Valeria Saavedra es quien se lanzó con este proyecto familiar que tiene como fuente de inspiración el Litoral y el Delta del Paraná. Como fabricante artesanal de la bebida de moda, decidió dar un salto importante para transformarse en una empresa que, en un principio, comercializará diez mil botellas mensuales.
Convencida de que "lo mejor que tenemos está por donde caminamos cada día”, Valeria comenta a a LaCapital que su gin lleva el nombre de La Salvaje del Litoral y es el resultado de “nuestra humilde interpretación del lugar donde vivimos”.
Así lo plasmó en su sabor; a la bebida espirituosa le sumó 10 botánicos, en su mayoría “parte de la naturaleza salvaje que nos rodea y que moldea nuestra esencia”. El campo, el río, la isla con su frescura y vegetación exuberante, más los camalotes y el dorado el gran pez del Paraná que están reflejados en la etiqueta de la botella, acompañan el sabor litoraleño que logró.
"Teníamos que dar un paso para crecer y poder desarrollarnos y surgió la posibilidad de poder hacerlo en Roldán, donde tuvimos muy buena recepción, estoy contenta porque es cumplir un sueño” resalta Valeria, que vive en Funes y actualmente tiene su microdestilería en Rosario. “Va a ser una buena pyme dentro de la zona del cordón industrial. El Parque Tecnoagroindustrial Padre Luis Oldani de Roldán está muy bien conectado para poder trasladar la carga de nuestro producto”, revela.
“Empecé sola y luego se sumaron mis hermanos, es un negocio familiar y cuando tengamos la destilería funcionando, se agregarán empleados. Ya empezamos a hacer el proyecto y la idea es poder montar la planta este año. Ya compramos un alambique nuevo más grande que es el instrumento utilizado para destilar bebidas espirituosas, aunque también se usa para fabricar perfumes y aceites esenciales de uso medicinal”, explica Valería.
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Valeria consideró que la gente adoptó el gin “a partir de estas fórmulas distintas, modernas, más aromáticas y más amables”.
Gentileza Alejandro Coscarelli
En ese rumbo, detalla que “para llamarse gin tiene que tener un carácter predominante de enebro. Es lo que tiene el gin más clásico y seco como el de la ginebra holandesa o el de estilo inglés y que nos remite a la época de nuestros abuelos”. Sin embargo, "hace unos años la tendencia empezó a cambiar a lo que se denomina gin contemporáneo, donde al destilado de enebro y el coriandro se le agregan otros botánicos para darle más aroma”, especifica y advierte: “Deja de ser seco y fuerte para transformarse en una fórmula más amable y generar otro estilo que tiene que ver con un gin más aromático, con mucha más versatilidad. Esta variante lo ha acercado a otras personas que no tomaban ese destilado clásico”.
Para La Salvaje, la selección de los botánicos que se hizo tiene que ver con varias plantas herbáceas propias de la zona, "tenemos el cedrón que por costumbre le ponemos al mate, el eucalipto que lo encontramos a la vera del río, el laurel que hay en mucha de nuestras casas, más el romero, enebro, coriandro, cardamomo y clavo, al que le sumamos piel de lima y de naranja. Son 10 los botánicos que tiene, es bien salvaje, pero a la vez muy elegante y equilibrado", afirma. Y abunda: "Tiene que ver con nosotros porque son sabores que encontramos al alcance de la mano. Interpreta el lugar donde vivimos, pero de una manera más moderna. Es un recorte que hice, lo que se denomina gin de autor. Algo nuevo de lo viejo conocido”.
Del Viejo Mundo a sus raíces
Valeria vivió 13 años en Europa. Primero estudió diseño gráfico y en el 2005 se fue a España. Estuvo en Ibiza, Barcelona y Formentera, donde trabajó en el rubro gastronómico. En Barcelona se especializó en fitoterapia, que tiene que ver con la destilación de las plantas para uso medicinal. Recuerda que cuando llegó al Viejo Continente sólo había un par de marcas de gin, y que “de repente aparecieron muchas, como ocurrió con el mundo de la cerveza y el vino cuando los enólogos le fueron agregando carácter”.
