Las instituciones de larga estadía, en general destinada a las personas muy mayores, que ya no pueden más continuar viviendo en sus hogares naturales, por las enfermedades invalidantes que limitan sus capacidades funcionales para realizar las actividades de la vida diaria, – o sea no poder funcionar por sus propios medios para continuar viviendo–, serán las destinatarias para ingresar a estas instituciones que se intitulan con los más dispares epitafios: "Hogares, Residenciales, Institutos, Hotel Clínico, Edad de Oro, Casona o Casa de ancianos, nonos, padres, abuelos, mayores, como epítetos institucionales. La mayoría no posee carteles externos.
Del total de la población de personas mayores de 60 años en el Departamento Rosario, donde viven unas 200.000, un 16,70% de 1.194.000 habitantes (Indec, Censo 2010) (el porcentaje de mayores de 60 años en todo el país se acerca al 14,4%), sólo 1,3 al 1,5% habitan en los célebres geriátricos, o sea, 3.000 en el mejor de los casos.
Pero claro, ¿qué familia no ha padecido la dramática odisea de abordar un humano anciano, que no puede funcionar sólo, que necesita ineluctablemente que otras personas le brinden los cuidados indispensables para la vida, sea en sus mismos hogares o en un "geriátrico"? Justamente, cuando ocurre, se produce una cataratas de problemas que irrumpen el funcionamiento "normal" de la familia; se origina una situación de gran estrés familiar y allegados.
Los cuidados domiciliarios son dispendiosos, inasequibles para la mayoría de la sociedad, (se requieren unos $35.000 a $ 50.000) para asistir 24horas de los 365 días cuando es regulado según leyes laborales, o de servicios privados contratados. La contratación de los cuidadores de ancianos o auxiliares geriátricos, es muchísimas veces muy agobiante y difícil para el familiar pues no hay un régimen salarial estatal, tampoco prístinas descripciones de sus funciones; hay gran ausentismo, la mayoría no tiene capacitación específica; muchas extranjeras que buscan cualquier trabajo de sobrevivencia; es un trabajo duro, difícil, no se toman medidas preventivas de accidentes (no uso de cinturones para los esfuerzos, técnicas de lavados de manos y guantes descartables), pocas poseen cultura para leer o conversar con los mayores, pocos tienen dedicación afectiva y sensitiva sin usar celulares, mirar la televisión; abandono abrupto de sus labores al encontrar otros ámbitos; si no es relación laboral legal, se expone a frecuentes juicios.
Sin embargo, si se puede, es la mejor opción para todos, pero....por los estándares de incapacidad económica, muchos se inclinan por la internación geriátrica. Ésta, cuando lo asume su obra social, albricias, otras sólo cubren una cifra parcial del costo. Si se interna particularmente, ineludiblemente deberá recurrir a servicios privados, cuyos cánones mensuales oscilan entre $ 25.000 a $ 65.000 en Rosario. Ahora si se contrata un geriátrico ilegal, sin habilitaciones, vulgarmente llamado trucho, con $ 9.000 a $12.000 puede bien encontrarse, y también.... arriesgarse o, depositar el anciano al destino de Dios" ya que a muchos toman sus bienes o bien odian y detestan a los mayores. Y he aquí un mal mayor cuando la familia literalmente deposita al anciano, quien no recibirá una correcta, digna, humana, sensible, cándida, afectuosa, -que algunos denominan "contención", pues una elevada proporción de las familias, -hasta un 50% de muchos geriátricos- se desentienden, lo abandonan, no brindan medicamentos, elementos de curación, de higiene, ropa adecuada, paseos, salidas, reuniones familiares, no lo llevan a las consultas con médicos especialistas, psicólogos, visitas y salidas, no festejo de sus cumpleaños, (sólo grupales), no brindar ¡alguna bebida, comida o postre que apetece! Y lo peor, la indiferencia, nulo afecto o sentimiento, apoderándose de sus ingresos (jubilaciones, alquileres, propiedades,). Es loable aquí aclarar que en muchos de estos casos tan habituales, las personas mayores durante sus vidas jóvenes y adultas desatendieron, abandonaron, maltrataron, abusaron, violentaron, jugaron y perdieron los bienes, formaban otras parejas y olvidaron los hijos y nietos, -que hoy poseen la "carga social" de atenderlos o asistirlos.
