Un hombre detenido e imputado en abril de 2016 por asesinar a puñaladas a un vecino con el que mantenía un vieja disputa en barrio Saladillo fue condenado en un juicio abreviado a tres años de prisión por homicidio con exceso en la legitima defensa. Como el acusado cumplió en prisión preventiva parte de impuesta ahora, en breve podría salir en libertad bajo normas de conducta.
Alrededor de las 22.30 del sábado 2 de abril de 2016 vecinos del serpenteante pasaje Dinamarca al 500, en el populoso barrio Saladillo, encontraron tendido frente a un taller mecánico a Juan Manuel Navarro con dos cuchilladas que le habían atravesado el pecho. Cuando arribaron los médicos del Sies, el hombre de 40 años ya había fallecido.
En la escena del crimen la policía encontró la cuchilla utilizada para matarlo. De inmediato se trabajó con los datos aportados por testigos y así la Fiscalía de Homicidios trabajó sobre los pasos del agresor, identificado como Fabio D. C., actualmente de 38 años.
Si bien el sospechoso no vivía en el barrio cada tanto acercaba autos averiados para arreglar en el taller y a veces cuidaba una casa de pasillo de la cuadra. El hombre fue detenido al otro día del hecho e imputado por el fiscal Florentino Malaponte.
Un duelo
Según la pesquisa, el motivo que desencadenó la agresión y que se barajó desde un primero momento fue que la víctima y el homicida mantenían viejas rencillas que dirimieron en un duelo cuerpo a cuerpo. Fabio C. quedó bajo proceso y a la espera de un juicio oral y público, mientras la investigación siguió su curso.
Sin embargo, ese escenario desfavorable que complicaba al acusado se modificó con el correr de la investigación y la incorporación de evidencias. Entonces resultó convincente la versión que esgrimió el imputado cuando dijo que el día de la pelea se defendió de un ataque de Navarro.
Explicó que la víctima se presentó en el lugar del hecho bajo la influencia de estupefacientes y enseguida comenzó a atacarlo. Y explicó que, en ese contexto, tuvo que recurrir a un arma blanca para defenderse aunque no había tenido intención de matar.
Al menos seis testigos corroboraron esa mecánica del hecho y sindicaron a la víctima como quien inició la pelea. "Estaba empastillado y borracho, se tenía de las puertas. Salió con dos cuchillos afuera y primero atacó al mecánico de adelante con un fierro y después a C., con quien terminaron abrazados en la lucha", indicó uno de ellos.
Evidencias
Navarro cayó desplomado y cuando llegó la policía el arma homicida estaba junto a su cuerpo, mientras que el tenía en la cintura otro que habría utilizado para atacar al acusado, a quien los médicos policiales le constataron luego que tenía heridas defensivas de la gresca. Otro elemento que corrobora esa hipótesis del caso es que luego de la autopsia se determinó que Navarro tenía restos de cocaína y alcohol en sangre y orina.
En esas evidencias se apoyó el alivio procesal y la calificación de los hechos sobre la conducta de C., que pasó de estar acusado de homicidio simple (con pena de hasta 25 años de prisión) a homicidio con "exceso en la legitima defensa". Luego de informarle de ese nuevo escenario a los familiares de la víctima, que no se opusieron a la recalificación, el fiscal acordó con el defensor Gonzalo Armas el procedimiento abreviado que fue presentado ante el juez Hernán Postma.
El imputado aceptó el acuerdo que fue firmado por la fiscal Georgina Pairola y el defensor Juan Ignacio Bazet. Las partes pidieron que se apliquen tres años de prisión efectiva y al mismo tiempo la defensa solicitó la inmediata libertad del acusado.
Finalmente el juez homologó el trámite y dictó la sentencia. Además dispuso su libertad previo comunicado y evaluación del Tribunal de Ejecución Penal sobre la procedencia del beneficio previsto por el artículo 13 del Código Penal, por haber cumplido en prisión preventiva un año de pena impuesta.
Además Postma le impuso al acusado reglas de conducta como fijar residencia en un domicilio que no podrá modificar sin previa autorización, abstenerse de consumir drogas, no abusar de bebidas alcohólicas y someterse al cuidado de la Dirección Provincial de Control y Asistencia Pospenitenciaria.