Lo peor para Central va más allá del 2-0, ya que el equipo no tiene la reacción necesaria para revertir la situación y eso se evidencia en los 8 partidos que lleva sin ganar en Arroyito. Por eso se llevó la reprobación de su gente
Por Javier Parenti
Lo peor para Central va más allá del 2-0, ya que el equipo no tiene la reacción necesaria para revertir la situación y eso se evidencia en los 8 partidos que lleva sin ganar en Arroyito. Por eso se llevó la reprobación de su gente
Ya ni empata en su casa y la racha se hizo gigante, de 8 partidos. Encima, con un contundente 2-0 que le encajó Aldosivi. Y la diferencia estuvo bien, que es peor. Un golpazo por la derrota en sí, no porque lo complica en otra competencia, en una llave de una Copa de la Superliga que sirve de muy poco pero que pinta para complicar a Central. También al técnico Diego Cocca, que tiene más trabajo del que podía creer para revertir lo que le pasa a este equipo. Es más, el juego que se vio anoche en Arroyito de parte de sus dirigidos parece empeorar.
Ya ni la suerte lo acompaña a este Central. Claro que hace muy poco para ayudarla a cambiar el destino. Y ahora pierde, por casi nulo merecimiento, porque los rivales de turno hasta se le atreven a venir a ganarle a domicilio. El primer tiempo que ganaba en merecimiento Aldosivi pero que se moría en cero por "culpa" de Ledesma terminó con un 1 a 0 real para los marplatenses. Y justo en el minuto 45 porque la pelota, caprichosa como siempre, quiso ir al fondo del arco canalla para que la visita se fuera a descansar en ventaja. Pareció como que ella sola buscara la espalda del arquero auriazul, tras dar en la base del palo izquierdo al salir del botín derecho de Iritier, para que la lleven hasta el medio dándole el premio al equipo que mejor hizo las cosas para estar en ventaja.
Es que se infló de que el arquero canalla le impidiera meterse en el arco que da a calle Génova. La primera vez que intentó llegar al fondo fue cuando sólo se jugaban 10' y Ledesma se lo impidió tres veces en la misma jugada: cuando Chávez la cabeceó y él la sacó con una mano, también tras el segundo cabezazo de Colman que el uno auriazul tapó abajo y antes de que otro jugador de Aldosivi la empujara Ledesma metió el manotazo oportuno.
Otra vez a los 36' apareció la gran figura auriazul del último año para ahogar el grito de gol rival. Atento, tras una buena contra marplatense, se impuso a la intención de Yeri y después le tocó a Caruzzo colaborar para despejarla a cualquier lado.
A todo esto, lo más destacado de Central en la etapa inicial fue a los 17, con un homenaje al Chaqueño Herrera. Eso lo dice todo. Antes de ese minuto, casi nada. Después, algo de insinuaciones. De esas que no alcanzan, de las que no ayudan a los merecimientos.
Porque Central se arrimó al arco contrario, no lo atacó. Intentó, pero nunca llegó bien armado ni con ideas claras. Algo de Lovera, pero sin final. Con Ortigoza lejos de donde puede ayudar a desequilibrar, Vergara sin encontrar la posición para hacer su juego y Zampedri sin el timming de goleador, como se vio en el minuto 29, en el que intentó inventar un penal al recibir de Ortigoza y enredarse.
El párrafo aparte es para Camacho, que intentó algo mejor que de costumbre pero falló una y otra vez. Encima, en el amanecer del segundo tiempo corrió una pelota y lo que encontró fue el pinchazo inequívoco del desgarro en el posterior izquierdo.
Ya Cocca había mandado a la cancha a Herrera por Vergara. Al uruguayo lo reemplazó con Jonás Aguirre y con ello mantuvo al equipo mirando para adelante, pero los jugadores siguieron sin poder mover la pelota mejor que el Tiburón, que preocupó cada vez que el juego pasaba por los pies de Chávez, Yeri y Colman.
El reloj consumía los minutos de la misma forma que se acababa la serenidad del hincha canalla, que perdía entusiasmo, que veía difícil hasta empatar. Y allá por el minuto 70' llegó el segundo pedido desde afuera con el tradicional "jugadores, a ver si ponen... que no juegan con nadie". También un par de minutos después, lo que marca la impaciencia.
A los 76 casi se produce la igualdad, pero esta vez fue Pocrnjic que voló en forma espectacular para despejar la pelota que buscaba la red al salir de un excelente derechazo de Jonás Aguirre. Así Central empezaba a inclinar la cancha para igualar, arriesgando (otra no le quedaba) y confiando que en el arco lo tiene a Ledesma. Pero no es Superman. Por eso nada pudo hacer en una pelota perdida por el medio y que terminó picando en el punto penal para que Ezequiel Videla, justo un ex Central nacido en inferiores hace muchos años, se llenara el pie y los pulmones para gritar el 2 a 0 que desató otro grito, el de los hinchas pidiendo "que se vayan todos".
Claro, otra derrota en el Gigante. Un 2-0 casi imposible de dar vuelta en Mar del Plata, aunque eso no importe tanto como encontrar el por qué Central se acostumbró a sufrir los partidos en su casa.