No llamó para nada la atención que sea la escudería Toro Rosso la que pateara el tablero, anunciando la contratación de un piloto de apenas 16 años y con una temporada incompleta en autos de Fórmula. Es que la escuadra móvil del magnate austríaco de la bebida energizante, Dietrich Mateschitz, hace rato que tiene como objetivo potenciar a los talentos para luego ascenderlos al equipo mayor, Red Bull. Mal no le fue, si se tiene en cuenta los cuatro campeonatos de Sebastian Vettel, o el ascendente camino de Daniel Ricciardo. Aunque a veces no tanto, como con el catalán Jaime Alguersuari, el antecedente inmediato a este del holandés Max Verstappen, que debutará el año próximo cuando ya tenga 17 y será récord absoluto en la F-1 en cuanto a la edad precoz.
Pensar que cuando el argentino Esteban Tuero se colocó en la grilla de largada del Gran Premio de Australia de 1998, con el Minardi, se había transformado entonces en el 3º piloto más joven de la historia en debutar (19 años, 320 días) y fue revolucionario porque los dos intentos anteriores quedaron truncos, claro que por diferentes motivos. El del mexicano Ricardo Rodríguez causó sensación al mostrarse con 19 años y 208 días en el Gran Premio de Italia de 1961 con Ferrari, pero se mató con un Lotus en el GP no puntuable de su país al año siguiente. En 1980, al neocelandés Mike Thackwell le dieron un tercer Tyrrell, lo clasificó en Canadá y quedó como récord de precocidad con 19 años y 182 días, hasta que Alguersuari lo superó con 19 años y 125 días en el GP de Hungría de 2009. Fue el único GP del prometedor Thackwell.
Pero Alguersuari, como Vettel, o casi todos los jóvenes que pasaron por Toro Rosso tenían una particularidad que no tiene Verstappen: venían del programa de jóvenes pilotos de la escudería y luego de varias experiencias en categorías menores, llegaron a la F-1. En cambio, el holandés (nacido en Bélgica) hijo de Jos Verstappen (piloto muy querido en Holanda y con muchos fans en cada GP pese a no haber ganado en 107 carreras) hizo karting hasta el año pasado y recién este año compite en la Fórmula 3 Europea, donde por cierto le va muy bien.
Extraña esta historia de promover niños que aún no tienen ni licencia de conducir en sus países, cuando grandes pilotos de la historia llegaban a la Fórmula 1 como hombres. Se explica que ahora se necesita un estado físico impecable, pero ¿acaso antes no?, cuando no existían los cambios al volante y los pilotos terminaban con las manos ampolladas, ni los sistemas Hans para el cuello, y las velocidades eran iguales o mayores, sobre todo en curvas, con autos más duros para los pilotos.
Ya no se corre además con temperaturas de 50º grados en el asfalto en pleno enero, como antaño en Buenos Aires o Brasil, o como cuando las carreras llegaban a durar casi cuatro horas en los albores de la F-1, con un Juan Manuel Fangio por ejemplo, que ganó en el inolvidable Nürburgring con 46 años. Ya en los 80, Carlos Reutemann terminaba 2º el GP de Argentina en abril, el día que cumplía 39 años. Venía de ganar en Río dos semanas antes. Se retiró casi con 40.
Parece demasiado exagerado que el pibe Verstappen llegue hoy a la Fórmula 1, encima sin antecedentes. Por ejemplo, Pechito López, con 31, está más que capacitado para tener una oportunidad. De hecho ayer, el alemán André Lotterer debutó en Caterham en los ensayos del GP de Bélgica (ver página 14) con 32 años. Para algunos tal vez parezca viejo el argentino, pero está en la máxima plenitud como deportista, aunque está claro que depende más de factores económicos que de otra cosa.
El holandés parece tenerlos y talento, pero poco puesto a prueba como para ya hacerlo en el escenario mayor. Pertenecer a la generación de play station y simuladores, acorde a estos tiempos de sobreincidencia de ingenieros y computadoras, le juega a favor, pero también tiene todo para ser otra estrella fugaz, de las tantas que pasaron por la F-1.