El clásico entre Central y Newell’s sigue dando qué hablar. Si bien la victoria del Canalla fue justa, el gol de Ángel Di María dejó dudas y debate: ¿El árbitro Darío Herrera tuvo que anular el tiro libre por la incorrecta posición de Carlos Quintana e Ignacio Malcorra?
La jugada quedará en la historia de los clásicos rosarinos y ni en la cancha hubo protestas por parte de los jugadores o cuerpo técnico leproso (sólo Maroni reclamó sin ser escuchado), pero luego del encuentro varios hinchas sacaron el reglamento y mencionaron la regla 13, que dice: “Si durante la ejecución de un tiro libre algún jugador del equipo atacante estuviera situado a menos de 1 metro de la barrera formada por 3 o más jugadores del equipo defensor se concederá tiro libre indirecto para la defensa". En el caso del encuentro del sábado en el Gigante de Arroyito Quintana y Malcorra estaban “pegados” a los jugadores leprosos.
Miguel Ángel Scime, exárbitro rosarino y asesor de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), explicó en radio La Red Rosario: “Lo que marca el reglamento es muy sencillo, pero si lo dejamos en eso no es claro y no se explica la jugada porque los árbitros debemos tener un criterio y un poder para aplicar una regla”.
Por su parte, La Capital se comunicó con Héctor Baldassi, exárbitro argentino que dirigió en el Mundial 2010, que reconoció que los jugadores "tienen que estar a un metro" de los rivales, "pero fue un golazo, no incidió en nada". Además, el ahora diputado nacional por Córdoba, marcó que el árbitro debe retirar a los jugadores atacantes de esa zona "antes de ejecutar" el tiro libre.
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En este sentido, Scime detalló que cada regla “tiene un espíritu” y su “aplicación escrita” combate con lo que sucede en el campo de juego. “La regla está redactada con precisión anglosajona, es decir, lo que se puede y no se puede, pero el legislador, en este caso el árbitro, también deja una puerta abierta, es decir, la posibilidad de interpretación para no caer en absurdos o decisiones que desnaturalicen el fútbol”, agregó el exjuez que impartió justicia en el Newell’s - Gimnasia con Diego Maradona en la Lepra.
Esta mirada también se aplica, detalló Scime, en saques de arco con jugadores del equipo rival dentro del área que accidentalmente o sin interferencia en el pase se permita continuar el encuentro o un jugador haciendo precalentamiento ingresa al campo de juego, pero no se detiene el partido ya que no obstaculiza el pleno desarrollo del juego. “Lo mismo sucede en un tiro libre con la distancia de 9 metros 15 centímetros entre la pelota y la barrera, si los defensores se adelantan, pero el ejecutante convierte... no se anula, el espíritu de la regla me indicaría que el gol tiene que ser válido”, agregó Scime.
“Esa es la diferencia entre aplicar mecánicamente una norma y habilitar con criterio para proteger la esencia del juego”, resumió el exarbitro y se metió de lleno a la jugada de Di María: “¿El árbitro consideró que el jugador de Central (por Quintana) estaba interfiriendo? No. Luego, ¿la pelota pasa por el sector donde está ese jugador? No, pasa por el otro sector. Entonces el árbitro tiene que interpretar".
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Miguel Scime fue un reconocido árbitro del fútbol argentino, llegó integrar la Comisión de Conmebol, fue director de árbitros de la AFA y en la actualidad es asesor de la FIFA. Hace más de 30 años que forma parte del mundo fútbol y reconoció que a partir del Siglo XXI se dieron cambios en la forma de arbitrar. “Antes había que ser literal. Si la regla decía que no, era no”, contó Scime. El cambio de paradigma permitió a los árbitros que el juego tenga “espíritu”.
El detalle en el gol de Di María
Central mostró superioridad y fue el que apostó todo a ganador ante una Lepra de Cristian Fabbiani que arribó al Gigante de Arroyito en busca de al menos un empate y con una apuesta futbolística mezquina. No obstante, en la jugada que definió el partido a favor del Canalla hubo un detalle que el árbitro Darío Herrera y los jueces del VAR consideraron, aseguró Scime, que interpretaron como parte del juego.
"No puede estar parado ahí", le gritó Gonzalo Maroni con desesperación al cuarto árbitro ya en el banco de suplentes tras haber sido reemplazado. Todo antes de que Angelito sacara el zurdazo. Luego, con el gol concretado y la euforia desatada en el Gigante, todo pasó a otro terreno y ni siquiera hubo reclamos de los Rojinegros en el campo de juego.
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