El clásico del pasado domingo ya es historia. Atrás quedó la victoria de Rosario Central sobre Newell's, la que dejó como ícono del triunfo el dispositivo táctico que el Canalla puso en práctica ante el líder del campeonato. Por eso mismo se hizo tanto hincapié en que Miguel Angel Russo había sido uno de los grandes ganadores de la jornada. Cuarenta y ocho horas después el técnico auriazul entregó algunos conceptos mucho más puntuales sobre la puesta en escena de su equipo, pero con un reconocimiento claro hacia sus jugadores, a quienes tildó, palabras más palabras menos, como los grandes hacedores de la victoria. "Los jugadores lo interpretaron muy bien y es todo mérito de ellos. Todos pusieron el sacrificio por encima de lo personal", tiró el DT.
En las historias que se tejen después de una actuación de esta magnitud hay un poco de todo. Se arranca por una idea que el técnico intenta que se plasme y una labor por parte de los futbolistas para llevarla a cabo. Russo habló de lo importante que fueron "la concentración" y la "solidaridad" y advirtió que "esto es un juego de equipo y nosotros lo entendemos de esta manera".
En esto de ampararse en el logro grupal fue que intentó dejar de lado su cuota de impronta para sacar adelante un encuentro que se presentaba sumamente complejo. Por lo que indicaban los números y, sobre todo, por la jerarquía del rival de turno.
"Uno a veces tiene una idea y después para plasmarla se necesitan un montón de cosas. Los futbolistas estuvieron muy atentos a todo lo que significaba el partido", argumentó el entrenador canalla, para quien "por ahí se habla con cierta liviandad de la táctica, pero para llevarla a cabo hay que tener jugadores que estén predispuestos y que sean muy inteligentes, sabiendo el costo que eso puede traer".
El tiempo de maniobra no fue corto. Russo comentó entre sus allegados que "hace más de un mes" que viene analizando la forma de jugar de Newell's. Claro que toda esa ingeniería no era posible ponerla en marcha hasta la semana previa al encuentro. No fue la única reflexión por parte del DT. A mediados de semana, a alguien le dijo que tenía muy en claro por dónde iban a pasar las claves para que su equipo tuviera mayores chances. Había confiado, además, que por su cabeza rondaba la idea de una apuesta táctica, pero que la misma debía ser "un golpe de efecto importante", especialmente en el mediocampo, algo similar a lo que le había planteado Quilmes, sobre todo en el primer tiempo, al equipo de Alfredo Berti. Y en aquel momento hasta presagió que "a nosotros nos convendría que Víctor López sea quien tenga que salir jugando, ya que lo hace a contrapierna". Ayer Ovación lo consultó sobre esos dichos y su respuesta fue clara: "Pasaba por los movimientos del rival, algo en lo que no descubro nada, pero tenía más que ver con lo que nos convenía a nosotros". Las pruebas quedaron a la vista. Es que después de eso vinieron las marcaciones personales (Encina sobre Bernardi, Nery Domínguez sobre Pablo Pérez y Lagos sobre Mateo, además de los duelos Medina-Casco y Carrizo-Cáceres).
Todos esos condimentos tuvieron su ingeniería previa y una posterior ejecución. Russo no quiso saber nada de colgarse los laureles y la frase de que "los jugadores interpretaron todo muy bien y es todo mérito de ellos" es lo que deja en claro que para el técnico el mérito fue compartido.
