Contundente victoria de Central en cancha de San Lorenzo en lo que fue la mejor producción del equipo en el ciclo del Kily González. El triunfo valió lo que cualquier otro, tres puntos, pero semejante producción futbolística significó que el canalla se adueñara de lo que fue a buscar esa noche al Nuevo Gasómetro: quedar con el futuro en sus manos en una Copa Sudamericana en la que sólo hay lugar para el primero de cada grupo. Por eso de aquí en más todo dependerá pura y exclusivamente de un Central que no hace mucho dispuso de una situación similar y al que el tiro le salió por la culata, cuando falló en esa recordada noche en el Gigante de Arroyito en la que debía vencer a Estudiantes para no tener que andar especulando con otros resultados frente a la búsqueda de la clasificación a los cuartos de final de la Copa de la Liga.
Puede parecer inapropiado recordar ese mal antecedente, pero si es cierto que de los errores se aprende, nada mejor para Central que mirar por el espejo retrovisor y tomar nota, sobre todo por lo poquito que hace que dejó escapar una posibilidad inmejorable.
Se puede ir incluso un poco más atrás en el tiempo y ver de qué manera reaccionó Central después de que el Kily tomó las riendas del equipo, porque pasó momentos parecidos ya en la Copa Diego Maradona. Hasta podría entrar en discusión aquella fatídica tarde en la que fue debut y despedida en la Copa Argentina, frente al humilde Boca Unidos de Corrientes.
El liderazgo del grupo A de la Sudamericana es propiedad de Huachipato, pero es justamente el equipo chileno el próximo rival de Central, que si ganara le arrebataría la punta para después sí definir frente a 12 de Octubre de Paraguay.
No debe haber mejor complicidad de la que pueda disponer un equipo que la de depender de sí mismo y lo que hizo Central en su último partido fue tomar la sartén por el mango. Pero la pregunta es: ¿podrá lograr que lo que hace un par de semanas no pudo? Es el gran desafío del Kily y sus jugadores.
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Central dejó escapar una gran chance ante Estudiantes.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
A tres fechas del final de la fase de grupos de la Copa de la Liga, Central se topó con una chance inmejorable, porque después de la victoria frente a Aldosivi (1-0, en Mar del Plata), más otros varios resultados que colaboraron, el equipo estuvo frente al mejor escenario: en ese entonces afuera por diferencia de goles, pero con la posibilidad de que si vencía a Estudiantes (en Arroyito) se metía sí o sí entre los cuatro primeros. Y de ahí en más sólo era cuestión de mantenerse. El resultado es el que todos conocen, derrota 1 a 0 en un contexto de desvalorización futbolística absoluta. Allí soltó las riendas, perdió el control, que no recuperó ni siquiera ganando el clásico.
Ni siquiera le sacó usufructo al trámite en la última fecha de cierre, cuando con el partido en marcha se sabía que Racing le estaba ganando a San Lorenzo y que ganando tenía la posibilidad de clasificar (siempre y cuando el equipo de Pizzi no estirara a más de dos goles la diferencia). Allí también en cierta forma gozó del control de la situación y fracasó en el intento.
Antes de todo eso estuvo la Copa Diego Maradona en la que en la fase regular jamás pudo disponer a gusto y piacere. La caída con River (en el Gigante) en la 5ª fecha lo dejó sin chances de pelear por el primer puesto. Distinta fue la historia ya en la fase Complementación, en la que en la 4ª fecha venció a Defensa y Justicia, lo que le permitió “darse el lujo” de ir a cancha de Lanús con un equipo semialternativo, pero no sin especular con que Unión y Defensa no ganaran sus partidos por muchos goles de diferencia.
¿Qué otras veces se encontró frente a la posibilidad de disponer su propio destino? En la final de esa fase Complementación perdió 3-1 en San Juan ante Vélez y cuatro días después le fue peor todavía, cuando cayó por 3 a 0 contra Boca Unidos.
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Hay una diferencia abismal entre todo aquello que pasó en el torneo anterior e incluso este último antecedente con Estudiantes y tiene que ver con la levantada futbolística que mostró Central justamente después de ese partido ante el pincha. Porque amén de lo ocurrido en Vicente López hace una semana, el canalla mostró una notable mejoría, que tuvo su máximo esplendor en esos 90 minutos en el Nuevo Gasómetro. Fue el resultado indicado en el partido indicado, el que le puso el timón en sus manos para fijar su propio rumbo.
Trabajó pensando en Huachipato
El plantel retomó este domingo los trabajos de cara al partido ante Huachipato del próximo miércoles, en cancha de San Lorenzo, y la gran incógnita en la previa es quiénes serán los integrantes de la zaga central, si mantendrá a Facundo Almada y Gastón Avila, que son quienes actuaron ante el ciclón la semana pasada. En principio ellos dos correrían con cierta ventaja, sobre Joaquín Laso y Nicolás Ferreyra. En caso de que el Kily decida repetir los once, el canalla formaría con: Broun; Damián Martínez, Almada, Avila, Blanco; Zabala, Ojeda, Vecchio, Pupi Ferreyra; Gamba y Marco Ruben.