Qué suerte tiene la oposición de tener enfrente, casi siempre en las lides electorales, a Aníbal Fernández. Pero qué desgracia para el sentido común y las buenas maneras de hacer política.
Por Mauricio Maronna
Otra vez. Aníbal Fernández obligó al gabinete a manifestarse en su contra por las amenazas a Nik.
Qué suerte tiene la oposición de tener enfrente, casi siempre en las lides electorales, a Aníbal Fernández. Pero qué desgracia para el sentido común y las buenas maneras de hacer política.
Convertido en un cajón de Herminio eterno, el ministro de Seguridad (nada más, ni nada menos) tiró por la borda cualquier intento del Frente de Todos por mostrarse empático, receptivo y salir mejor tras la trepidante derrota en las Paso.
Con un presidente en pleno uso de sus atribuciones, Aníbal no duraba un segundo más, luego de haberse conocido la repugnante amenaza al humorista Nik, haciendo foco en el colegio de sus hijos. Pero, se sabe, Alberto está por las nubes de Ubeda (Saadi dixit) a Cristina no se sabe si le gustó o no le gustó la ramplona amenaza.
El gran perdedor
La que festeja como un gol a Brasil en el último minuto es la oposición. Como festejó aquella vez que a Cristina se le ocurrió candidatear a Fernández para la Gobernación bonaerense. No sólo logró que el peronismo fuese derrotado en su cuna tras décadas, sino que aceleró el proceso de descomposición electoral que terminó con la victoria de Mauricio Macri sobre Daniel Scioli.
Fernández traspasó todos los límites, hasta constituirse en el protagonista de un episodio que quedará registrado en la memoria colectiva. Era el momento justo, ideal, para el jefe del Estado lo devolviera al programa de C5N, que, nunca tan costumbrista, se llama Caníbales. Pero vaya uno a saber por dónde anda Alberto Fernández, en qué piensa. Con Juan Manzur convertido en presidente designado y con Cristina corrida de la escena, Fernández (Alberto) parece un flaneur, alguien que vaga sin rumbo por las calles.
Alguna vez, en la mejor época, Agustín Rossi (un gran conocedor del refranero peronista) dijo que el kirchnerismo tenía una gran devoción por golpearse así mismo, una especie de nihilismo recurrente que le hace tirar tiros hacia su propia humanidad.
Una vez conocidas las amenazas de Aníbal a Nik se agarraron la cabeza al unísono en la Casa Gris. No solo porque Aníbal es del staff, sino porque deberá tener un trato recurrente con Omar Perotti por la penosa situación de la seguridad en Rosario.
Encima, el propio Aníbal había tenido un cruce tremendo por Twitter con el intendente Pablo Javkin, lo que hace aun más traumática la anunciada visita del hombre de los bigotes largos a la ciudad. De todos modos, el ministro de Seguridad es un emergente de la profunda crisis que vive el gobierno desde la derrota electoral. Donde deberían haber actuado con piel de bebé asustaron a sus propio electores.
En Juntos por el Cambio tal vez no conozcan una cita de Napoleón, pero la están disfrutando y poniendo en práctica: “No molestes a tu enemigo cuando se está equivocando”. Aunque no se caiga una idea desde el espacio amarillo y rojo, los ruidos que provoca el oficialismo torna de resultado neutro esa falta de ideas.
Superado todo el anecdotario, en todos los campamentos usan las calculadoras. Por ejemplo, en Santa Fe el ausentismo no tuvo una variación abrupta respecto de otras paradas electorales. Al santafesino le gusta ir a votar y, en todo caso, mostrar su descontento en las urnas. No es casual que a todos los que provienen del periodismo les haya ido bien. Hasta tal punto que, en Rosario, cuatro de las cinco listas que quedaron en pie están encabezadas por periodistas.
Sí habrá que estar atento al cambio de direccionamiento del voto. En la provincia, se demostró más de una vez que una cosa son las primarias y otra la general. Se han dado vuelta resultados que parecían imposibles, lo que le debe otorgar expectativas a Marcelo Lewandowski y a Clara García, entre otros.
La gran pregunta que aparece es si Carolina Losada —de impecable performance en la campaña— puede retener los votos de Maximiliano Pullaro y, en menor medida, los de José Corral.
Los pasos de Losada
Las bendiciones que Losada recibe de los dirigentes nacionales del espacio y su presencia casi diaria en los programas de televisión porteña harían parecer que no necesita de ese acompañamiento, pero la política no siempre es lo que se cree. Pullaro se ha transformado en un dirigente con aspiraciones territoriales, al punto que está en condiciones de discutirle al socialismo todos los puntos rubricados en el libro de actas.
Es casi de manual, sin embargo, pensar en una transferencia de votos hacia García, quien será de ahora en más una de las espadas del socialismo. Javkin, Schmuck, García, Caruana, Pullaro son nombres que empezarán a sonar fuerte en la constelación. ¿Será Facundo Manes el que abra la ventana en 2023 con su candidatura presidencial a una postulación de Javkin a gobernador? Las fichas están guardadas.
No hay que pedir la cena antes del almuerzo.