A fines de 1953 la selección de Hungría fue a enfrentar en Wembley a Inglaterra que era la potencia de Europa. Los locales se desplegaron en ataque como hacían siempre pero fueron sorprendidos por un juego de muchos pases, un asedio ofensivo de ocho jugadores y veloces cambios posicionales. Los húngaros ganaron 6 a 3 con esa novedad y una inesperada cuestión adicional: los números de sus camisetas no correspondían a los puestos en la cancha lo que hacía que los ingleses, en la rapidez del juego, no supieran a quien seguir. Cuando se jugó la revancha en Budapest seis meses más tarde las cosas no fueron mejor. Inglaterra perdió 7 a 1.
La definición de las listas del PJ trae un poco el aire de aquellos partidos siempre aludidos en la historia de la táctica del fútbol. Lo que parece haber ocurrido es que un equipo con jugadores experimentados que buscó hacer lo de siempre no midió bien la fortaleza o la novedad del que se plantaría enfrente. Y el que movió último jugó rápido, cambió de posiciones y recurrió al jugador más fuerte para predominar.
El partido puede no estar terminado. Pero el lanzamiento el jueves de Agustín Rossi junto a Alejandra Rodenas como candidatos a senadores por Santa Fe fue una jugada arriesgada que hubiera o no interna colocaba al actual ministro de Defensa en un difícil brete. Omar Perotti frente a esa apuesta quedaba afuera y por completo desdibujado. Había anunciado por meses que su candidato a senador sería Roberto Mirabella. Esa postulación no gustaba en la Casa Rosada por el desconocimiento de Mirabella en el electorado. Lo mismo pasaba con la actual senadora María de los Angeles Sacnun a quien impulsaba Cristina Fernández.
El gobernador recurrió a Cristina como opción de última instancia. Y como hicieron los húngaros ofreció mandar los mismos jugadores a la cancha cambiando los números en las camisetas. Propuso como primer candidato al Senado nacional a Marcelo Lewandowski, un dirigente moderado y en proyección, con popularidad tras sus dos décadas como periodista deportivo, que en su debut en la política hace dos años conquistó con amplitud el cargo de senador provincial en un distrito esquivo al PJ como Rosario. Abajo postuló a la poco instalada Sacnún que es quien desea la vicepresidenta. Y como cabeza de lista para diputado nacional a Mirabella que es su propio favorito y al que aceptaba bajar del Senado.
Cristina cerró el acuerdo y dejó el tablero al revés. ¿Mantendría el Chivo su propia lista al precio de enfrentarla a ella que había acordado con Perotti impulsar a Sacnun? ¿Lo haría cuando su principal referente es el ministro de Gobierno Roberto Sukerman en el gabinete del gobernador? La respuesta se mantuvo incierta todo el día. Difícil que un dirigente de mucho pavimento como Rossi no haya medido qué arriesgaba al lanzarse. Es un hombre que siempre dijo, y demostró, que las internas potenciaban a su partido en las generales. Pero ahora hay algo nuevo: los competidores pulsean en lo más alto de la Casa Gris. Si hay compulsa el gobernador se enfrenta a su vicegobernadora.
Y si no hay internas ese enfrentamiento no afloja. Rodenas le demostró una vez más a Perotti que juega en la vereda de enfrente. Se subió a la candidatura a senadora nacional empujada, una vez más, por el grupo de senadores provinciales del Nuevo Espacio Santafesino (NES) que encabeza Armando Traferri. Un grupo concentrado con fuerte conciencia de sí mismo y de sus intereses y que es liderado por un político que, según falló hace un mes un camarista penal rosarino, podrá ser imputado por el delito de organizador de juego ilegal. Ese grupo se sacó una foto con Rossi el jueves para mostrar las vigas del acuerdo.
Rossi siente que Perotti le retribuyó muy mal el respaldo a su fórmula hace dos años y el sostén que dio a la gobernabilidad de su gestión. Y en La Corriente, su espacio, rumian la idea de que el rafaelino tiene una irritante voracidad hegemónica, que en este caso dejaba sin nada a un dirigente que como Rossi nunca taladró el piso de sus adversarios peronistas. Y que justamente su armado electoral empujaba al rossismo afuera de todo. Fue así que con el visto bueno de Alberto Fernández primereó y presentó su boleta.
“Se calentó y se apuró”, decían ayer de Rossi los suscriptores del segundo acuerdo, el de Perotti con Cristina. El problema no es si mantenía la lista o si la bajaba, si no cómo quedan, pase lo que pase, los esquemas en el policromático gobierno provincial. ¿Cómo seguía adelante el gobernador sus dos años restantes si se dejaba talonar por los viejos galgos del Senado provincial? ¿Cómo queda el lazo de Perotti con Rodenas? ¿Cómo con su ministro de Cultura Jorge Llonch que es el esposo de la vice? ¿Qué pasa con la cantidad de militantes que trabajan en puestos de la administración y que no adhieren a Perotti?
Al mismo tiempo desde el sector que acompaña al gobernador zarandeaban a los más incondicionales de Rossi. "Tienen el discurso de Sain pero van con la plata y la estructura del Pipi". Y desde acá lo tomaban como una chicana poco relevante. "Perotti llegó al gobierno con esa misma estructura".
Lewandowski entró al senado provincial en la lista de María Eugenia Bielsa. Ambos representan en el PJ una posibilidad de capturar adhesiones que luce mayor que la de un dirigente solvente pero más asociable al kirchnerismo como Rossi. Es por eso que su postulación, definida sobre el filo del cierre, rememora el destello de aquella táctica inesperada y efectiva de los húngaros. En ninguno de los dos sectores parece haber jugadores desequilibrantes por sí solos como Kocsis, Czibor o Puskas de aquella Hungría. Por eso más allá de la sensación de indudable gran jugada que tuvo el acuerdo de Perotti y Cristina, otra vez la figura, habrá que ver cómo sale el partido, que se sigue jugando. Lo que logró el gobernador fue casi en el tiempo agregado salir de un lugar incómodo e instalar a los suyos como favoritos. Al final de aquellos dos recordados partidos el lateral derecho Jeno Buzansky, luego entrenador, reconoció: "Entre dos formaciones distintas suele prevalecer la más audaz o la más novedosa". En una de esas la carta de Perotti, un político muy moderado, tuvo esas ventajas.
25/11/1953 England v Hungary