Sportsmen Unidos no habilitó este año su pileta climatizada. La necesidad de encarar obras de infraestructura millonarias y la frágil economía de la institución llevaron a los dirigentes del club a cerrar el natatorio hasta el próximo verano. No es la única entidad que afronta este problema. Los socios de Rosarinos Estudiantil o de Edison, otras dos históricas instituciones de la ciudad, también tendrán que buscar otro espacio donde practicar natación esta temporada invernal. Desde la Unión de Clubes de Rosario advierten que los costos de mantenimiento de los natatorios se dispararon.
Las piletas cubiertas cumplen una función social importante en los barrios. Hasta allí llegan todos los días desde niños que ensayan sus primeras brazadas hasta adultos mayores que quieren mantenerse activos. De acuerdo al padrón de la Subsecretaría de Deportes del municipio, en Rosario hay 37 clubes que cuentan con natatorios climatizados.
Sin embargo, no todos estarán abiertos esta temporada otoño-invierno. Si bien no existen relevamientos oficiales, hay por lo menos tres clubes tradicionales que este año no habilitarán sus piscinas techadas por la imposibilidad de afrontar los presupuestos necesarios para habilitar los espacios. "Es una pena, todos hablan de la importancia de los clubes, pero les prestan poca atención", señala con ironía Ignacio Amione, presidente de Sportsmen, el club de 1º de Mayo al 2100, cuna de buenos nadadores y jugadores de waterpolo.
Pero el presente de su pileta no es tan próspero. El invierno pasado se terminó el contrato con la empresa que explotó la piscina cubierta en los últimos 20 años y la administración del club no pudo volver a habilitar el natatorio. "Tenemos que hacer una inversión millonaria para acondicionar todo y no estamos en condiciones de afrontarla", dice Amione.
Sólo acondicionar la instalación de gas y la caldera les demanda unos 7 millones de pesos, reparar la estructura del cerramiento lleva entre 7 y 10 millones, cambiar la lona que cubre techo y paredes otros 4 millones. "En total, para abrir la pileta necesitaríamos unos 30 millones", resume el dirigente y compara la cifra con la cuota que pagan los socios del club, 1.600 pesos por mes, "lo que alcanza para mantener abiertas las puertas, pagar servicios y a la gente que trabaja en el club", apunta y advierte que resulta "imposible" afrontar ese tipo de inversiones sin subsidios o ayudas especiales.
Los Rosarinos Estudiantil tampoco habilitará su pileta este invierno. El club de Iriondo al 300 tendría que haber afrontado este año la renovación de la estructura y de la carpa que aísla el natatorio y las autoridades del club consideraron que era imposible afrontar la inversión varias veces millonaria.
"Como todos los años, hicimos la verificación de las instalaciones y notamos que no están aptas para utilizarlas. Tenemos que cambiar la estructura y la carpa y no podemos solventarlo", explica Celeste González, presidenta del club. Durante la pandemia, a la entidad le cortaron el gas. "Logramos hacer las obras para instalar nuevamente el servicio, pero cuando las terminamos nos encontramos con esto", apunta la presidenta y destaca que desde el año pasado están tramitando fondos de programas provinciales o nacionales destinados a clubes que permitan costear las obras.
La crisis sanitaria que mantuvo a los clubes cerrados más de siete largos meses dejó a las instituciones en una situación crítica. No sólo Estudiantil, tampoco Edison termina de levantar cabeza. La institución de Iguazú 350 bis no habilitará este invierno su natatorio. "Durante la pandemia el concesionario dejó las lonas puestas y no pudimos retirarlas. Para colmo vinieron después varios días de lluvia y la estructura se dañó", cuenta Daniela Martínez, presidenta del club de barrio Industrial.
Hasta el año pasado, recuerda, afrontar las obras de reparación demandaba 4 millones de pesos. "Pero con la inflación ni siquiera se puede calcular lo que nos costaría este año. Estamos intentando ingresar en algún subsidio y esperamos que llegue pronto para poder montar otra vez la estructura y tener la pileta climatizada", remarca.
Costos por las nubes
La necesidad de obras no es el único problema que tienen que afrontar los clubes para mantener sus natatorios abiertos este invierno. El primer día de mayo, el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargás) aprobó los nuevos cuadros tarifarios para el transporte y la distribución de gas, lo que autorizó la entrada en vigencia de aumentos que, en promedio, engrosan un 25% las facturas de los clientes residenciales.
A fines de marzo, el gobierno provincial avaló la suba de tarifas solicitada por la empresa Aguas Santafesinas, habilitando un ajuste del 80% en tres tramos que empezó a sentirse con las liquidaciones de mayo sobre las que se aplicó un incremento del 40 %. En junio llegará un aumento del 30% y otro de 10% restante en septiembre.
Unos días antes, el 1º de marzo, ya habían entrado en vigencia las subas de la Empresa Provincial de la Energía. A partir de la resolución del Ministerio de Infraestructura, se avaló un incremento promedio de 34,8% de promedio en las boletas de electricidad.
Los clubes acceden a subsidios que cubren parte de las facturas de servicios. Sin embargo, el beneficio no alcanza a todos, ni de la misma manera.
"Los costos de mantenimiento de las piscinas se dispararon", advierte Jeremías Salvo, de la Unión de Clubes de Rosario. Los servicios no son el único gasto. Por ejemplo, el cloro que se utiliza para mantener la higiene de los natatorios tiene como valor de referencia la cotización del dólar y el salario de los guardavidas y los profesores de natación se incrementó un 40 por ciento, por la paritaria acordada con la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles.
Pero hay otro factor que hace aún más drásticos estos aumentos, que es la débil economía de los socios de los clubes, generalmente trabajadores de clase media. "Es una realidad que también influye, la gente no tiene un mango y se nota", afirma Salvo.