Central tenía la obligación de siempre de ganar, pero buscaba algo que nunca logró en la historia: la quinta victoria consecutiva en el clásico. Y para un hito de tremenda magnitud nada mejor que con la estocada de un futbolista de una talla futbolística inmensa como la de Ángel Di María. Enorme tiro libre para romper el cero en un clásico en el que Central había mostrado mejores credenciales que Newell’s y por eso el triunfo hay que encuadrarlo dentro de la lógica. Triunfo Gigante de Central en Arroyito, el primero que logra en el semestre en su cancha para desatar, una vez más, una fiesta interminable, con el más gigante de todos.
Si el Negro Fontanarrosa viviera y le hubiesen pedido que escribiera un guión para este partido, seguramente hubiera apostado por un triunfo canalla y con un gol de Angelito Di María. Fue lo que sucedió, por eso esa locura que nació en el césped y se propagó por el aire tras el pitazo final de Darío Herrera.
Un detalle: este 23 de agosto de 2025 en el que Central logró su quinto triunfo consecutivo ante Newell’s se cumplieron 17 años de aquel gol de Di María ante Nigeria, en la final de los Juegos Olímpicos de Beijing. El destino indudablemente le tenía algo preparado a ese Di María que apenas convirtió se sacó la camiseta y corrió a uno de los rincones a festejarlo, mientras sus compañeros, incluso todos los suplentes, le seguían el tranco.
"La" jugada del clásico
Fue “la” jugada del clásico, la que le entregó el premio a un Central que lo buscó de principio a fin, con aciertos y errores, y la que obró de castigo para un Newell’s que jamás pudo ni quiso salirse del libreto de la mesura.
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Fue incluso esa mesura de la Lepra la que le posibilito a Central sentirse, aunque por poco, superior en un primer tiempo en el que el Canalla tuvo la sapiencia para manejar el balón prácticamente a discreción, al menos hasta la mitad de cancha o quizá un poquito más allá lo hacía bien, porque las nubes se espesaban de tres cuartos hacia adelante, donde la claridad, la fineza, el desmarque y la sorpresa debían hacer de las suyas.
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La salida siempre fue prolija por intermedio de Malcorra (jugó más retrasado, a la altura de Ibarra porque el rival no asfixiaba en lo más mínimo), pero el complemento ofensivo que debía aparecer siempre la tuvo complicada. Porque Di María no explotaba su inteligencia y picardía, Copetti iba de aquí para allá sin demasiada participación en el juego y Campaz fallaba en casi todo lo que intentaba, incluso en ese par de remates al arco que metió desde afuera del área.
Poquito de arranque
Fue tan poquito lo que generó Central en es primer tiempo de mucho estudio y pocas luces que la única más o menos clara fue ese tiro libre de Malcorra desde la derecha, con un ángulo muy cerrado, en la que Nacho le apuntó al primer palo, abajo, donde llegó Espínola para poner los dos brazos y mandar la pelota al córner. Iban ya 13’.
Centrall
Los futbolistas de Central celebran eufóricos el gran triunfo en el clásico ante Newell's.
Virginia Benedetto / La Capital
¿Después de eso? Mucha concentración en cada arremetida de Newell’s, pero una chatura alarmante en cuanto a juego, incluso con algunos errores individuales (algunos de ellos de Di María) en el control, que posibilitó alguna que otra contra de la Lepra).
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Atrás ese aburrido primer tiempo, Central dio un paso adelante. Le costó jugar, pero al menos desde la decisión ya se vio otra actitud. Veliz metió una media vuelta terrible que Espínola tapó correctamente en lo que pudo ser la apertura del marcador. Y algunos minutos después sobrevino el único sofocón del Canalla en el partido, con esa trepada de Cocoliso González, el mal cálculo de Quintana y el remate defectuoso del paraguayo. Fue la única vez que Central se vio en problemas.
Las divididas comenzaron a ser definitivamente todas de Central. Ibarra era amo y señor del medio, Malcorra y Campaz empezaban a combinar un poco más por izquierda y Veliz exigía todo lo que podía. Pero a esa ya clara superioridad en el juego y desde la ambición le hacía falta algo fundamental: el gol.
Falta a Coronel y golazo de Fideo
Trepada de Coronel tras un tiro libre a favor de Newell's, falta sobre el lateral y tiro libre para Central. Sí, otra vez un tiro libre en un clásico. Pero esta vez quien se paró frente a la pelota fue Di María. El resto es historia conocida: zurdazo letal, implacable. Golazo.
Un final a pedir de boca para Central, que pudo bajarle la persiana al partido en ese mano a mano en el que Espínola le ganó el duelo a Campaz. Pero ya en le medio de la locura llegaron los cambios alocados de Fabbiani, la roja para Lollo y ese desenlace eufórico que metió el Canalla.
Gigante el triunfo de Central, el quinto consecutivo. Gigante la fiesta que armaron los hinchas. Gigante la zurda de Di María. Gigante Central nuevamente en un clásico.