, explicó que Carla y Magalí fueron asesinadas con un disparo en la cabeza cada una, que el autor del hecho utilizó un arma calibre 9 milímetros y que, según las primeras pericias, les disparó a corta distancia. Junto a las víctimas estaban los cuatro hijos de la mayor: tres nenas y un varón de entre 2 y 12 años que no vivían con la madre, pero habían ido a visitarla esa misma noche. Este viernes, en medio del operativo, los chicos estuvieron en el lugar un largo rato. Se mantuvieron callados, sentados cerca de los distintos familiares que se acercaron a medida que se fueron enterando de lo sucedido. Saldutti indicó que un equipo interdisciplinario de profesionales del Ministerio Público de la Acusación se ocuparía de acompañar a las criaturas y eventualmente entrevistarlas para conocer si fueron testigos visuales del hecho, algo que por la complejidad de la situación no podían hacer en el lugar.
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El fiscal tomó testimonios de familiares y vecinos que pudieron aportar algo de información con relación a los posibles móviles del doble crimen. En ese marco en un principio consideró dos hipótesis. Una fue la reciente pelea entre Magalí y su novio, la cual había decantado en que la chica decidiera marcharse de la casa en la que vivía con el joven y sus padres, para irse a pasar unos días a lo de Carla. Por esa circunstancia, Saldutti indicó que el joven estaba siendo buscado para que pudiera declarar en el marco de la investigación. La otra línea, que con el paso de las horas se afirmó como la principal, es la que ubica a la mayor de las víctimas en una trama vinculada a la venta de drogas, algo que se acopló al relato de los vecinos. En ese sentido, Saldutti confirmó que una ex pareja de la mujer, Gastón C. y preso en la cárcel de Coronda, sería parte de una banda ligada a Hernán Ramón "Lichi" Romero, condenado por liderar una banda de narcomenudeo con base en Nuevo Alberdi, La Cerámica y Parque Casas. Y que a su vez venderían para Julio "Peruano" Rodríguez Granthon, preso en la cárcel de Ezeiza.
Lichi Romero, que tiene 31 años, también está acusado de instigar desde la prisión el secuestro y tentativa de homicidio de José Orlando C., de 37 años, hecho que se consumó en abril de 2021. En esa ocasión a la víctima lo raptaron en la calle, lo subieron a un auto y lo balearon en un descampado del kilómetro 4 de la ruta 34 que conduce a Ybarlucea, donde una vecina lo halló herido con algunos balazos en abdomen y piernas. Según fuentes judiciales, José Orlando C. pertenecería a una banda rival, a su vez con lazos con Los Monos.
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Con ese marco, los vecinos, conocedores de los movimientos de las bandas dedicadas al narcomenudeo en la zona solo por el hecho de que se desenvuelven a la vista de todos, aseguraron que este doble femicidio corresponde a esa trama. "No anda ningún soldado, cada vez que pasa algo se los ve dando vuelta, llevan y traen información. Ahora no anda ninguno, es porque fueron ellos o porque fue contra ellos y están guardados", aseguró un muchacho.
Femicidios
El fiscal Saldutti explicó que la investigación comenzó a llevarse a cabo bajo la figura de femicidio por tratarse de "un hecho violento dirigido contra dos mujeres desamparadas en contexto de vulnerabilidad". En ese marco, los cadáveres fueron trasladados al Instituto Médico Legal, donde serán sometidos a una autopsia específica enmarcada en esa carátula.
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No es la primera vez en lo que va del año que el MPA aborda como femicidios las investigaciones de crímenes con víctimas mujeres en contextos de narcomenudeo. En lo que va de 2022 del total de 208 homicidios registrados en el departamento Rosario, 47 tuvieron a víctimas de sexo femenino.
De ese total, tres eran niñas, baleadas en ataques a las personas que estaban con ellas. Del resto de los casos, una gran mayoría ocurrieron en circunstancias similares. Según el registro de este diario, en al menos 30 casos las mujeres fueron asesinadas en lugares sindicados como puntos de venta de drogas o en contextos de disputas vinculadas al narcotráfico. En varias ocasiones las víctimas tenían relación sentimental o familiar con hombres privados de la libertad.