La impronta de relanzamiento de gestión, junto a la carga de simbolismo institucional aportada por el calendario, que Javier Milei le asignó a la firma del demorado Pacto de Mayo en Tucumán no invisibilizó los interrogantes que acechan al decálogo de propuestas —sin consenso elemental previo— destinadas a refundar el Estado, algunas con impacto incierto y otras que deberán pasar por el Congreso nacional, donde inexorablemente habrá que volver negociar con esa “casta” tan repelida.
Cuatro meses después de la convocatoria lanzada por el presidente a todo el arco político para sellar el acuerdo en territorio cordobés y a libro cerrado, el camino que desembocó en el Acta de Mayo lució múltiples obstáculos que provocaron más reveses (fue excesivamente trabajosa la sanción final de la ley Bases y el paquete fiscal) que logros.
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Producto de una necesidad que superó al ímpetu que enmarcó al plan original, la administración libertaria cedió, especialmente obras públicas y fondos a los gobernadores dialoguistas, para que el Congreso le diera luz verde al ambicioso megaproyecto presidencial. Y en los últimos días, también a petición de esas provincias, añadió reformas al texto primigenio del pacto. La búsqueda de consenso como herramienta de gestión dejó de ser, entonces, objeto del rechazo oficialista. Todo un volantazo para el relato mileísta.
Los gobernadores dialoguistas, entre ellos Maximiliano Pullaro, interpusieron sus reclamos a la Casa Rosada para evitar el corsé de una adhesión a rajatabla y dejaron en claro que avalaban un acuerdo cuya responsabilidad será, pura y exclusivamente, de Milei.
El tiempo no para y la sociedad palpa, cada vez con mayor inquietud, el desgaste de su calidad de vida" El tiempo no para y la sociedad palpa, cada vez con mayor inquietud, el desgaste de su calidad de vida"
Si bien hay un fin compartido de reducir el déficit fiscal, e incluso el jefe del Estado aceptó incluir a la educación (planteo del santafesino) en el decálogo del pacto, las exigencias a la Nación por diversas obligaciones con la provincia seguirán haciéndose sentir.
A siete meses del desembarco en Balcarce 50, y en un contexto más grave que el diagnosticado por entonces, Milei también tuvo que rearmar su equipo de trabajo. E incorporó a su asesor estrella, Federico Sturzenegger, como estratega de su segunda fase de gestión, basada en una profunda reforma del Estado que volverá a poner a prueba la capacidad de concertación del Ejecutivo.
Pese a que los sensores vienen detectando fugas en los niveles de adhesión a la administración de Milei, la ausencia de liderazgos en la vereda opositora le sigue otorgando un bonus al libertario. Pero el tiempo no para y la sociedad palpa, cada vez con mayor inquietud, el desgaste de su calidad de vida.