Más que un hábito se le hizo una necesidad. Central dejó de ser el granero de la primera hace tiempo. La falta de materia prima lo obliga una vez más a salir a buscar refuerzos en cada una de las líneas fuera de los límites de la ciudad. La cantera no sigue siendo un terreno fértil. El Centro de Alto Rendimiento que se puso en marcha hace poco más de 4 años continúa sin ser la usina que genere el recambio natural y cultural en el plantel profesional. Y eso atenta contra la economía y capitalización del club, entre otros puntos salientes en materia deficitaria.
Diego Cocca ya avisó que la idea madre es sumar entre siete y ocho refuerzos. Pretende un arquero, que sería en este caso asegurar la continuidad de Josué Ayala.
También busca un jugador que pueda desempeñarse por ambos laterales. A esto hay que agregarle que quiere un zaguero central, más allá de que el club abrochó por seis meses más a Miguel Barbieri.
En la libreta de las necesidades figuran además tres volantes. Uno que ocupe el sector derecho, otro que vaya por el medio pero de características ofensivas y uno que se mueva por la banda izquierda. En estos casos, la directiva trabaja en Diego Zabala y Ciro Rius como alternativas válidas. Aunque también habrá que ver si Washington Camacho renueva o no (ver página 4).
A esta lista hay que inyectarle que busca un delantero de área. El apuntado en primera fila es Cristian Chávez, quien por ahora no se mueve de Aldosivi. Sin embargo, la estrategia es ver si el empresario Christian Bragarnik puede "sacarlo" de Mar del Plata (ver página 4).
Ya no llama la atención que cada entrenador de turno busque refuerzos fuera de casa porque en las inferiores no asoma ningún proyecto. Los reiterados casos así lo certifican.
El tan mentado y promocionado Centro de Alto Rendimiento se tornó en cuestión de tiempo en una especie de fábrica que tiene sus puertas abiertas pero no produce. La reciente historia auriazul marca que los últimos jóvenes promovidos, asentados y vendidos fueron el lateral derecho Víctor Salazar y los mediocampistas Walter Montoya, Franco Cervi y Gio Lo Celso.
Cada uno de estos casos puntuales marca además que fueron una especie de herencia que obtuvieron los actuales directivos de la época comandada por el Coco Pascuttini y Daniel Teglia, respectivamente.
Ya no es noticia indicar que Central no cuenta con el recambio natural para nutrir al primer equipo. A Diego Cocca le bastaron un par de días para observar esa falencia y por eso apuntó sin dudar a sumar gente de afuera para rearmar al plantel de cara a la exigente temporada que se avecina, donde el canalla deberá jugar por mantener la categoría.
Atrás parece haber quedado la época donde el club mostraba permanentemente jóvenes futbolistas, que luego terminaban recalando en los grandes equipos del país o eran transferidos directamente al exterior.
Ahora sale a buscar jugadores en clubes de menor calibre en pos de reforzar cada una de las líneas, pese a que eso atenta más contra la flaca tesorería y debilita aún más la capitalización institucional.