Los rendimientos y los resultados le dan un sentido favorable o no a las expectativas futbolísticas. Es común escuchar que las mismas fueron cubiertas o superadas. Pero cuando esto no sucede la sensación de frustración y/o decepción invade el cuerpo colectivo de la parcialidad. Y luego de esta percepción primaria asoma otro análisis complementario pero muy necesario. El del costo-beneficio de la operación. Del cual se deduce la rentabilidad o no de la inversión realizada. En base a esto, Central hoy puede concluir en que la contratación del delantero Héctor Bracamonte en 2012 no fue tan improductiva como la de Teófilo Gutiérrez en este 2016.
Sí, aunque parezca una comparación absurda, no lo es. Tampoco es tan asimétrica como parece.
Porque en su momento el atacante ex Boca Juniors fue repatriado tras nueve años en el fútbol ruso para que aportara su experiencia en la misión que había trazado Miguel Angel Russo de devolver a Central a la primera división. Objetivo que se cumplió, aunque el Bracagol por sucesivos inconvenientes físicos nunca alcanzó su plenitud futbolística, aquella que le había permitido convertir 17 tantos en la temporada 2002/2003 en el club de la Ribera.
No obstante, Bracamonte llegó a Central generando más curiosidad que optimismo, participó en nueve partidos con la camiseta canalla en la B Nacional, jugando un total de 453 minutos y convirtiendo un solo gol, el 22 de septiembre de 2012 ante Atlético Tucumán.
Bracamonte estableció su préstamo en 100 mil dólares, pero al comprobar el delantero que no iba a poder dar las respuestas que Russo esperaba optó por rescindir y le devolvió 50 mil dólares al club de Arroyito.
El caso de Teo es muy diferente, porque el colombiano generó una enorme expectativa y esperanza para potenciar al equipo en el torneo y lograr la obtención de la Copa Argentina, objetivos no alcanzados. Al igual que Bracamonte sólo pudo convertir un tanto, el 20 de noviembre pasado ante Boca. Participó en 10 partidos y jugó 798 minutos.
Claro que la diferencia en materia de costos es sustancial, porque el préstamo del colombiano, según fue informado oficialmente, rondó los 500 mil euros, independientemente del contrato del futbolista del cual no se conocieron cifras.
Hoy su futuro en Central es incierto y sabido es que su continuidad ya se conjuga en tiempo de verbo imperfecto.
Con este paralelismo no se trata de hacer un juego de equivalencias en cuanto a las condiciones futbolísticas ni personales entre Bracamonte y Gutiérrez, pero sí establecer que en casos disímiles las conclusiones se asemejan, tanto que con los números en la mano se puede afirmar que Central pagó un alto costo un gol de Teo.