Newell's no logra asomar la cabeza y no puede con el karma de visitante
Los rojinegros siguen sin poder cantar victoria de visitante y ayer cayeron ante Estudiantes. Dispuso de situaciones, pero las dilapidó. Al final, el DT evidenció su fastidio con el árbitro y se quejó por el apretado calendario de cara al clásico.
25 de octubre 2018 · 00:00hs
¿Es psicológico? ¿Es problema de jugadores? ¿Es cuestión de cuerpo técnico? ¿Influye lo externo? ¿Presiona la cercanía del clásico con Central? Todo puede ser contemplado como no. Tiempo atrás Newell's sufría los inconvenientes dirigenciales, la falta de pago, los atrasos que derivaron en un conflicto del plantel con directivos. Hoy, al menos así lo aseguran desde la Justicia, el órgano fiduciario y los directivos, "todo está al día". ¿Entonces? Más allá de los inconvenientes de la "cabeza" todo conduce a lo futbolístico. A que el plantel puede dar esto o algo más. Que lo de Tigre fue a lo máximo que llegó en rendimiento y anoche volvió a la realidad más allá de que no debió perder. Y si se analiza el andar a lo largo de la Superliga la segunda sentencia es la que se ajusta a lo dicho. Más aún tras perder anoche ante un Estudiantes que también está en el grupo de los insípidos. Y ahora, en una semana, el clásico con Central. Nada menos.
De ahí viene, además de los desaciertos organizativos de Superliga, AFA y Copa Argentina, la calentura de Omar De Felippe. Que disparó con todo y contra todos. También se acordó de entregar datos sobre aquella suspensión absurda el 29 de septiembre por lluvia cuando se pudo haber jugado sin problemas. También es verdad que todo lo dicho lo debió expresar tiempo atrás, en su momento. Anoche ya era tarde, el resultado estaba puesto y si hubiese ganado Newell's quizás no lo expresaba. Sí es cierto y hay coincidencia absoluta en que el árbitro Pablo Echavarría incidió en el resultado, porque debió expulsar a Erquiaga por la patada terrible que le dio a Joel Amoroso. Quizás pudo perder igual con esa roja o si no era expulsado Rivero. Eso jamás se podrá saber. Pero existió una falla arbitral que incidió, sin dudas.
Hubo un cúmulo de desaciertos antes y ahora. Pero se debe reaccionar en su momento porque después es tarde. Newell's jugó con Lanús el 22 de septiembre, luego con Colón y el 20 de octubre con Tigre. Es decir, en casi un mes había disputado dos partidos (antes de medirse con el Matador de Victoria) y ahora tendrá una seguidilla. ¿Es para excusas? Sí y no, porque tuvo un largo "descanso" y tiempo para trabajar, aunque también es cierto que la continuidad de encuentros en poco tiempo causa un desgaste mayor. Y más todavía si hay un clásico en el medio que no sólo define la continuidad de un equipo en la Copa Argentina, sino que también puede eyectar a un técnico del banco de suplentes. Hasta Don Omar hizo referencia a esa situación de la que tanto se habla sabiendo que el derby rosarino siempre hiere con las esquirlas que se desparraman. ¿Puede ser exagerado? Sí, pero es una realidad que se ha repetido decenas de ocasiones más allá de que en muchas no sea lo correcto.
Don Omar se cansó. Y explotó (ver página 3). Pegó para todos lados en un fútbol lleno de desmanejos. De una nueva AFA que no lo es, porque los mismos problemas de antaño se siguen repitiendo y donde los poderosos tienen "beneficios". Tal como era durante la época del grondonismo. Los equipos denominados "chicos" o del "interior" tienen menos poder. Quizás son escuchados, pero no del todo. O lo que se dice a algún poderoso de la Superliga o la AFA entra por un oído y sale del otro como si nada. Algo de eso cree que sucede y por eso el fastidio, sobre todo tras una derrota que lo pone nuevamente en jaque. Porque sabe que en cada partido se juega el puesto como cualquier entrenador. Más aún cuando a la vuelta de la esquina lo espera Central.
Newell's no levanta cabeza (ni explota desde lo futbolístico ni del lado de los resultados). Y la frase viene de la mano por la cuestión psicológica de la que siempre hace hincapié De Felippe. La tan mentada regularidad que necesita un equipo no logra conseguirla. Cuando parece que encontró el camino otra vez sufre un traspié que retoma las viejas dudas que acarrea desde el inicio de la Superliga. Y así no consigue la paz necesaria para transitar el camino de la competencia con algo de tranquilidad. Esa que anoche se evaporó de la humanidad del DT y lo hizo estallar con "mil" palabras.