• Uno. Diego Germán Romero estuvo citado como testigo por la fiscalía en el juicio a Los Monos en diciembre pasado. No se presentó. El tribunal ordenó su comparecencia con la policía. Es sabido que ser testigo es una carga pública obligatoria. Lo llevaron al Centro de Justicia Penal en los primeros días de febrero. Uno de los empleados que lo tuvo enfrente lo recuerda perfecto. Tez clara, cara cuadradita, delgado, un metro setenta y cinco más o menos. Pero lo que más recuerda es que le dijo en la cara que tenía miedo. Retiene exactamente las palabras y una expresión más elocuente que las palabras. "Me estoy cuestionando todo en este momento", dice el empleado. "Recuerdo su mirada. Y el cagazo que tenía. Una persona que me dice "por venir a declarar me van a matar». Y la matan".