Ya se dijo mucho del fuerte impacto que produjo en Central el triunfo ante Gimnasia, y uno de los grandes fundamentos fue la levantada en el rendimiento colectivo, que no fue otra cosa que la mejora de casi todas las individualidades. Las partes anduvieron bien para que el todo se potenciara. Gran noticia de cara a River.
En cualquier momento enfrentar a un equipo de estas características genera un sabor especial, produce un mayor compromiso o predisposición, pero siempre se tiene en cuenta el momento futbolístico en el que se arriba. Y para Central una cosa era antes del partido en La Plata y otra después de la goleada frente al Lobo.
La goleada en sí aporta también un elemento de motivación, pero lo verdaderamente importante que el Canalla se trajo de la ciudad de las diagonales fue ese rendimiento parejo de la gran mayoría de sus futbolistas que no hicieron otra cosa que potenciar la fisonomía de Central como equipo.
El Canalla era más y lo demostró
Malcorra
Ignacio Malcorra se movió con mucha soltura en el anillo central y fue clave en el armado del juego.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Quizá corresponde incluir en el análisis la pobreza futbolística y el aturdimiento de este Gimnasia, pero frente a eso Central debía marcar la diferencia y fue lo que logró. No en todos los partidos el más poderoso le marca la cancha al más débil. El repaso del River-Riestra del pasado domingo posiblemente resulte un muy buen ejemplo.
Más allá de eso, Central logró lo que desde hace un buen tiempo sus hinchas venían exigiendo: una actuación que combinara resultado con solidez en el juego. Y en La Plata encontró todo eso. Es que antes el equipo ganaba o empataba, pero sin mostrar demasiada consistencia en el juego.
¿Qué sucedió el sábado en el Bosque? Los que venían en un muy buen nivel lo mantuvieron y el resto evidenciaron un crecimiento que no hicieron otra cosa que fortalecer al equipo.
Veliz
Alejo Veliz cumplió con su parte. En la primera que tuvo, convirtió. En el final le anularon otro gol.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Di María, el punto más alto
Nunca es lo más agradable hacer nombres propios, pero quizá en este caso sea la mejor manera de explicar las cosas. Ángel Di María, por ejemplo, era quien de alguna forma u otra aportaba el toque de distinción. En La Plata hizo prácticamente todo bien. Salvo un par de pases equivocados o decisiones incorrectas en el final, ya muy cansado, el resto fue una especie de concierto de parte suya. Es cierto, tuvo espacios para moverse, pero los aprovechó a la perfección.
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Ahora, Di María pudo lucirse porque a su alrededor encontró colaboradores que estuvieron a la altura. Ignacio Malcorra, quien ya venía mostrando rendimientos parejos, fue un ladero perfecto. La sacó limpia siempre y un poco más arriba fue clave en el armado de la ofensiva.
Campaz
Aun con intermitencias, Campaz volvió a mostrar su capacidad de desequilibrio por la banda izquierda.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Franco Ibarra no sólo cumplió en lo suyo, sino que esta vez fue una pieza más en el ensamble futbolístico. Como en ningún otro partido el 5 fue tan eficiente en la salida, pero no sólo delante de los centrales, sino buscando el desmarque hacia adelante.
Emanuel Coronel y Agustín Sández cumplieron con lo suyo, lo mismo que los centrales. Juan Cruz Komar ya lo venía demostrando desde hace varios partidos y Facundo Mallo se acopló sin problemas (por ahí la desinteligencia más llamativa de la que formaron parte fue en la jugada del gol anulado, donde ninguno de los dos estuvieron dentro del área chica para el despeje de cabeza).
Los de arriba, también
Para los de arriba también hay. Porque Enzo Copetti no sólo se sacrificó en una posición que no es la que más siente, sino que fue el asistidor en uno de los goles. El cuerpo técnico debe tener el detalle de las métricas, pero sin dudas fue uno de los que más corrió.
Copetti
Copetti traccionó hacia adelante en una posición que no es la más siente. Fue uno de los que más corrió.
Celina Mutti Lovera / La Capital
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De Jaminton Campaz siempre se espera algo más y aun con sus intermitencias frecuentes en este último tiempo, por momentos se pareció al Campaz de otras épocas, con capacidad de desequilibrio.
De Alejo Veliz poco por decir. En las pocas que tuvo frente al arco hizo de las suyas. Anotó el tanto de la apertura y le anularon otro, que fue un gol bien de 9.
Si Ariel Holan había quedado conforme con el rendimiento del equipo en partidos anteriores, en este esa sensación seguramente se potenció. Porque Central mostró uno de los rendimientos colectivos más convincentes del torneo. Y nada mejor que ello haya sucedido en la previa de un partido tan picante como el que se le viene, frente a un River que por más tambaleante que llegue siempre exige un mínimo nivel de competitividad.