El 6 de junio de 2011, cerca de la medianoche, un agente de guardia vio salir por el portón de la Alcaidía de Jefatura al comisario Fabio Antonio Vega, que era el superior del servicio, junto a un preso al que identificó de un golpe de vista. Era Carlos Manuel Fiordelino, un hombre con notable historial en delitos violentos que tres meses antes había sido apresado en Funes con 55 kilos de marihuana tras tirotearse con policías. Vega fue el único de varios policías juzgados que hace cinco meses fue condenado por favorecer la huida.
Ahora la Cámara Penal revisó la sentencia y la convalidó pero con una rebaja: por abrirle le puerta a Fiordelino el comisario, que no tenía antecedentes penales, deberá cumplir dos años y medio de prisión en suspenso. Además rebajaron a seis años la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos que había recibido.
La novedad de que Fiordelino se había ido caminando del penal policial de Francia al 5200 desató un escándalo hace seis años. Fue tan mansa la salida del preso y el comisario que parecía imposible esgrimir un motivo violento. Pero 15 minutos después de salir Vega llamó a Eduardo Avaro, el jefe de la Alcaidía, para decirle lo ocurrido. Este último adujo en el juicio que Vega lo contó haber recibido un pedido de reunión de parte de Fiordelino. Y que cuando ambos estuvieron juntos el detenido le comunicó que tenía gente adentro de su casa, que le dio los nombres de su esposa y de sus hijas y que le aseguró que algo malo les pasaría a ellas a menos que lo dejara irse.
Ante eso Vega acompañó a Fiordelino a la puerta y lo vio irse, según dijo en el juicio, en un VW Gol bordó en el que lo esperaban dos personas. Cuando lo dejaron solo adujo que Fiordelino tenía una chuza plana en la mano derecha con una punta de flecha con la que lo azuzaba.
"Me hincaba sobre mi parte izquierda con la chuza y tenía un teléfono en su mano izquierda junto al papel donde estaban los datos de mi mujer y de mis hijas. Me dijo «tengo chupada a tu familia y estoy jugado». Entré en pánico y no hice nada. No había nadie, estaba yo solo. A esa hora están todos los penales cerrados tanto para los presos como para los propios empleados. O sea que aunque yo gritara no me iba a escuchar nadie", dijo el comisario.
Fue así que Vega llegó a la puerta con el preso. Hizo sonar el timbre ubicado en el acceso interior, le ordenó al agente Nelson A. abrir los portones, traspuso el primer y segundo pórtico de seguridad, y de allí llegó a la salida hasta que Fiordelino se marchó. Luego Vega diría que el agente Nelson A. debió haberse dado cuenta de que él estaba bajo intimidación. Y que debió exigirle una documentación para permitirle salir con un interno a la calle dado que el protocolo de seguridad se estaba contrariando.
Lejos estuvo esta versión de ser la que sostuvo la fiscalía. Lo acusaron a Vega de haber favorecido la fuga del preso por dinero. Para ello, indicó la fiscal, el comisario lo sacó de su celda y lo acompañó hacia el exterior, tras solicitar a otro empleado la apertura de los portones de seguridad del lugar. Y según la acusación fue por plata: le imputaron al comisario que los 4.600 pesos que esa noche hallaron en su auto habían sido aportados por Fiordelino para conseguir su fin.
Vega en su descargo dijo que ese dinero era de sus ahorros, que lo podía demostrar con un ticket de extracción de una caja de ahorros propia. También afirmó que fue él mismo quien de inmediato dio aviso a sus superiores de lo ocurrido y que envió al Comando Radioeléctrico de Villa Gobernador Gálvez, donde tiene su casa, a registrar su domicilio, en el pánico de que su familia estuviera retenida. Dijo que obró por fuerza mayor y sin ningún afán ilícito. También le pidió disculpas a dos de sus empleados, juzgados como él y absueltos, por haberlos complicado con su orden para que le permitieran sacar a Fiordelino.
El defensor del comisario pidió su absolución por haber actuado bajo interés de defender a otras personas.
Para la jueza María Isabel Más Varela todo esto fue una fábula. Alegó que el acusado tenía plena capacidad del manejo de sus subalternos y que con ello se aseguró la mínima presencia de testigos y custodios, con el fin de disponer el escenario de la fuga. La requisa que encontró en el auto de Vega 4.600 pesos en una bolsa de nailon es incriminante. La idea de que estaban a punto de atacar a su familia —"que dormía tranquilamente en su domicilio"— surge como una invención del acusado.
Sin certeza
Los camaristas Carlos Carbone, Gustavo Salvador y Carolina Hernández confirmaron la pena a Vega por facilitar la fuga de Fiordelino pero valoraron que no había certeza para probar que esos 4.600 pesos eran un pago facilitado por el narco.
Fiordelino, hijo de un ex comisario de Los Quirquinchos, estuvo libre desde aquella madrugada de 2011 hasta el año pasado cuando lo apresaron en el conurbano bonaerense mientras circulaba en un auto de alta gama y con casi un kilo de cocaína, 296 mil pesos, armas largas y una pistola con silenciador.