Diego Lucas "Panadero" Ochoa se presentó el viernes a la mañana en el juzgado de Instrucción 9 para ampliar su declaración indagatoria. El ex jefe de la barra brava de Newell's, condenado a 11 años como instigador del crimen de su antecesor Roberto "Pimpi" Caminos, declaró durante tres horas. Ante un sumariante y el fiscal Luis Schiappa Pietra expuso una nueva interpretación de los delitos por los que se lo acusa: además está a la espera de juicio por el homicidio en 2013 del hincha Maximiliano "Quemadito" Rodríguez. Valiéndose de escuchas telefónicas y testimonios de esta y otras causas, como la del triple crimen de villa Moreno, dijo que fue víctima de una confabulación para desviar la atención judicial del clan de Los Monos y camuflar el trasfondo narco del segundo caso.
Ochoa responsabilizó por ese complot a Sergio "Quemado" Rodríguez, el padre de Quemadito, condenado a 32 años de prisión por el triple crimen del 1º de enero de 2012 en una canchita de fútbol de villa Moreno. Dijo que Rodríguez y su abogado direccionaron la investigación hacia él para beneficiar a los verdaderos responsables de la muerte de su hijo. Y que, con la misma finalidad, Quemado lo ligó a la muerte de Pimpi al declarar en su contra en el juicio. Si bien jamás utilizó la palabra "Monos" ni acusó directamente a la familia Cantero, Ochoa apuntó con su dedo a la familia originaria del barrio La Granada como parte de esa trama.
El Panadero se refirió a escuchas judicializadas sobre un teléfono del Quemado Rodríguez. Allí, dijo, se puede constatar que de manera directa o a partir de intermediarios mantuvo contacto con distintos integrantes del clan de la zona sur. Nombró a Ariel Cantero (padre), a Ariel Máximo "Guille" Cantero y hasta al asesinado Claudio "Pájaro" Cantero.
Planteó que el crimen de Quemadito, el 5 de febrero de 2013, fue por la venta de drogas y no por una disputa por el control de la barra de Newell's que por aquellos días estaba en sus manos. Y advirtió que el Quemado culpaba a Los Monos de esa muerte pero, en connivencia con su abogado, dirigió la investigación hacia él para no confrontar con los Cantero.
Además Ochoa entregó un pendrive con las escuchas al celular de Quemado Rodríguez (que ya estaban en la causa) y una serie de fotocopias con las transcripciones de puño y letra que hizo el ex barra en prisión. Esta ampliación de indagatoria no sólo es un material que se añade al expediente por la muerte de Quemadito, a la espera de juicio. También está dirigida a los camaristas que por estos días revisan la condena impuesta a Ochoa por la muerte de Pimpi.
El cuaderno
Tres semanas atrás, el 28 de marzo, el Panadero declaró durante 25 minutos en una maratónica audiencia ante el tribunal que examina su condena por la muerte de Caminos. Aquel miércoles el condenado entregó un cuadernillo con las transcripciones de las escuchas a los camaristas Carolina Hernández, Bibiana Teresa Alonso y Alfredo Ivaldi Artacho. Pero Hernández se lo devolvió entendiendo que no correspondía incorporación alguna ya que los camaristas estudian el caso con la prueba acopiada hasta el momento. Es decir, la que el 24 de febrero de 2017 fundó la sentencia de los jueces Edgardo Fertitta, Marisol Usandizaga y Julio Kesuani tras un juicio oral (ver aparte).
Lo que no pudo decir entonces Ochoa lo dijo en su ampliación de indagatoria, registrada en un acta de doce carillas. Ese acto intenta ser capitalizado por el ex barra como un segundo descargo tras la audiencia de apelación. "Vengo a aportar pruebas de mi inocencia y aclarar que todo esto se trata de una acusación injusta", dijo Ochoa antes de entregar el pendrive con escuchas judiciales obtenidas del teléfono del Quemado entre febrero y marzo de 2013. Ochoa dejó constancia de las "trabas" que encontró para que le permitieran tener una notebook en la cárcel y acceder a esas escuchas que estaban en el juzgado de Sentencia 3. "Por eso accedí a las mismas cuando la Cámara está analizando mi condena", explicó el viernes.
El ex jefe de la barra leprosa pidió que el tribunal que analiza su condena tuviera en cuenta una denuncia presentada por él en 2010 en el juzgado de Instrucción 6 ante la jueza Raquel Cosgaya. En la misma el Panadero daba cuenta de amenazas: "Te bajas o te vamos a dejar preso", denunció que le dijeron.
También mencionó una entrevista publicada en La Capital el 25 de noviembre de 2010 cuyo título fue: "Los Cantero y los Vázquez quieren sacarme por motivos económicos". En la nota Ochoa afirmó: "Los Cantero y los Vázquez (sindicados narcos de Tablada) quieren sacarme de la cancha por un incentivo económico. Hay grupos que quieren hacer negocios metiendo la droga en la hinchada".
Los diálogos
La línea argumentativa del Panadero tuvo dos momentos. Primero se dedicó al desgloce de una docena de escuchas registradas durante las tres semanas que siguieron al asesinato de Quemadito, en las que Rodríguez dialoga fundamentalmente con Rosa, su pareja, y con su abogado Carlos Varela. Para explicar su hipótesis también analizó otros dos contactos con un hombre no identificado y el apodado "Gato", que el ex conductor de la barra leprosa describió como cercano a la familia Cantero. "En las escuchas nos vamos a encontrar con tres sobrenombres: «Patrón», «Puntero» y «Jefe»", enumeró Ochoa.
