El fútbol está lleno de dicotomías y las mismas encuentran razón de ser generalmente en los resultados que se obtienen. Un triunfo o una derrota suelen abonar o defenestrar cualquier apuesta que se realice. El presente de Central no es la excepción a la regla. Y es lógico que suceda si se acepta que los "momentos" son más importantes que cualquier trayectoria. En Florencio Varela se verá si algunos de los nuevos nombres a los que Leo Fernández decidió darles pista responden, pero sí queda claro, al menos en la previa, que las necesidades pueden más que la postura simplista de ir a lo seguro. Indudablemente el presente del equipo no tiene ningún argumento sólido en determinadas situaciones que ofrezcan garantías. El razonamiento obedece a lo que aconteció en el último partido, frente a Racing, y lo que ocurrirá mañana en cancha de Defensa y Justicia. En la patriada que se jugaba el canalla el pasado fin de semana el técnico creyó que la apuesta por los jugadores de mayor experiencia era el mejor atajo hacia la recuperación. Después del intento fallido, lo que viene es el retorno a la titularidad de dos futbolistas de los más chicos del plantel: Maximiliano Lovera y Joaquín Pereyra (ambos con 19 años).
De nada de esto se estaría hablando si los resultados hubieran acompañado un poco más. Si eso hubiese ocurrido, los movimientos de Leo Fernández de un partido a otro se enmarcarían en los cánones normales de lo que realiza cualquier entrenador. Pero el DT canalla sabe mejor que nadie que está atravesando una situación un tanto delicada y seguramente es eso lo que lo lleva a ir probando y modificando sobre la marcha.
Y como en el fútbol no hay recetas para todo, ocurren este tipo de cosas. Es que después de la dura caída frente a River, Leo Fernández entendió que contra Racing era el momento de los más experimentados. Por eso afuera Lioi, Pereyra y Lovera (los tres habían sido titulares en el Monumental). También fuera de consideración López Pissano, uno de los juveniles que más ruedo en primera adquirió de la mano del técnico. Fue así que jugadores como Ruben, Camacho y hasta el propio Maxi González tuvieron su lugar contra el equipo de Chacho. Había una clara apuesta por parte del entrenador en el sentido de que en ese momento la trayectoria podía aportar mayores beneficios que las ganas de cualquier juvenil. Los resultados estuvieron a la vista. La cosa no resultó y fue eso lo que puso a Leo otra vez ante una situación delicada en lo personal, con una posible implicancia en cuanto a su rol de técnico de cara al próximo encuentro.
Justamente Camacho y Maxi González, e incluso José Luis Fernández y Fernando Zampedri son los que salen del equipo. ¿Para qué? Para que además de un reordenamiento lógico de piezas, que incluyen una modificación en el dibujo táctico, ingresen nuevamente Lovera y Pereyra, dos de los más pibes.
"La decisión tiene que ver más que nada por el sistema, es para buscar gente un poco más rápida por las bandas y tratar de penetrar por ahí, que me parece que es donde tenemos que volcar nuestro juego", razonó ayer Leo Fernández en relación al tema.
Es cierto que esa postura de cierta incondicionalidad hacia los más chicos empezó a mermar en los últimos partidos (uno de los casos más salientes quizá sea el de Lioi), aunque nada parece casual, ya que empezó a darse con la merma futbolística del equipo que produjo un rápido desmejoramiento de la imagen. En ese lapso de confusiones, deliberaciones y apuestas Leo Fernández se vio en la obligación de darle una vuelta de tuerca al fútbol de Central. Sin que todavía se haya encontrado el remedio exacto, el técnico insiste en la búsqueda.
En un determinado momento esa búsqueda estuvo gobernada por la idea de que en los momentos más complejos la experiencia lo era todo. Hoy la realidad es mucho más compleja que hace días, con lo cual esa experiencia tuvo poca incidencia positiva. Hoy parece, nuevamente, el tiempo de buscar el equilibrio perfecto entre experiencia y juventud.