La mayoría de los geriátricos no fueron construidos para esos fines, fueron casas, sanatorios inviables "adaptadas" a ser geriátricos; no es igual, claro que no.
Cuando una persona ingresa a un geriátrico, pierde cualidades y capacidades como su identidad. Deja de ser Sr., Dr., con su nombre completo; se lo llama por epítetos con Juanchi, Pirulo, Tita; su dirección personal; su ocupación, labor, hobby, (cocinar, leer, arreglar su hogar, pintar, escribir): su recreación habitual, ya no elige sus horarios y programas radiales o de la TV; no más diarios, revistas –en general son libros y revistas muy viejas-; no puede elegir qué comer, qué beber, siempre agua, y sin repetir; los horarios son impuestos pues es una institución (almuerzo a las 11, cena a las 18 por ejemplo, pues se hace en función del personal y no de los residentes, no más actividad sexual, chau intimidad, basta de gustos y deseos, no gimnasio ni bici ni caminatas, salidas y paseos; chau amigos, chau al asado, al vino, al mate y al baile. No vemos el sol ni las estrellas!! Dormimos con otros 2 o 3 del mismo sexo, a veces roncan mucho. La libertad humana se torna brumosa, neblinosa, ¿no?
Los horarios de visita, verbigracia de 9 a 11 y de 16 a 18, están convenidas acorde a las necesidades del personal, pero no de los residentes. Si es un hogar, como debe ser, -aún siendo geriátrico-, debe ser de puertas abiertas; o acaso, cuando una amiga o familiar nos visita, ¿cuándo lo hace? ¿No es habitual compartir almuerzo o cena? Bueno, en los geriátricos, los horarios de almuerzo y cenas son prohibidos compartirlos.
En cuanto a la intervención estatal, es patética. La inopia de funcionarios, legisladores y autoridades es abrumadora, las consecuencias son devastadoras para los ancianos. Existen leyes sobre leyes contradictorias; no se sabe quién controla los geriátricos, ya que por ley provincial 9847/1986 y modificaciones (10169 y 11943), el Ministerio de Salud debiese controlar y auditar los "establecimientos geriátricos.....art.31. Pero no, no controla nada, pues no tiene equipo auditor geriátrico. No existen categorización de los geriátricos, todos no son iguales, claro.
La Municipalidad de Rosario, al percatarse de este espacio vacuo, desea controlar y auditar; (Ord. 6287/96; 8159/07; 8875 y 8883/11; y lo hace pero muy mal; pues tampoco dispone de un equipo de profesionales auditores competentes en Geriatría; confecciona multas, no tienen criterio profesional científico desde la Geriatría y Gerontología. Esto fue empeorado con la resolución provincial 814/07 y tomada por la Municipalidad para la creación de los "Holepam", que resultaron impracticables y de rotundo fracaso.
Actualmente hay 3 anteproyectos legislativos sobre los geriátricos. A los que tuve acceso, se reitera los mismos errores del pasado, ausencia de aceptación que este tema es científico, técnico médico-preventivo-social muy complejo, y requiere de profesionales universitarios que estudiamos y sabemos; convocar a todos los prestadores de establecimientos geriátricos pues constituyen una pieza fundamental a la que hay que escuchar e involucrarlos a participar activamente, para lograr algo tan simple como un producto final de servicios y gestión que procure mejorar la vida de los ancianos en los geriátrico, y sean los residentes ancianos que de una vez puedan opinar y decidir con sus vidas dignas.