Hay unos cuantos nombres fácilmente identificados con Central y Gimnasia (se enfrentan hoy en el Gigante) y uno de ellos es Mariano Messera, el exvolante ofensivo que tuvo dos pasos por Arroyito, a los que recuerda con mucha alegría, sobre todo el primero, en el que le tocó vivir la experiencia de gritar un gol en un clásico, el mismo día que nació uno de sus hijos, Mateo. “Siempre que hablo de Central se me viene una sonrisa a la cara”, tiró Messera en el diálogo con Ovación, donde siempre dejó en claro la huella que dejó en su carrera su paso por Rosario. A la espera de que le aparezca alguna chance para dirigir, el exfutbolista canalla dijo: “El jugador es profesional, pero en Rosario es imposible abstraerse por completo y no pensar en el clásico”.
¿Cómo fue su experiencia en Central? El mismo Messera le pone palabras: “Fue hermosa. La recuerdo con mucho cariño y siempre que hablo de Central se me viene una sonrisa a la cara porque la pasé muy bien en las dos etapas que estuve en el club. En las dos comenzamos de una manera similar, complicados con el descenso, pero sobre todo en la primera el grupo que se armó fue magnífico. No sólo nos olvidamos rápido del descenso, sino que clasificamos a copas internacionales. La gente me adoptó como si hubiese salido de las inferiores, algo que no es fácil para alguien que llega desde afuera. Siempre sentí el cariño y voy estar eternamente agradecido. Antes de ir veía lo que era la locura de Central, de su gente, pero sobre todo que el club siempre se caracterizó por tener chicos de ahí, y que me hayan adoptado como lo hicieron lo valoro muchísimo”.
¿Y que el hincha te haya reconocido es indicativo de que hiciste bien las cosas en Central?
Mirá, habré jugado bien, mal, pésimo, regular, pero siempre me brindé de la mejor manera y eso el hincha lo palpa. Me metí rápido en el clima de lo que los chicos de Central sienten y encima en la quinta o sexta fecha ganamos el clásico, en el que me tocó hacer un gol. Creo que eso me ayudó para tener ese ida y vuelta con la gente tan especial.
Para el hincha de Central el jugador que hace un gol en un clásico no es poca cosa, el algo que difícilmente olvide.
Fue una tarde soñada por todo lo que significa el clásico para el hincha de Central y son esos partidos que quedan en el recuerdo porque fuimos muy superiores, con un gran equipo y encima con un 3 a 0 claro. Son esos partidos que no querés que terminen nunca. Encima ese mismo día nació uno de mis hijos (Mateo), pero sí, para la gente de Central hacer un gol en un clásico es importantísimo, te suma un montón. Después tenés que defender eso en cada partido, pero es impresionante el espaldarazo que te da ganar un clásico y ni hablar hacer un gol.
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Messera revolea la camiseta de cara a los hinchas de Central tras haber convertido en el clásico de 2003.
Gustavo De los Ríos / La Capital
Imagino que tu esposa debe haber entendido por qué no estuviste al lado de ella ese día.
En realidad no estaba programado para esa fecha y cuando terminó el partido llegué al hotel donde estaba viviendo, me avisaron que estaba con contracciones y que tenía que ir para la clínica porque iba a nacer. Agarré el auto, pero no llegué. Estaba en la ruta cuando Mateo nació. Fue un 22 de marzo especial.
Central juega con Gimnasia, pero en la próxima fecha tiene el clásico. Vos que lo viviste de adentro, ¿le es fácil al jugador poner la cabeza ciento por ciento en Gimnasia sin pensar en lo que viene?
A ver, sabés que tenés el clásico y ya dos semanas antes la gente te lo hace saber en la calle. Vas al almacén y el almacenero te pide por favor ganar el clásico, vas a buscar los chicos al colegio y los papás de los chicos te piden ganar el clásico, entonces por más que tenés un partido antes es imposible abstraerte. El jugador lo sabe, pero también entiende que para llegar de buena forma al clásico tenés que hacer bien las cosas antes. Más allá de ser profesional, el jugador es de carne y hueso, siente y entiende lo que es jugar un clásico en Rosario.
En ese clásico el técnico era Russo. ¿Qué te provocó que Miguel tomara por quinta vez las riendas en Central y qué recuerdos tenés de él como entrenador?
Uf, con Miguel tengo los mejores recuerdos, lo quiero un montón y me puso muy contento cuando volvió a Central porque sé lo que siente y lo que quiere al club. Además, los hinchas sienten lo mismo por Miguel. Es un técnico que está tocado por la varita mágica porque nunca perdió un clásico y por eso imagino que debe haber mucha ilusión ahora también. Por todo eso estoy siempre haciendo fuerza por Central y deseándole lo mejor.
La única contra que tiene Russo es que tiene un poco de sangre pincharrata...
Ja. Nada que ver. Cuando me tocó conocerlo fue más fuerte la buena persona que descubrí que el hecho de estar ligado a la contra de Gimnasia. Siempre bromeábamos por Gimnasia y Estudiantes, pero le tengo un cariño especial y lo aprecio muchísimo.
¿Lanzado ya en la carrera como entrenador?
Sí, después de mi experiencia en Gimnasia con Leandro Martini cada uno agarró por su lado, pero sí, esperando alguna posibilidad. Estoy expectante, esperando, en esta profesión hay que ser paciente porque hay mucha gente para pocos lugares.
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Messera, cuando era DT de la reserva de Gimnasia, al lado de Diego Maradona. "Es un recuerdo para toda la vida", dijo.
Es duro decirlo, pero en la carrera de técnico a uno se le abre la puerta cuando a otro le va mal.
Y, sí, esta profesión es ingrata. Pareciera que uno está esperando que a alguien le vaya mal, pero no es algo que uno desee. Sí es cierto que para que aparezca una posibilidad se tiene que dar algo de eso. Son las reglas de juego. Me pasó a mí en Gimnasia, cuando en un determinado momento decidieron que nos teníamos que ir.
Ya dirigías reserva en Gimnasia, pero cuando se te dio la chance de primera ¿ya sabías que querías ser entrenador o ahí se te despertó el bichito?
Cuando empecé a dirigir reserva ya tenía el deseo de dirigir primera, pero entendía que debía arrancar desde abajo. Fue inesperada la manera en la que sucedieron las cosas, por el fallecimiento de Diego, y tener que hacernos cargo del primer equipo no estaba en los planes. No era algo que deseaba, que sucediera así, pero tuvimos que ponerle el pecho a la situación. Ahí empezó todo, con un interinato en la Copa Maradona, donde nos fue bien, hasta que nos confirmaron como entrenadores.
¿Cómo era trabajar tan cercano a Diego?
Fue magnífico, maravilloso, una experiencia impresionante para todos los que estábamos trabajando en el club. Nunca había tenido la posibilidad de verlo personalmente y el día que arregló con Gimnasia a los 15 minutos pidió mi teléfono y me llamó porque sabía que estaba dirigiendo la reserva. Fue una locura lo que se vivió acá en La Plata. Verlo a Diego era todo felicidad porque a él se lo veía feliz. Trataba de no molestarlo, pero él quiso tener una relación especial conmigo y me adoptó desde el primer minuto. Es un recuerdo que me queda para toda la vida.