El crimen ocurrido la tarde del martes en el barrio Bella Vista dejó dos marcas muy claras. Por un lado, un charco enorme de sangre sobre la puerta de un galpón, señal del punto donde cayó herido de muerte uno de los cuatro hombres baleados. Por otro, y como consecuencia de ese ataque que alertó a los vecinos, la voz baja de quienes aún con temor describen un contexto oscuro en el lugar donde fue la balacera. La policía secuestró allí un dispositivo utilizado para escanear iris, mientras que en el barrio aseguran que desde ahí suelen partir grupos de personas a Buenos Aires. Por el momento hay dos demorados, aprehendidos con un arma y una moto robada, y se investiga si tuvieron participación en el hecho.
Alrededor de las 17.30 del martes, la empleada de una lavandería ubicada en Cafferata y Rueda alertó a un compañero de trabajo. Había visto pasar varias veces a una moto con dos ocupantes: notó que eran caras desconocidas en el barrio y por temor pidió que bajaran los portones. Minutos después, una ráfaga de balazos terminó por desbordar la tranquilidad de lo que hasta entonces era una tarde igual a las demás.
Afuera, sobre un galpón de Cafferata al 2900, un grupo de personas había sido blanco de un ataque a tiros. Fue desde una moto que huyó a toda velocidad, dejando a cuatro heridos. Uno de ellos, identificado como Julio César Reybet y de 37 años, llegó muerto al Hospital Clemente Álvarez, adonde lo habían llevado de urgencia en un auto particular. Kevin N., de 24 años, y Gustavo M., de 53 años, ambos con domicilio en Buenos Aires, fueron trasladados al mismo centro de salud con heridas en la espalda y en el brazo respectivamente. Mientras que Julián A., de 25 años, fue herido en el pie y lo atendieron en el Hospital Centenario.
Desde una moto
La investigación judicial quedó a cargo de la fiscal de Homicidios María de los Ángeles Granato, que puso a trabajar a su gabinete en el lugar del hecho, un galpón que en su fachada anuncia "estética vehicular". Allí los peritos levantaron 9 vainas calibre 9 milímetros y constataron disparos en el frente del galpón y en una camioneta Volkswagen Amarok que era de la víctima fatal.
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Foto: Marcelo Bustamante
Sobre el hombre asesinado se desconoce si tenía algún conflicto personal y si era el blanco específico del ataque. En el Heca diagnosticaron un balazo que le atravesó la cara. En tanto, uno de los heridos con domicilio en Buenos Aires tenía un pedido de captura desde julio de 2023. Se trata de kevin N., oriundo de Ciudad Evita, sobre quien pesaba la búsqueda judicial por robo agravado por ser cometido en grupo.
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Acerca de la mecánica del ataque se conoció muy poco mientras los investigadores esperan avances de los peritajes y el relevamiento de cámaras de vigilancia públicas y privadas. Por fuera de ese proceso, que eventualmente arrojará luz sobre el caso, los vecinos de la cuadra describieron a La Capital un ataque atroz con disparos que pudieron haber alcanzado a cualquier otra persona. Contaron, a modo de anécdota, que un vecino tenía su auto estacionado a unos cincuenta metros de distancia, sobre Cafferata al 2800, y que un balazo le perforó el parabrisas.
Escaneo de iris y rumores
Este miércoles, como suele ser una costumbre después de hechos violentos que generan mayor conmoción en el lugar donde ocurren, se vio poco movimiento en la cuadra de Cafferata al 2900. La mayoría de personas consultadas dijeron no haber estado en la zona cuando fue el ataque y que preferían no ahondar en los pormenores alrededor del galpón devenido en escena del crimen.
Con pedido de reserva, porque el miedo cala hondo cuando la muerte violenta se palpa de cerca, otros vecinos se animaron a ir un poco más lejos. "No sé que problema pudo tener el muchacho, pero no fue al voleo. Fue directo a ese lugar o al grupo que estaba afuera", contó un comerciante. Otro hombre aportó un dato que pudo darle al homicidio un contexto: "En ese lugar escanean los ojos. Se ve todo el tiempo que bajan a gente de un colectivo, que la meten adentro del galpón y que después se la llevan en otro vehículo".
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El hombre hizo referencia a la técnica de escaneo del iris, que consiste en someter al ojo humano a una luz infrarroja que puede capturar algunos patrones únicos que sirven para identificar a las personas. Algo similar a las huellas digitales pero sin ningún tipo de normativa que regule esa actividad, de la cual se sabe que hay empresas que reclutan personas para realizarles esa práctica a cambio de dinero.
De hecho, en la inspección que los peritos criminalísticos hicieron dentro del galpón encontraron un dispositivo de los que se utilizan para escanear iris. En ese sentido los investigadores buscarán determinar si ese contexto tiene relación con el homicidio. Además de ese aparato secuestraron también los celulares de las víctimas del ataque y una computadora.
Familiares de la víctima fatal indicaron a La Capital que el hombre administraba una empresa de traslados a eventos, muchos de ellos a Buenos Aires. Algo que coincide con la descripción de los vecinos que aseguraron ver habitualmente grupos de personas que llegaban al galpón en un transporte y luego partían juntos en otro.
Sospechosos del crimen
Minutos después del ataque, el Comando Radioeléctrico realizó un operativo cerrojo en la zona y alcanzaron a demorar a dos sospechosos en el pasaje Amazonas al 3100, a 700 metros de donde había ocurrido el homicidio. Fueron identificados como Juan Simón B. B., de 44 años, y Analía Noemí R., de la misma edad.
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Al momento de ser interceptados por la policía, el hombre y la mujer intentaban ingresar a una casa una moto Honda Twister. Los agentes averiguaron que el rodado tenía pedido de secuestro activo por un robo ocurrido el 23 de septiembre. Además, secuestraron una pistola calibre 9 milímetros con numeración limada. Por fuera del delito en sí mismo que implica tener esos elementos, ambos continuarán demorados mientras se investiga si tuvieron relación con el homicidio.