Desde hace poco menos de 20 años, Sergio vive con su esposa y sus hijos en el barrio Fonavi de Ybarlucea, atrás de lo que todos conocen como "la grasería", en referencia a la refinería de grasa Refigras. Está parado en la puerta de su casa, al igual que sus vecinos, mirando cómo los 280 milímetros de lluvia que cayeron en la zona durante las primeras horas de este sábado tomaron toda la calle y se metieron en todos los hogares de la cuadra tras las últimas tormentas del sábado a la madrugada. Él, en su casa, tiene la heladera, un futón y otros objetos subidos a ladrillos y pilotes caseros, pero sabe que el bajo mesada volverá a perderlo porque es la tercera vez que el agua entra a su hogar desde que vive en la comuna.
Ante la consulta a vecinos sobre por qué pasan estas situaciones, que algunos vecinos sitúan temporalmente "cada diez años" aunque otros bajan un poco esa distancia, todos responsabilizan a los campos y los diversos desarrollos inmobiliarios que se vienen instalando en Funes y Roldán, que hacen que con cada lluvia intensa el agua decante con mayor violencia hacia Ybarlucea y la situación sea más incontrolable.
"Hace 32 años que vivo acá. El agua no llegó a mi casa, pero tengo una vecina que tuvo que irse de su casa con su nena porque no podía estar. Ya sabe que perdió todo", detalla a La Capital un hombre de 32 años que vive en las inmediaciones del arco de ingreso a la comuna.
Ybarlucea2.jpg
En el casco urbano de Ybarlucea, por avenida Rosario, el agua alcanzó casi el metro de altura y dejó los vehículos semitapados.
Marcelo Bustamante / La Capital
El jefe comunal de Ybarlucea, Jorge Massón, aseguró que de la medianoche a la mañana de este sábado llovieron 280 milímetros. Con el aditivo de que el agua de Funes y Roldán escurre en el canal Ybarlucea, el funcionario indicó que con el canal Salvat tampoco al límite tampoco es posible la caída natural al arroyo Ludueña que, indicó, también estuvo colapsado.
Durante la recorrida de este medio, las reacciones de los vecinos fueron variables pero sí se repitió el testimonio de que este escenario ya se replicó varias veces. Las imágenes de hombres y mujeres tratando de sacar agua con secadores de piso, intentando bloquear el paso del agua con bolsas de arena y hasta un auto atado a una reja por temor a que se lo lleve una eventual correntada fueron parte de lo que se captó en las calles de Ybarlucea.
inundacion ybarlucea
Los vecinos tuvieron que salvar lo que pudieron, subiéndolo a mesas o a pilotes caseros. Diego, en su casa.
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Dentro del barrio, varias calles estaban cortadas por los propios vecinos con cintas plásticas o con containers para evitar el oleaje de los autos, que sólo devuelve el agua hacia el interior de los hogares.
Sin conectividad
A la llegada del agua también se le sumó el corte de los principales servicios: durante el sábado no hubo luz, agua ni señal de celulares.
Con la mirada puesta en un grupo de chicos que usaba un bote para divertirse en las inmediaciones del Club Social y Deportivo Ybarlucea, Marisa, vecina de la comuna desde hace 40 años, cuenta que no es la primera vez que pasa esta situación.
inundacion ybarlucea
Vecinos de "la grasería" intentan llegar a sus casas, con el agua por encima de la cintura.
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Junto a ella, otro vecino comenta que hace el tramo desde la comuna hacia Funes todos los días y ve cómo los nuevos desarrollos y los campos de esa zona "tiran toda el agua para este lado, ya sea para que no se inunden esos barrios o que los cultivos no se echen a perder". De fondo, se ven cuatro personas abriéndose paso entre el agua, que le llega por encima de la cintura, para llegar a avenida Rosario, paralela a las vías del tren.
En esa zona, los vecinos consultados por este medio aseguran que los desbordes de zanjas y canales comenzaron después de la lluvia, cuando se intensificó el escurrimiento del agua en zonas aledañas.
>> Leer más: La tormenta castigó con fuerza a Ybarlucea, la localidad más afectada de la región
"No apareció nadie", afirma Diego, cuñado de Sergio, cuando se le consulta sobre las ayudas para el barrio Fonavi. Tanto su hermana como sus sobrinas pasarán la noche en su casa, mientras Sergio se queda cuidando las cosas, con el agua por los tobillos: "Todos nos conocemos acá y sabemos que no va a pasar nada, pero no podemos irnos todos. Ya veré qué hago, por ahora salvé lo que pude. Dormiré en el auto y esperaré a que baje el agua".