Newell’s pierde una pieza muy importante para su andamiaje colectivo, justo en la previa de un tramo clave de la temporada que incluye tres partidos en 10 días y que encuentra su instancia de máxima exigencia, el domingo 9 de abril en el clásico que se disputará en el Parque. En la práctica del martes, Juan Sforza refirió una molestia y ayer el cuerpo médico rojinegro confirmó la noticia tan temida. El volante central sufrió un esguince en el tobillo derecho, que lo marginaría de los próximos encuentros.
Ni Gabriel Heinze, ni ninguno de sus colaboradores, se animaron a establecer un plazo concreto de recuperación en relación al proceso de rehabilitación que tendrá que atravesar Sforza. Por eso, nadie se atreve aún a descartar al mediocampista central, aunque todo a su alrededor se vuelve incertidumbre.
“Hay que ver la evolución, esto es día a día. Se le inflamó la zona un poco y no hay que apurarse a nada. No hay una estimación concreta y en momentos como éste lo más importante es que Sforza siga mejorando”, señaló ayer el entrenador leproso.
La lesión de Sforza caló hondo en las filas del plantel. Este joven volante de 21 años, uno de los mejores productos de la cantera, se ganó un lugar en alineación titular en base a sus características de juego. Por su fineza, sus capacidades técnicas, su claridad en el pase de salida y su vocación natural de representar un eslabón fundamental en la cadena de elaboración, se convirtió en un hombre clave en la línea media rojinegra. En un caudillo sin estridencias. En un valor insustituible.
Con ese bajo perfil, su figura igual fue ganando peso y ascendencia dentro de un equipo que sigue moldeando el Gringo Heinze y que, en los últimos partidos, sobre todo ante San Lorenzo empezó a acercarse a sus pretensiones.
A pesar de su juventud, en muchas ocasiones le tocó llevar la cinta de capitán, atravesó buenas, malas, y siempre se mostró con cabeza levantada y determinación para seguir adelante. Tuvo que madurar antes de tiempo. Ese temple y esa confianza le permitieron superar críticas y generalmente recibe merecidos aplausos y halagos desde los cuatro costados en cada cita en el Coloso.
Con Heinze, Sforza estaba encontrando su mejor versión, apuntalada por un escenario de oportunidades y confianza que armó el nuevo entrenador. Se verifican gestos de apoyo a la sangre joven, sobre todo a la formada en el club. Y Sforza estaba respondiendo con buenas actuaciones y hasta se estaba animando a aportar goles determinantes, como frente al fortín.
Las opciones
Con este panorama inesperado, Heinze analiza varias alternativas para cubrir ese puesto. La primera es correr unos metros hacia adentro a Iván Gómez y posicionarlo como volante central. El cuerpo técnico confía mucho en la capacidad de despliegue para cortar y distribuir del exPlatense, pero sabe que tiene otras características a la de Sforza, sobre todo al momento de generar juego.
Otra chance es recurrir a Pablo Pérez para cumplir ese rol. Este experimentado volante podría apelar a su oficio para hacerse cargo de esa responsabilidad. En contra le juega el antecedente inmediato de la dolorosa eliminación de Copa Argentina, a manos de Claypole en San Nicolás. Allí actuó de cinco y la puesta en escena general fue muy pobre y derivo en la temprana salida de esa competencia.
Otra variante la ofrece otro joven de la casa, Marcelo Esponda, quien no tuvo muchas oportunidades de mostrarse en el primer equipo rojinegro. Es cinco tradicional pero casi no tiene experiencia, y hasta ahora Heinze no le soltó mucha la rienda.
Ante este tablero de situación, Sforza se perdería el choque del viernes con Estudiantes en La Plata, y el debut por Sudamericana el martes 4 de abril ante Audax Italiano en Chile.
¿Llegará al clásico? En el parque Independencia, todos prenden velas. Hay que esperar.
Por liga jugó siempre y nunca salió
Durante toda la liga, Heinze utilizó a Sforza al máximo. No le dio tregua. En todos los partidos del torneo local, el volante jugó desde el arranque y un dato muy relevante es que nunca fue reemplazado. Eso muestra el rol de consideración que está cumpliendo este joven en el proceso que lidera el Gringo Heinze.
Sforza jugó siempre y ese apoyo que recibió del cuerpo técnico, lo estaba devolviendo con una curva de crecimiento en sus rendimientos.
El único partido que no actuó desde el inicio, fue por Copa Argentina, cuando el Gringo optó por un equipo entero alternativo, con 10 cambios en relación al duelo anterior por liga.
El resultado adverso ante Claypole provocó que los habituales titulares salten a la cancha, y a los 63’ ingresó por Marcos Portillo. Cuando Sforza entró, el equipo se acomodó y mejoró, pero era tarde para dar vuelta la historia de ese pleito.
Esa confianza que recibió Sforza, también la pudo transformar en un gol. En la segunda fecha ante Vélez, en el Parque, promediando el segundo tiempo en un partido que languidecía muy lejos de los arcos, le sacó oro a un tiro libre de Sordo, y estuvo atento para aprovechar la bajada de Velázquez con un toque suave. Lo convirtió en gol y esa anotación hizo explotar a un estadio que necesitaba encarrilar su adrenalina.
En ese cotejo, se vio la mejor producción de Sforza en el torneo.