La Cámara de Diputados de Santa Fe dio un gran paso en el sentido de saldar una deuda con todos los santafesinos y santafesinas: dio media sanción a la Ley de Educación. Esta es una ley doblemente oportuna: primero, porque Santa Fe es la única provincia del país que no tiene ley de educación; segundo, porque en un momento social, económico y político de desempleo, recortes y crisis, estamos dando un mensaje en el sentido de que la educación no es un gasto sino un derecho y un bien común.
La ley que aprobamos fija una política de Estado para las próximas generaciones, más allá del gobierno de turno. En un contexto en el que cinco de cada diez chicos no terminan la escuela secundaria, aprobamos una ley que reconoce el derecho humano a la educación integral, permanente y de calidad, y pone en cabeza del Estado la responsabilidad indelegable de garantizarlo.
Una de las cuestiones más transcendentes del proceso que derivó en la aprobación de esta ley es el consenso logrado: en Santa Fe, en materia de educación, no hay grieta. En el texto que aprobamos confluyeron cinco proyectos de distintos bloques, de distintos partidos políticos. A partir del diálogo, el intercambio de ideas y las rondas de debates entabladas con diferentes actores, principalmente docentes y estudiantes, se acordó un proyecto unificado que sintetizó las cinco propuestas y que luego se integró con el proyecto enviado por la ministra de Educación Claudia Balagué.
Me interesa destacar tres cuestiones que contempla esta ley y que impulsamos desde el Bloque "Igualdad y Participación", que integro junto a Silvia Augsburger. En primer lugar, la obligatoriedad de la educación inicial desde los tres años. Entre los tres y los seis años se establecen las aptitudes básicas en los niños y las niñas, especialmente el habla. Y es en ese momento cuando más insuficiente es la respuesta de los estados nacional y provinciales: según el Censo del año 2010, uno de cada cinco niños entre cero y cinco años viven en hogares con necesidades básicas insatisfechas. Nos propusimos impulsar una ley que rompa con el condicionamiento que asocia los resultados escolares a la situación social de los chicos y de las chicas. Este es el sentido de la escuela pública, gratuita y universal. Hoy, el 70% de las y los estudiantes santafesinos pertenecen a la escuela pública. Con la obligatoriedad desde los 3 años, brindamos una herramienta al Estado para avanzar más inclusión y más igualdad.
Queremos superar la paradoja de Bossuet, según la cual se rechaza una forma de sociedad que provoca niveles inéditos de igualdad, pero se aceptan los mecanismos que producen la desigualdad. Hoy la educación se usa como coartada: decimos que la violencia, que aumenta día a día, es consecuencia de la falta de educación. Pero, al momento de brindar respuestas a esta problemática, la educación queda al margen de las partidas presupuestarias y los debates políticos. La Ley 1420 sentó al hijo del rico con el hijo del pobre, con el mismo guardapolvo blanco. La Reforma Universitaria extendió esta concepción a la educación superior. El gobierno peronista en la década del '40 promovió la gratuidad de la educación universitaria y la obligatoriedad de la educación primaria entre los 3 y los 5 años.
El segundo aspecto que impulsamos y es la educación sexual integral. En una maravillosa reunión que tuvimos con estudiantes secundarios, todos los chicos y las chicas hicieron hincapié en la falta de educación sexual en sus escuelas y reclamaron al Estado el cumplimiento de la normativa nacional. Este derecho será reafianzado por esta Ley que considera a la Educación Sexual Integral como un contenido transversal basado en libertad, igualdad, solidaridad, diversidad, responsabilidad y justicia.
El último aspecto que quisiera rescatar refiere al gobierno de la educación. Venimos de una formación que considera la participación popular como una condición de la democracia. Nos preguntamos por qué las dictaduras militares y en los feroces momentos de políticas neoliberales no pudieron avanzar sobre la educación pública, como sí lo hicieron en otros países. Y la respuesta es clara: porque existió el cogobierno de estudiantes, docentes y no docentes, porque todos los actores se movilizaron en su defensa. Fueron los miles de docentes y estudiantes que ganaron las calles y que hoy ganan las calles en defensa del presupuesto educativo los que, aún con las crisis, con los déficits y con las carencias que tiene nuestra educación, sitúan todavía a la Argentina como uno de los países más destacados en la región. Es por ello que la ley establece un Consejo Provincial con la participación de todas y todos los actores del sistema.
La Biblioteca Argentina, en Rosario, nos recibe con una frase que dijo Joaquín V. González al momento de su inauguración: "Conocer es amar, ignorar es odiar". Esta frase, dicha hace más de 100 años, sintetiza la mejor tradición de nuestro país en materia educativa y a la vez invita a un futuro más libre, igualitario, inclusivo y solidario. Creemos que estamos dando una herramienta importante para realizar la batalla cultural por una mejor educación en nuestra provincia. Hoy podemos afirmar que Santa Fe tendrá una vergüenza menos y una libertad más.-