Arrancó la campaña con el pie izquierdo. No ofrece credibilidad a la hora de hablar en la cancha. Central se acostumbró a poner la mejilla. No puede sacar los pies del barro pese a que por sus venas corre sangre elitista. El Kily González, con aires de grandeza, le apunta de lleno al plano internacional. La Copa Sudamericana se tornó en la inmediata obsesión. Mientras tanto, la Liga Profesional se consume a paso lento. Y consume al canalla como telgopor en el fuego. El elenco de Arroyito le agregó en Junín un nuevo eslabón a la cadena de derrotas. En cinco presentaciones perdió cuatro. Tres de manera seguida. Con el equipo titular o muletto, el resultado viene siendo el mismo: pobre. Está claro que el técnico piensa en la copa y se marea en el torneo doméstico.
Hasta ahora enfrentó a peces no tan gordos. Salvo Vélez, que paradójicamente fue al único que venció, luego jugó con representativos sin tanto pedigrí. Y se quedó con nada en cada una de las presentaciones que hizo. Sea en el Gigante o en otras latitudes.
Eso lo está consolidando en el fondo de la Liga Profesional. Perder ante elencos como Godoy Cruz, Gimnasia, Aldosivi y Sarmiento marca una tendencia que amerita un foco de atención a corto plazo. Sobre todo porque los puntos que se perdieron hasta la fecha se lamentarán en un futuro no tan lejano. Cuando sea turno de desempolvar la calculadora y mirar el promedio, florecerá la bronca por este presente imperfecto auriazul.
El Kily González le apunta con toda su ilusión a la Sudamericana. Ya logró insertar al equipo entre los ocho mejores del continente. El martes próximo buscará sacar ventaja en Arroyito cuando reciba a Bragantino en pos de seguir haciendo historia al andar. El lado oscura de la luna es la competencia local. Ahí viene pistoneando feo. Central ratonea entre fecha y fecha.
De cinco presentaciones apenas acopió tres puntos. Una cosecha magra, más allá de la pandemia y algunas bajas que tuvo por Covid. Otro punto en contra es que cada vez que puso un alternativo en cancha, desentonó. El canalla dejó la firme sensación de tener solo un equipo con tinte protagónico. Los resultados así lo avalan. No hay que ser escribano para certificarlo.
Mientras tanto, Central sigue de oferta en el plano nacional. Hasta el kiwi de Junín sacó provecho del momento canalla. Habrá que ver cómo seguirá esta historia. Porque la cita que se avecina marca que Independiente será el rival a recibir en el Gigante de Arroyito. Y el rojo anda medio endiablado, ya que es uno de los actores protagónicos de este certamen.
Con la Sudamericana en la mente, y sabiendo que el próximo 17 se jugará realmente la estadía en el ámbito internacional en Brasil, el Kily González casi seguro volverá a apelar por un muletto para jugar ante los de Avellaneda. Y, a priori, está abajo en las apuestas. Sobre todo con lo que mostró ayer Central ante Sarmiento.
Porque no se trata solo de ver la derrota. Eso es la consecuencia de un accionar casi pasivo de los participantes que eligió el entrenador canalla para la velada en el estadio Eva Perón.
Si el equipo titular aún dista de ofrendar una versión sólida, qué queda para el piberío. Ayer ratificaron estar verdes. Algunos muy verdes. Así y todo pusieron la cara e intentaron dar lo mejor de sí, pese a que a muchos jugaron de manera livianita. Tal es así que, salvo el regreso eficaz del experimentado Jorge Broun, el resto prácticamente desentonó.
La puesta en escena fue floja. Se percibió que no había un patrón de juego a seguir. Por momentos, los pelotazos fueron el común denominador, más allá de algunas esporádicas acciones colectivas que mostraron un halo de esperanza temporal. La resultante, por lo tanto, es clara. Central sigue sin poder sacar los pies del barro.