Newell's no debe autoflagelarse. Tiene una historia grandísima, con figuras de primerísimo nivel, con campeonatos épicos ganados y hasta con personajes ilustres vinculados a los colores rojinegros, tal el caso de Lionel Messi, este último el nombre elegido para denominar a la flamante cabecera habilitada este mismo domingo en el Coloso.
Pero lo ocurrido ante Banfield dentro de la cancha, en especial en la previa, fue muy desprolijo, rozando el morbo y hasta el ridículo. Porque la novela Keylor Navas rompió los límites, empiojó todo y sin dudas repercutió luego en el desarrollo del encuentro, que terminó en derrota 2 a 1 y en decepción en el estreno leproso en casa en el Clausura.
Para un equipo como Newell’s, al que no le sobra nada y debe tener a toda la tropa alineada, es muy difícil arrancar la tarde con el arquero titular, una estrella internacional, haciendo la entrada en calor, pero prefiriendo no atajar y exponiendo al técnico Cristian Fabbiani, ya que lo había confirmado de titular el último viernes.
Patas para arriba
Así comenzó el domingo en el Parque con el carro delante del caballo. Con la mesa patas para arriba. Y lo que era la previa feliz por la apertura de la nueva tribuna del Palomar mutó en incertidumbre y falta de explicaciones oficiales de todo tipo.
Newell’s no puede ser rehén de una situación en la que un integrante del plantel quiere emigrar y se niega a jugar, al menos es lo que queda en evidencia luego de que el técnico lo confirma y lo concentra para el partido. Y de repente hay que llamar de urgencia a un juvenil para que vaya al banco, como fue el caso de Faustino Piotti. Y si encima Keylor no habla, todo se hace más encarajinado.
Leer más: El Ogro Fabbiani, técnico de Newell's: "Me sirve esta derrota para seguir aprendiendo"
Pasó lo mismo con Newell's en Mendoza
El grupo, que la semana pasada en Mendoza, logró sobrellevar esta situación de la ausencia del arquero con un triunfo, esta vez en casa no pudo repetir y lo pagó con una dura derrota. Aquella vez trascendió “un malestar estomacal”, pero ahora Navas lució pleno en la entrada en calor y hasta le firmó camisetas a los hinchas alambrado mediante.
Luego comenzó el partido. La Lepra nunca tuvo las riendas del juego, no defendió bien, estuvo destartalado en lo táctico y arriba casi no generó peligro. Si hasta el empate parcial llegó por un desvío en la barrera, tras el envío ejecutado por Éver Banega. Y lo terminó perdiendo también por una carambola, tras el remate de Rodrigo Auzmendi, el verdugo leproso que además había estampado la apertura.
Leer más: El podio de Newell's: Ever Banega se hizo cargo, pero estuvo solo y no fue suficiente
El ADN del equipo de Fabbiani no apareció
Se vio muy poco de la marca registrada del ciclo Fabbiani. No hubo orden, seguridad defensiva ni agresividad para arrinconar al rival y vender cara la derrota.
El propio Fabbiani luego del partido mostró su fastidio y decepción en rueda de prensa, siendo el único de los personajes involucrados hasta ahora en dar la cara.
“Lo único que voy a decir es que en la semana voy a dar una conferencia de prensa. Hoy hablo solo de fútbol”, dijo el Ogro con gesto adusto al ser consultado por la situación de Keylor Navas, que se acerca a Pumas de México.
Y sin poner excusas para analizar la caída con Banfield asumió toda la culpa: “Estoy recaliente. El responsable de la derrota soy yo”.
Con aciertos y errores, Fabbiani sale a la cancha, arma el equipo y luego pone la cara, tratando de que Newell’s sea competitivo. Pero todo se complica si piensa un equipo en la semana y luego debe cambiarlo por cuestiones personales de sus jugadores.
Se impone que la dirigencia resuelva urgente las situaciones contractuales para que el Ogro se dedique exclusivamente a la pelota. Por el bien de Newell’s eso es lo mejor. En las últimas dos semanas pasó lo mismo con el tema Navas y no puede haber tercera. El club está por encima de todo.