El oficio de luthier está en pleno auge a pesar de que son pocos los que hay en el país. Claudio Ghisio es uno de ellos. Comenzó a fabricar guitarras hace más de una década a pedido del músico uruguayo, Alejandro Balbis que aún utiliza en sus recitales.
Tiene 43 años. Nativo de Villa Mugueta pero radicado, desde el año 2010, en Bigand es además músico. Forma parte del grupo folclórico Trasfogueros y además forma parte, entre otros emprendimientos musicales, de la prestigiosa murga de Bigand, Ladrones de Sonrisas.
En diálogo con este diario repasó su vida consagrada a la música y a su trabajo como luthier.
¿Cómo surge tu vocación por ser luthier?
Desde chico me atrajo mucho trabajar la madera. Con 7 u 8 años iba al taller de mi abuelo "chocho". El afilada cuchillos, tijeras, hojas de sierra de carnicería y también hacia mangos de cuchillos. De vez en cuando me ponía a lijar algunos cabos de cuchillo. Fue quien me enseñó a lijar, a agujerear a escofinar y creo que ahí fue mi primer contacto con la madera. De más grande hice una ballesta, luego una guitarra chiquita, tipo ukelele con tanzas, y más tarde un charango, copiando el de un amigo y más adelante una guitarra. Ya cursando mis estudios de música en Rosario, a los 19 años, ingresé a un curso de luthería que daban un par de profes recién agresados de la escuela de lutheria de Tucumán, y ahí, año 98 ,luego de 4 meses intensivos hice mi primer guitarra ya construida con mejores maderas y con los métodos adecuados.
Luego, desde ese año hasta el 2009/2010 me dedique de lleno a la música, di clases de guitarra y canto en mi pueblo ,Villa Mugueta y luego con mi familia nos mudamos A Bigand y seguí dando clases y durante todo este tiempo anduvimos recorriendo el país con un grupo de raíz folclórica llamado Cabure. En 2010 me voy del grupo y en el taller de mi abuelo chocho instalo una carpinteria, comienzo a hacer muebles artesanales por pedido y cuando la melanina empezó a apoderarse de las paredes del taller, el oficio me empezó a pesar y a tornarse aburrido. Así fue que en 2011 entre bajo mesadas y alacenas comencé a construir un ukelele, luego una guitarra, me la compró mi amigo Fausto y en ese momento cae al taller otro amigo y músico Alejandro Balbis y me dice: no te animas a hacerme una guitarra y así fue que la número 2 aún lo acompaña.
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Las guitarradas de Claudio Ghisio son muy requeridas entre los músicos. Sólo fabrica 7 u 8 por año en su taller de Bigand.
¿Cuánto tiempo hace que te dedicas a esto?
Desde 2011 vengo construyendo guitarras clásicas. En 2017 tuve la suerte de conocer al maestro Estrada Gomez, me recibió en su casa de Ramos Mejía.En ese momento el tenía 91 años y aún seguía haciendo guitarras y me pasó todo sobre lo que venía investigando hacia unos años, la neo-romantica. Así llamó el a su nuevo modelo de guitarra que consistía en endurecer el fondo y achicar el parche vibrante mediante unos refuerzos en la tapa para que la guitarra saque su mejor partido en cuanto a potencia y sustain (parámetro del sonido musical en el tiempo) sin caer en métodos más modernos con fibra de carbono. O sea, una guitarra con mucho volumen y un gran sustain pero con una construcción bastante tradicional.
¿Cuánto tiempo te lleva hacer una guitarra?
Hacer una guitarra desde cero podría llevarme un mes y medio aproximadamente, pero también me dedico a la restauración y reparación de otros instrumentos, eso hace que al año pueda construir unas 7 u 8 guitarras. Trabajo exclusivamente por pedidos, desde hace varios años ya. En este momento tengo aproximadamente un año de demora en la entrega.
¿Quiénes son tus habituales clientes y para qué se utilizan mayoritariamente dentro de la música?
En cuanto a los clientes, es muy variado el asunto. Hay personas que apenas tocan unos acordes, cuentan con el dinero y se quieren dar un gusto. Hay guitarristas excelentes que necesitan cambiar su instrumento y llegan por recomendación de otro músico que ya tiene una guitarra hecha por mi. Otros son de muy lejos no tienen la posibilidad de venir a probar al taller y me han encargado guitarras solamente por ver las fotos de instgram o Facebook y charlar por teléfono un rato largo. Es muy amplio el público. Generalmente, el que quiere un instrumento hecho por un luthier está buscando otra sensibilidad a la hora de tocar.
Yo trato de ver cómo toca ese músico que me está encargando una guitarra, como es su pulsación y trato de hacer un instrumento acorde a sus necesidades siempre siguiendo el estilo que vengo trabajando y lo que a mi me representa. Un factor muy importante es saber que estamos trabajando con maderas y por más que querramos hacer dos guitarras exactamente iguales jamás sonarán de la misma forma.
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El músico y lutier Claudio Ghisio pasa largas horas del día en su taller de Bigand fabricando y arregalndo instrumentos de cuerdas.
¿Son muchos los luthiers que hay en la provincia o es una profesión que llevan adelante pocas personas?
Hoy la luthería está pasando por un momento de gran auge en nuestro país. Con esto no quiero decir de gran calidad, ya que hay grandes luthiers que trabajan de maravillas y a conciencia, pero también, dentro de este auge , hay recientes alumnos que ya tienen a otros alumnos tomando clases y eso confunde en cierta forma a los músicos o clientes. En general, sobre todo porque regalan el trabajo haciendo instrumentos a ,muy bajo costo, a mí particularmente no me parece que esté del todo bien. Igualmente, creo que el tiempo irá haciendo que todo decante por el bien de la lutheria nacional.
GALPON DE AYER / Milonga de José Larralde