Después del tropiezo ante Central, el equipo conducido por Mauricio Larriera enfrenta a San Lorenzo, por la 8ª fecha de la Copa de la Liga, con el arbitraje de Andrés Merlos.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital.
Todo Newell's festeja el 2 a 2 señalado por Velázquez.
Virginia Benedetto
Angelo Martino maniobra ante Leguizamón. San Lorenzo empezó apretando a Newell's.
Después del tropiezo ante Central, el equipo conducido por Mauricio Larriera enfrenta a San Lorenzo, por la 8ª fecha de la Copa de la Liga, con el arbitraje de Andrés Merlos.
Para esta ocasión, el DT apuesta por tres modificaciones en relación al último compromiso: Franco Díaz por Julián Fernández, Guillermo Balzi por Brian Aguirre y Ever Banega por Guillermo May.
A los 2', Velázquez, que salió como capitán rojinegro, perdió una pelota con Ferreira pero se pudo recomponer. Esa acción paró los corazones de muchos hinchas en el Parque.
A los 4', Leguizamón exigió entrando al área local, y Macagno sacó por arriba.
La Lepra no arrancó bien parado y San Lorenzo fuerza errores con un inicio con mayor intensidad.
A los 8', el Colorado Ramírez no pudo llegar y el arquero Altamirano alcanzó a controlar una acción de peligro en el corazón del área azulgrana.
A los 10', de a poco, Newell's comienza a equilibrar el desarrollo del trámite.
A los 14', tras una buena combinación colectiva, Banega remató cerca
El dueño de casa se animaba, de la mano del 10 rojinegro.
A los 18', un Balzi participativo disparó desde la medialuna pero el arquero visitante no tuvo problemas en contener.
Los avances de Newell's muestran una saludable búsqueda pero la mayoría se empantanan en el carril central.
A los 24', Balzi pide el cambio por el dolor que tenía tras un choque con Leguizamón. El volante estaba jugando bien. En su lugar ingresó Brian Aguirre.
En ese escenario, Aguirre fue a la izquierda y Panchito cambió a la derecha.
A los 30', Panchito González marcó la apertura para Newell's, de cabeza, tras un centro muy bueno del uruguayo Méndez.
Un tanto merecido a juzgar por lo visto en el campo de juego.
A los 35', igualó Bareiro, en una aparición muy solitaria tras un agarrón con Glavinovich, que despertó muchas quejas de los jugadores locales.
El árbitro Merlos dio el gol tras la asistencia del VAR.
Esa sanción desconcentró al conjunto leproso, que se mostró muy vulnerable en las pasajes finales de esa etapa.
A los 42' aumentó San Lorenzo, otra vez a través de Bareiro, esta vez de cabeza.
A los 48', luego de un tiro libre de Banega, empardó Velázquez, de arriba, tras una muy mala salida de Altamirano.
Entre muchas críticas a la actuación arbitral, el 2-2 en el entretiempo llegó justo para rearmar planes pensando en el complemento.
En un clima de mucha tensión en el estadio, el segundo tiempo comenzó a todo ritmo. Newell's mostró claramente que quería mantener la iniciativa.
Esa intensidad desembocó en muchas imprecisiones y en un juego demasiado cortado, que no permitía acciones con profundidad.
En ese marco, la visita sacaba mejores dividendos y a la Lepra le costaba llevar todo a un trámite favorable.
Newell's buscaba con más corazón que ideas.
A los 25', entraron Julián Fernánez y Chiaverano por Franco Díaz y Panchito.
El local no encontraba la receta para construir jugadas que lastimen.
Todas las emociones de los primeros 45 minutos no tuvieron un correlato similar en la etapa final.
Todo pierna fuerte, nervios y confusión, bastante lejos de los arcos.
Recién sobre el final se encendió de nuevo.
A los 35', Altamirano sacó un tiro lejano de Martino tras un córner.
Newell's estuvo cerca con una trepada de Martino y una pared con Banega que hizo sonar las alarmas en el área del Santo. La sacó justo Hernández.
A los 42', entraron May y Miljevic por Ramírez y Banega para tener aire y más bríos sobre los minutos de cierre.
Merlos dio 5 minutos de adicional. Y allí el local tampoco encontró la fórmula para ir por el triunfo.
Y bajo un coro de cuestionamientos de los hinchas leprosos al juez, y con un fallo errado del árbitro que no le dio un tiro de esquina que merecía Newell's en la expiración misma del pleito, el encuentro se vistió de igualdad, y en un reparto de unidades que no conformó a los dueños de casa.
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