Entró al recinto sin ofrecer esa amplia sonrisa y el festejo desmesurado que invadía a cada jugador cuando fueron ingresando ordenaditos como hormigas rumbo al vestuario. Paolo Montero mantuvo su postura de buen caballero del fútbol en todo instante. El triunfazo en el Coloso Marcelo Bielsa no lo mareó. "Ganamos el clásico, le dimos una alegría muy grande a nuestra gente, pero todavía no tenemos nada en los bolsillos", remarcó el entrenador canalla como recién salido de una clase de yoga. A la vez confesó que la apasionante experiencia que vivió en carne propia en las historia de los clásicos lo terminó sorprendiendo, pese a haber sido un guerrero de mil batallas en su momento como defensor. "Sabía que esto se vivía así, pero es peor de lo que te cuentan", deslizó el uruguayo abriendo los ojos hasta más no poder y mientras atendía a la prensa sin necesidad de andar mirando el reloj.
"Lógico que nos vamos contentos. El gol de Germán (Herrera) nos dio la tranquilidad necesaria", acotó Montero antes de hacer énfasis "en que este partido se vivió con la misma intensidad que mostró la gente".
La película del entrenador canalla en esta historia cobró vida cuando ingresó a la cancha detrás del equipo y en medio del efervescente festejo rojinegro, que tenía todo armadito como para desatar un gran carnaval.
Asomó de la manga y fue caminando a paso lento hacia el banco de suplentes. De repente, las miradas se posicionaron en un instante sobre su imagen. Y en la de Osella. ¿Habrá saludo?, fue la pregunta que rondó en ese flash del tiempo debido al cortocircuito que habían protagonizado cuando el charrúa era el DT de Colón.
No. No hubo ni "mu" con el técnico leproso en todo momento. Paolo luego le restó importancia al no saludo con el entrenador local al declarar que "no pasa nada, son cosas que sucedieron en su momento y quedaron ahí", pese a que Diego declaró en la previa como político en campaña al asegurar que lo iba a ir a saludar como a cada técnico que pisó el Parque. La realidad terminó mostrando que cada uno vivió la tarde a su manera.
A la hora de las declaraciones y con el triunfazo en el bolso de las ilusiones, Montero no alteró el timbre de voz. No le hacía falta. Se expresaba con mucha claridad conceptual y mirando a quien le había preguntado a los ojos como toda persona de bien.
"La diferencia la hicimos por el nivel de jugadores que tenemos. No generamos mucho, pero las chances que tuvimos las concretamos. Esta vez fuimos eficaces", relató el entrenador auriazul sin necesidad de alardear en la victoria y desgracia ajena.
El uruguayo vivió su partido. De a flashes intentó sentarse en el banco. Pero era como que no podía. La tensión lo podía. Por eso se la pasó dando indicaciones a cada una de las líneas sin cesar. Gesticulaba y hasta pegaba insultos al viento cuando veía que sus alumnos no hacían bien los deberes.
Siguió cada minuto a su estilo. Mirando con atención todo. Como cuando capitaneaba la defensa de Juventus en aquella bella época donde además estaban Zidane, Del Piero, Trezeguet, Nedved y varios tanques estelares más de primer nivel. "Era un partido duro. Complicado. Pero bueno, lo sacamos adelante", tiró el charrúa, quien apareció en el Parque luciendo un elegante traje tipo italiano por el corte y la modernidad.
Cuando se lo consultó sobre si había sido un acierto haber apostado por el ingreso de Hernán Menosse, Montero apeló al sentido común. "Y, esto era suerte o verdad. Ahora quedé como Pelé", exclamó antes de acotar que "le confirmamos ayer (sábado) a la tarde que iba estar así se iba haciendo la cabeza".
"A Menosse le daría el premio al mejor jugador por cómo interpretó el puesto y porque venía de mucho tiempo sin jugar. Demostró tener mucha jerarquía y personalidad", retrucó el entrenador con orgullo por su compatriota, quien volvió al primer equipo luego de casi cinco meses.
En cierto pasaje de la improvisada rueda de prensa a escasos metros del vestuario canalla, donde sólo se escuchaban canciones tribuneras por parte de los jugadores, el técnico además reflejó: "No me recibí de técnico por haber ganado el clásico. Para hacerlo deberán pasar diez o quince años. Porque lo más importante es mantenerse. Llegar, llegamos. Pero lo que cuesta es seguir vigente. Por eso espero que mi carrera sea larga".
"Los jugadores viven este clásico de manera muy intensa porque son casi todos hinchas. Los vi cómo gritaron los goles. Me di cuenta que lo viven de manera intensa", enfatizó el técnico, quien a la vez dejó sentado que "no soy de la idea de salir campeón y no ganar clásicos. Soy de la idea de salir campeón y también ganar los clásicos".
Luego, Montero prosiguió charlando con los diversos medios con total calma. No buscó entrar ni generar polémica por haber dejado de rodillas a Newell's en el mismísimo Coloso del parque Independencia. Al contrario. Mostró respeto sin necesidad de encender la chimenea. No era para menos. Mostró su chapa internacional y terminó siendo el gran técnico ganador del derby más pasional del país.