El archivo histórico de El Hogar del Huérfano de Rosario fue nominado al Registro Internacional de la Memoria del Mundo de la Unesco.

Hoy, esas “señales” que dejaron madres para poder reconocer a sus hijos vuelven a cobrar dimensión internacional
Parte de las señales de El Hogar presentes en la exposición de Lisboa
El archivo histórico de El Hogar del Huérfano de Rosario fue nominado al Registro Internacional de la Memoria del Mundo de la Unesco.
La iniciativa surgió a partir del contacto de la Santa Casa de la Misericordia de Lisboa, una institución con una historia y un acervo similar, que propuso una presentación conjunta junto a otros archivos europeos. A la postulación se sumaron el Archivo del Distrito de Porto (Portugal), el Instituto de los Santos Inocentes de Florencia (Italia) y los Archivos de Bélgica de las ciudades de Amberes, Lovaina y Gante. El vínculo con la institución portuguesa se originó a partir del libro A las puertas del Hogar, publicado en 2006 por las historiadoras rosarinas Gabriela Dalla Corte y Paola Piacenza, que reconstruye el papel desempeñado por la institución rosarina entre fines del siglo XIX y comienzos del XX.
La nominación se presentó a fines de 2025 y se espera que la incorporación oficial se concrete en 2026. Mientras tanto, tres de las señales rosarinas ya viajaron a Portugal y forman parte de una exposición internacional que se realiza en la Santa Casa de la Misericordia de Lisboa, abierta al público desde el 17 de noviembre hasta el 29 de marzo.
Las señales del Hogar del Huérfano comenzaron a registrarse en 1879, año en que se abrió el entonces Hospicio de Huérfanos para albergar a niños expósitos. En una época sin documentos de identidad ni sistemas formales de registro, esas cartas y objetos funcionaban como una huella: una forma de dejar constancia por si algún día era posible regresar a buscarlos.
Muchas de ellas fueron dejadas por madres inmigrantes, especialmente italianas y españolas, aunque también hay casos de niños nacidos en la ciudad. Banderas, boletos, certificados de parteras, medallas, trozos de tela cuidadosamente guardados: cada señal cuenta una historia personal y, al mismo tiempo, colectiva.
En total, se conservan alrededor de 1.500 señales, que permanecieron durante décadas en cajitas de lata, que actuaron como verdaderos cofres de preservación. Gracias a ese cuidado, los documentos se encuentran hoy en excelente estado.
A partir del proceso de postulación ante la Unesco, la institución impulsó además la digitalización de los siete libros de ingreso de niños expósitos, que abarcan el período de 1879 a 1945. En esos registros figuran más de 5.100 niños que pasaron por El Hogar (ex Hogar del Huérfano), muchos de ellos vinculados a una señal específica.
Cada objeto tiene un respaldo en los libros: es posible encontrar una señal y, a partir de ella, reconstruir datos del niño que ingresó con ese distintivo. No todos llegaban con una marca, pero el cruce entre los documentos permite seguir el pulso de la ciudad. “Uno puede seguir la historia de Rosario a través de esos libros”, señalan desde la institución.
Más allá de la resolución de la Unesco en 2026, la nominación ya puso en valor un archivo excepcional. Las señales del Hogar del Huérfano permiten reconstruir la historia social y migratoria de Rosario.



Por Florencia O’Keeffe
