.Los goleadores viven del gol. Convertir es el motivo de su existencia y su verdadera razón para ser futbolistas. Si la mandan al fondo del arco, son felices y hacen felices a sus equipos. Si no lo consiguen, su condición de tales entra en crisis. Y si no hay que preguntárselo a Darío Benedetto.
El delantero ex-Boca llegó a Newell's en julio. Vino por un expreso pedido de Cristian Fabbiani y con un objetivo claro: meterla. El equipo venía de un primer semestre mediocre y si algo lo distinguía era precisamente que sus delanteros no hacían goles.
Benedetto no venía mejor. Había llegado a Olimpia en febrero y cuando se fue, menos de cinco meses después, no había marcado ningún gol. El equipo paraguayo lo contrató por su condición de goleador, pero él falló.
Vino a Newell's con la misión de meterla
Sus comienzos en Newell's no fueron mejores. Pocos días después de su incorporación, el equipo jugó un amistoso contra Mazatlán en México y Benedetto se fue lesionado cuando apenas se habían jugado unos 30 minutos.
Esa lesión -un desgarro en el aductor- se resintió semanas después y recién pudo jugar un tiempo contra Defensa y Justicia, en la quinta fecha del torneo Clausura.
Volvió a hacerlo contra Central y, como en Florencio Varela, dejó la cancha sin marcar ningún gol. Tampoco lo hizo ante Barracas ni en su primer partido como titular, ante Belgrano, por la Copa Argentina. La sequía se estiró un partido más este lunes, otra vez contra Belgrano, pero ahora por el torneo Clausura.
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Una racha nefasta para un goleador
Como goleador, Benedetto atraviesa una racha con pocos precedentes. La última vez que logró convertir fue el 5 de febrero de 2024. En esa época todavía jugaba en Boca (su segunda etapa en el club xeneize) y le marcó a Tigre. Desde entonces participó en 36 encuentros jugando en cuatro equipos (Boca, Querétaro, Olimpia y Newell's) y de todos se fue sin poder festejar un tanto propio.
El lunes pudo haber dejado atrás esa racha negativa, pero desperdició la oportunidad: Newell's tuvo un penal, fue a patearlo él y lo hizo tan mal que el arquero de Belgrano, Thiago Cardozo, se lo atajó casi sin esforzarse. Benedetto engrosó así otra estadística negra de su carrera, que son los penales malogrados.
En los últimos partidos el delantero mostró una evolución física, ya que al menos no tuvo más los problemas musculares que le impidieron jugar muchos partidos en Olimpia durante el primer semestre y retrasaron su titularidad en Newell's en el segundo. Sus problemas con el gol, en cambio, siguen intactos y ni siquiera la posibilidad de marcar de penal le permitieron sonréir y dar vuelta la página. Lo paga Benedetto y por supuesto que también lo paga Newell's.