Por una gorra. Ese parece ser el motivo de un ataque a balazos ocurrido en julio pasado contra un chico de 16 años y su padre. Por el hecho fue imputado este miércoles un joven de 22 años que había sido reconocido por las víctimas y testigos. En tanto hay otro partícipe del hecho que por el momento no fue identificado.
Miqueas R., de 16 años, y su padre Manuel fueron víctimas de un ataque a balazos en julio pasado por el cual pudieron haber sido asesinados. Por fortuna sobrevivieron y así pasaron a integrar la lista de los 859 heridos de balas registrados durante 2021 en el departamento Rosario, cifra que surge del informe del Observatorio de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad de la provincia.
Este miércoles fue imputado uno de los dos agresores luego de una investigación llevada a cabo por la fiscal Gisela Paolicelli, en la cual se ventila que el motivo del ataque habría sido la resistencia de las víctimas a que les roben una gorra. El hecho ocurrió en Centeno al 3600, zona sudoeste, donde los vecinos conocían a los agresores, lo que da cuenta que el problema comprende a integrantes de una misma comunidad vecinal.
Las explicaciones oficiales sobre lo que ocurre con la violencia callejera suele apuntar, principalmente, a conflictos vinculados a la distribución y venta de drogas al menudeo. Sin embargo, cuando se ventilan casos como este, aparecen demostraciones de que la complejidad va más allá de motivos tan específicos. El acceso a armas de fuego y su uso como medio para hacer estallar problemas interpersonales aparece entonces como otra problemática que también conlleva sus graves consecuencias.
Cerca de las 20.30 del 24 de julio de 2021 Miqueas estaba en la puerta de su casa de Centeno al 3600 acompañado de un amigo. En esos momentos dos jóvenes que iban en moto bajaron la velocidad cuando pasaron cerca de Miqueas, que estaba a pocos centímetros de la calle. El chico, de 16 años, notó que el acompañante del rodado intentó quitarle a gorra que llevaba puesta.
Lo que pudo ser un arrebato al voleo continuó con una discusión a los gritos que alertó al padre del adolescente. El hombre, que estaba cocinando, salió a la calle para interceder en la discusión pero sin embargo todo se complicó. El acompañante de la moto desenfundó un arma y en un instante apuntó y gatilló contra el padre de Miqueas, que recibió un balazo en el estómago y otro en una pierna.
>>Leer más: Rosario cierra 2021 con un 470% más de crímenes que la ciudad de Córdoba
Como pudo, el hombre retrocedió en dirección a la esquina en busca de ayuda. Mientras tanto su hijo atinó a correr a los agresores cuando éstos se aprontaban a darse a la fuga. Pero los balazos continuaron, esta vez en dirección a Miqueas, que fue herido en el pecho, un brazo y una pierna.
El hecho pudo esclarecerse, al menos en parte, porque los agresores son conocidos tanto por las víctimas como por los vecinos que presenciaron el ataque. Así los investigadores fueron en busca de un chico apodado Sapo y otro llamado Nahuel, de los cuales se supo que viven a pocas cuadras de donde todo ocurrió. Incluso luego del ataque los problemas continuaron entre familiares de las víctimas y los agresores. Al ser vecinos se cruzaron en distintas oportunidades en las que hubo reproches hacia los familiares de los heridos por haber realizado la denuncia.
Al momento solo fue identificado uno de los agresores. El apodado Sapo, llamado Daniel Esteban S., de 22 años, para la fiscal Gisela Paolicelli es quien conducía la moto. En la acusación se le atribuyó haber integrado un mismo plan en comunicad de acción con su cómplice "con claras intenciones de dar muerte". En una audiencia realizada este miércoles el joven fue imputado por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa. La jueza de Primera Instancia Silvia Castelli ordenó para el joven la prisión preventiva efectiva.