Valeria en su gomón en Formentera España.JPG
El recorrido que hizo fue “contemporáneo a ese boom, y los últimos seis años dejé de trabajar en el mejor restaurante de Formentera, una isla pequeña de las Baleares, y me monté en otro emprendimiento. Cómo buena rosarina acuática, compré un gomón con el que me amarraba a los barcos que iban de Ibiza a Formentera y les preparaba mojitos y gin-tonic. Era como una especie de barra flotante. Por la mañana hacía lo mismo, pero con desayunos”, rememora.
Durante ese período en el que hizo gastronomía acuática, pensaba: "Sería lindo si existiera todo esto en Rosario", y le preocupaba el "por qué nosotros no podemos hacerlo. Quería compartir esa experiencia del estilo de gin que había conocido pero que sea lo más local posible y que lo podamos disfrutar, aunque también lo podamos pagar”, aclara.
De regreso, Valeria
Fue así que Valeria armó sus valijas en 2017 y se volvió con un alambique chico y el proyecto en su cabeza. “Empecé haciendo todo el circuito de microemprendimiento, armé el local en Rosario y en el 2018 me sumé a la marca de la provincia Tierra Santa Fe. Estuvimos por distintas ferias junto a otros pequeños productores dando a conocer el gin”, recuerda.
A pedido de la secretaría de Economía Social de Rosario, hicieron uno en homenaje a Manuel Belgrano, donde la botella llevaba la imagen del prócer y las islas estaban pintadas por detrás. "Así llegó el gran desafío de desarrollar la actividad de una manera profesional sustentable y sólida”, se entusiasma.
Adquirieron el predio roldanense los últimos días de diciembre. Primero serán dos meses de proyecto para luego comenzar a construir el galpón contratando empresas locales y regionales. "Queremos desarrollarnos con trabajo que sea local. Así lo hicimos con nuestra botella, que fue creada por artistas, un estudio de diseño e imprenta, todos de Rosario. En la época que organizamos eventos comprábamos los botánicos para los cócteles a productores regionales. La idea es generar una línea de trabajo común que tenga que ver con fortalecer la zona donde hay de todo y muy bueno; de esta manera se fortalece la economía regional”, proyecta.
A su juicio, "muchos creen que todo lo de afuera es bueno, pero nosotros estamos en un lugar increíble, muy rico en cuanto a su naturaleza y con posibilidades para desarrollar algunas cuestiones que en Europa es imposible”.
Perforando el techo
“Siempre quise volver, en España conocí mi techo. Llega un momento en que no podés crecer más, cosa que acá sí es factible. Yo sabía que allá nunca iba a tener mi casa y otras tantas cosas difíciles de alcanzar”, razona Valeria. Aunque reconoce que "este emprendimiento no lo hubiera podido hacer en otro lugar que no sea acá, porque amo profundamente el lugar donde nací. También se trata de fortalecer algo que ya tenemos, como es nuestra identidad cultural”.
Por eso, está convencida de que “cuando alguien compra una botella de La Salvaje y se la regala a una persona que se va del otro lado del mundo, lleva un poco de lo que somos, es trasladar la esencia del Litoral”.
La bebida de moda
Valeria considera que la gente adoptó el gin “a partir de estas fórmulas distintas, modernas, más aromáticas y más amables”. Otra de las cuestiones es que se han desarrollado muchas marcas nacionales “y eso acerca el producto, porque no es lo mismo comprar bebidas importadas a tener un abanico de marcas nacionales”.
Y hace cátedra: “Hay gente que además del tradicional Gin-Tonic le gusta tomarlo solo o en un Negroni o un Dry Martini, a otros le gustara un Gimlet. El gin hoy es una bebida que está dentro de muchos de los cócteles clásicos y modernos. Ya tiene su espacio con estas fórmulas más aromáticas y versátiles que la diferencian de sus antiguos sabores secos".