En noches de copa hay un estado de ánimo que se impone sobre otro. O es euforia y clasificación o es desazón y eliminación. A Central ni se le cruzó por la cabeza darle cabida a la segunda opción, porque aun sabiendo que contaba, al menos desde el arranque, con un par de resultados que le daban la derecha, supo cómo buscar el pase a cuartos de final de la Copa Sudamericana que finalmente consiguió, de la mano de un Vecchio reluciente. Y como era el único y gran objetivo, el aprobado del equipo del Kily fue gigante. Varias cosas dejó la noche de Arroyito en el 1-0 sobre Táchira, pero una por encima de todas: Central cumplió con su parte y se metió entre los ocho mejores equipos de la Sudamericana, llave que deberá dirimir con Bragantino.
Esta llave de octavos, ya parte de la historia, era el gran objetivo de Central en el semestre. El pase a cuartos era para lo que se había preparado el equipo del Kily y a aquel buen resultado cosechado en Venezuela le cabía una sola acción: la validación del mismo en el Gigante. ¿Cómo lo hizo? Sin dejar dudas, haciendo que el juego no le abriera ninguna hendija a la especulación o que Táchira no lo sorprendiera. Con cabeza y corazón.
La redondez de la noche hizo que ni siquiera aparecieran los reparos sobre las mermas que el equipo sufrió con la baja de tres de sus jugadores más experimentados (y la no disponibilidad de refuerzos). Pero claro, fue suficiente la presencia de otro excepcional como el capitán Vecchio, para que Central decidiera manejar la cosa a su antojo.
Por eso la andanada de aproximaciones y unas cuantas chances claras en ese primer tiempo en que a partir del juego pudo liquidar ya la serie. En los pies de Vecchio, de Marinelli, de Blanco, de Zabala tuvo Central para convertir. Y algunas de ellas no fueron porque el arquero Varela metió un par de tapadas tremendas frente a Martínez Dupuy. Pero claro, el uno venezolano quedó desairado en esa jugada en la que Vecchio vio el hueco, encaró, desparramó rivales y metió una definición de antología para ahí sí poner al equipo arriba, con la tranquilidad de saber que ese plan de juego era el correcto. Porque con la prolijidad jugaba, con el manejo se cuidaba y con la pelota no le daba chances a Táchira.
No debió sufrir tanto Central en ese segundo tiempo en el que mantuvo el pie en el acelerador, pero que jugó con el vidrio empañado a la hora de la definición. Parecía estar más cerca del tercero que del segundo, y siempre con un Vecchio inspirado, al que le era sencillo encontrar sociedades con Ojeda, con Zabala, Ferreyra y el resto.
Parecieron clave en el resultado esas intervenciones finales de Juan Pablo Romero y de hecho lo fueron, pero antes de eso Central tuvo que haber dictaminado una sentencia que no logró.
Es que a partir de los pies de Vecchio, Central actuó de la forma en la que debía, sin temores, sin dejar que la situación lo sobrepasara, jugando a lo que debía jugar, aunque, se insiste, pecando de ineficaz en la definición. Porque sólo a partir de esa falencia se entiende que Táchira se mantuviera a tiro (estaba a dos goles) hasta el final.
Marinelli mano a mano y Pupi Ferreyra con un par de malas decisiones en el final de la acción, no pudieron darle forma a alguna que otra jugada, como Zabala probando desde afuera o Dupuy insistiendo. Definiciones que no dejaron que Central le metiera algo más de brillo a una noche en la que igual se lució por lo que salió a buscar y lo que logró.
Impresionante la actuación de Vecchio, convincente el rendimiento colectivo, pero lo que hubo anoche en el Gigante fue una enorme respuesta de Central, que se metió en cuartos y mantiene el sueño copero.
1ª vez. En su 5ª participación en la Copa Sudamericana, es la primera vez que Central llega a 4º de final. Solo en 2005 había pasado a octavos.
El equipo del Kily, el único como River
Así como River Plate quedó como el único representante argentino en la Copa Libertadores en cuartos de final, luego de que los seis clasificados pasaran a octavos (además Boca, Argentinos, Vélez, Defensa y Justicia y Racing), Rosario Central se transformó en el único club del país en estar entre los ocho mejores de la Copa Sudamericana, ya que anoche quedó afuera Independiente (ver página 4) y el miércoles lo había hecho Arsenal. Los otros cuatro clubes que integraron esta edición no pasaron la fase de grupos: Newell’s, San Lorenzo, Talleres y Lanús.