En su análisis, el supuesto complot en su contra comenzó a gestarse en un diálogo entre Rodríguez y su abogado el 14 de febrero de 2014. Según la interpretación del Panadero, el Quemado en ese momento contaba con información de que el crimen de su hijo había tenido origen en la venta de drogas y en la intención del muchacho de correrse del ala de la banda liderada por la familia Cantero. La idea de Quemadito era formar "otra banda más grande y poderosa", según la transcripción de un mensaje interceptado cuando estaba detenido en la cárcel de Piñero en 2012. Ese mensaje consta, según Ochoa, en el Anexo 5 de la causa del triple crimen.
Para Ochoa, de acuerdo con la escuchas que expuso, al momento del crimen de Maximiliano Rodríguez su padre tenía como hipótesis que a Quemadito lo habían asesinado en un contexto de venta de drogas; que la orden había partido de la familia Cantero y que Sofía, su novia, lo había entregado para que lo ajustaran en la esquina de Corrientes y Pellegrini la tarde del 5 de febrero de 2013. Sin embargo —advirtió— cuando Quemado declaró acusó a Ochoa y colocó el contexto del crimen en una lucha por el control del paravalanchas leproso.
El Panadero indicó que el 14 de febrero de 2013 el Quemado le comentó a su abogado que tenía el rumor de que Ochoa le había puesto precio a la cabeza de su hijo por 200 mil pesos. "Te explico, está Trasante (actual concejal de Rosario y padre de Jeremías, víctima del triple crimen) haciendo política y el Panadero pone plata para las marchas", refirió Ochoa que el Quemado le explicó a su abogado. A lo que éste le respondió: "Mañana se lo tiro al juez sobre la mesa". Con esa escucha como pilar, el Panadero expuso un entramado de relaciones en las que, según su visión, la causa fue dejando "el camino de la realidad" para centrase en su figura.
El barra hizo foco en dos abogados del foro local. Uno de ellos es Varela: "Tiene una obsesión en perjudicarme. Hasta su señora patrocina a la madre de mis hijos en un juzgado de Familia. Incluso el doctor Varela intentó recusar a la jueza. Su intención siempre fue que no pudiera ver más a mis hijos", dijo. El otro, uno de los abogados que encabezó la defensa de banda de Los Monos en el juicio que finalizó la semana pasada. Fue quien en su momento representó a Sofía, la entonces novia de Quemadito. Ese dato fue tomado por Ochoa para marcar la cercanía entre las partes.
Tras dejar atrás el segmento de las escuchas, Ochoa cruzó esa información con testimonios de la causa. "Se incorporaron muchas mentiras utilizando el «Maxi me dijo» o «Maxi me contó»", dijo. Desgranó varios ejemplos y los contrapuso con pruebas del caso. Referenció que en la foja 766 del cuerpo 4 de la causa 25/13, Erica —hermana de Quemadito— declaró: "Maxi me contó que Panadero había ofrecido plata para matarlo. Maxi había hecho correr la bola que lo querían matar y el Panadero lo llamó para una tregua. Maxi le pidió 2 o 3 mil pesos por mes. Lo sé porque Maxi me lo dijo".
Ochoa contrastó ese testimonio con una pericia a sus teléfonos que no registró comunicaciones entre él y Quemadito en los días apuntados por Erica. En el mismo sentido desvalorizó otra declaración de la chica, quien declaró que su hermano estaba planeando tomar la barra junto a dos hinchas. Remarcó que, al declarar, estos dos barras no ratificaron los dichos de Erica.
La figura de instigador, en dos casos de homicidio
Diego Ochoa tiene de 42 años y cuatro hijos. Debutó como jefe de la barra brava leprosa el 7 de febrero de 2009 en un partido frente a Gimnasia y Esgrima La Plata y manejó los hilos hasta su detención el 20 de agosto de 2013, cuando fue imputado como instigador del crimen de su antecesor, Roberto "Pimpi" Caminos, ocurrido el 19 de marzo de 2010. Por eso enfrentó un juicio oral y el 24 de febrero de 2017 fue condenado a 11 años. A esa pena le acumularon una sanción de 2 años y 4 meses por portación de arma de guerra. En total deberá purgar 13 años y 4 meses.
Al mes Ochoa fue procesado por la entonces jueza Alejandra Rodenas como instigador de dos ataques al hincha Maximiliano "Quemadito" Rodríguez. El primero del 27 de enero de 2013, cuando le dispararon diez veces en Comodoro Rivadavia 3450 y lo dejaron atado a muletas. El segundo, el 5 de febrero de 2013 cuando en Corrientes y Pellegrini lo ejecutaron de un disparo en la cabeza.
Tras un juicio escrito David "Porteño" Rodríguez fue condenado a 16 años y medio como autor del disparo; Sergio "Chuno" Acosta a 14 años y medio por conducir la moto en la que huyeron; Marcelo Jesús Romano a 13 años por entregar a la víctima y Walter Alberto "Walo" Acosta a 6 años y medio por distraer a Maxi. Ochoa está a la espera de juicio en esa causa.