La previa de Newell's con Estudiantes mostraba imágenes entrañables para el mundo rojinegro. Traía recuerdos gratísimos de épocas pasadas repletas de orgullo y gloria. Las imágenes Maxi Rodríguez y el Gato Formica con buena onda en los nuevos palcos del Coloso, el Colo Ré sacándose fotos con los hinchas, el Gringo Giusti tomando mates y el Tata Martino junto a su esposa en la tribuna, generaban el máximo respeto y admiración de parte de los hinchas que añoran esos momentos reconfortantes.
Hoy la realidad es diametralmente opuesta y la autocrítica le cabe a todo el mundo leproso sin distinciones. Un paraíso hermoso del que apenas quedaron cenizas. Está claro que la responsabilidad excede ampliamente a Cristian Fabbiani y a los jugadores actuales.
No es de ahora, pero Newell’s está en default futbolístico. Hoy el equipo no levanta y le cuesta cada vez más ser competitivo. Eso sí es responsabilidad de la gestión actual. Está desorganizado en la defensa, endeble en el medio, sin patrón de juego y con los delanteros aislados y siempre lejos del gol.
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Mauro Formica y Maxi Rodríguez en los palcos del Parque.
Marcelo Bustamante / La Capital
Un combo que sintetiza el pésimo presente deportivo, en lo que ya se transformó en un verdadero viacrucis al que le restan seis estaciones hasta el final de la temporada.
Los números no cierran
El rojinegro está 14º sobre 15 equipos en la zona A, a cuatro unidades del último que clasifica a play-offs (Central Córdoba de Santiago del Estero). Y en la tabla anual acumulada está en el puesto 21 sobre 30 equipos, a once unidades de llegar a la Copa Sudamericana.
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Los números no cierran por ningún lado y sólo un milagro podría meter a la Lepra en los play-offs que definirá al campeón del Clausura. Es que la distancia leprosa con los rivales más que matemática es de funcionamiento y allí está el mayor problema.
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El equipo del Ogro ganó apenas uno de los últimos siete partidos (Atlético Tucumán 2 a 0), perdió cuatro y empató dos, en una cosecha muy floja para aspirar a ser protagonista.
El insulto de Banega tras el gol de Newell's
La última foto con Estudiantes fue muy pobre. Pudo haber sido goleado en el primer tiempo porque la pasó muy mal y terminó rescatando un punto en el final con la guapeada de Luciano Lollo, cuando el Coloso ya era puro hartazgo y decepción. Fue allí cuando el capitán Éver Banega, tras patear el córner previo al gol, luego del tanto se dio vuelta y lanzó un insulto de desahogo de cara a los hinchas de la cabecera del Palomar. Seguramente había sido reprobado durante el partido.
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Lo que le resta a Newell’s en busca del milagro de meterse a play-offs es visitar a Boca el domingo en La Bombonera, recibir a Tigre, ir a Argentinos, ser local de Unión, jugar en Parque Patricios con Huracán y esperar a Racing en el Coloso. Debería ganar por lo menos cuatro partidos para tener alguna chance y rezar para la combinación de resultados. Por ello sólo un milagro salvaría a la gestión de Fabbiani del aplazo en casi una temporada de gestión.
Así será el viacrucis de Newell’s hasta diciembre, esperando las elecciones, las nuevas autoridades y la refundación institucional y deportiva de un club que luce desorientado y sin norte. Como el Ave Fénix, deberá renacer de las cenizas.