Las declaraciones del entrenador rojinegro Sebastián Méndez en la noche aciaga ante Estudiantes, luego del 4 a 1 en el Coloso, dejan al descubierto cómo vive el mundo Newell’s esta previa al clásico de la ciudad. Con una tensión demasiado grande, con una mochila que se necesita descargar.
Habló de “situación límite” en apenas cuatro partidos de su gestión. Dijo que todo se soluciona si se le gana a Central. Así, a él y a cualquiera se le hará muy difícil superar contingencias y crecer, y no porque no pueda vencer a Central que al cabo solo se trata de 90 minutos de juego, sino porque todo parece circunscribirse a eso. Todo o nada. Imposible.
Mauricio Larriera, un técnico de afuera de las entrañas leprosas y además extranjero, lo dijo claramente al asumir, que un objetivo concreto de su estadía sería ganar el clásico. Ahora lo repite con otras palabras un Gallego Méndez que recién empieza. Después de vivir en carne propia, eso sí, una goleada en contra que pareció mucho más que eso.
Es que el 4 a 1 que le propinó un muy buen equipo como Estudiantes, dejó al desnudo la fragilidad anímica de un plantel que habla de debilidades que van más allá de las estrictamente futbolísticas. Que también las tiene y quedaron en claro frente a un rival que no por nada es el campeón vigente.
El Gallego Méndez recogió rápido el guante
El Gallego Méndez recogió rápido el guante en la conferencia de prensa. No eludió las responsabilidades, ni las propias por el deficiente planteo que propuso ante Estudiantes, ni las que le compete a él y a todos sus dirigidos en la próxima parada en Arroyito.
No sacó el pie de la presión, la asumió, la cargó, dijo que todo se acomodaría ganándole a Central. “Llegamos a una situación límite y soy el primero que me doy cuenta”, señaló. Y parece claro que no sería tal si no estuviera el clásico a la vuelta de la esquina. Como quizás no hubiera sido tal la debacle ante Estudiantes.
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Pero la connotación que le dio Méndez a lo que viene habla de que no hay muchas opciones el sábado próximo en el Gigante. O se reacciona, ¿o qué? Se lo puede imaginar, pero cuesta decirlo, escribirlo, cuando el ciclo apenas tiene cuatro partidos, con una victoria, una derrota y dos empates.
Lo futbolístico, lo más importante
Todo ese cóctel que Méndez dejó en claro de qué se trata, va aderezado por lo que debiera ser lo más importante: lo futbolístico. Quizás lo que hoy en Newell’s tiene más probabilidades de remediarse en el corto plazo, porque con Estudiantes el técnico leproso le erró de cabo a rabo y difícil imaginar que repita.
Por la línea de tres que plantó ante un rival importante. Porque en ella incluyó a Leonel Vangioni que no está hoy para jugar tan desprotegido. Porque puso de carrilero a Fernando Cardozo que quedó claro que no está para eso y lo alejó de su mejor dominio, que es el área rival. Porque dijo que excluyó a Julián Fernández, de lo mejorcito ante San Lorenzo, por una cuestión táctica.
Porque ni siquiera corrigió al inicio del complemento el descalabro defensivo que se veía, más allá del ingreso de Augusto Schott por el paraguayo, dejando los tres abajo que no podían coordinar una y por momentos parecían amateurs.
Lo que no puede repetir
Eso es lo que no puede repetir Méndez el sábado. Lo otro, el juego aéreo como alguna vez diría Don Angel, será otra cosa. El Gallego lo asumió como un problema sin esquivarle al bulto: “Lejos de acobardarnos hay que dar la cara y salir”.
Debe acomodar ese 50 por ciento o más que es el juego. El otro 50 viene de arrastre pero lo puso en debate. Por eso también aseguró rápido que “Ever Banega jugará el clásico”. De ese combo dependerá que corra el límite autoimpuesto. Y, sobre todo, que Newell’s salga de este pozo en que se metió.