Devaluación, caída del consumo y clima "loco" condicionan cada vez más la actualidad productiva de los quinteros del Gran Rosario, que a la presión que ejerce sobre sus territorios históricos la expansión de la frontera agrícola y los desarrollos inmobiliarios le sumaron durante el último año indicadores económicos más que alarmantes que los ponen en la cuerda floja.
"El mayor problema nuestro es el precio de los insumos porque todo está dolarizado. Pero además, si el dólar subió un montón, los insumos subieron todavía más" señaló el productor hortícola Marcelo Guerrieri, que agregó que la mayoría de los proveedores le agregó a sus precios al menos un 10% extra a la suba generada por la depreciación del peso.
Semillas, plásticos y fertilizantes se cotizan en la moneda estadounidense aunque sean de fabricación nacional, un misterio recurrente que siempre empeora la ecuación económica del lado del eslabón más débil.
"La semilla está dolarizada aunque muchas vienen de San Juan, el fertilizante también, usamos media sombra de nylon que está en dólares aunque el nylon teóricamente se produce acá y la media sombra también, pero dicen que se hace en base al petróleo que está dolarizado" agregó el productor.
Si a ese combo se le suman los aumentos en impuestos y combustibles "todo es una locura", dijo Guerrieri.
Al ascenso a la estratósfera de los costos se suma el raleo del consumo de la mano de una inflación anual que llegará al 50%: "Tenemos que vender una mayor producción para equiparar la recaudación del año pasado. No podemos trasladar todo a los precios porque si no no podemos vendemos nada" subrayó Guerrieri.
Gustavo Zuleta, administrador del Mercado de Productores Rosario, coincidió: "La crisis de los quinteros es una realidad de la región cada vez más marcada sobre todo porque los insumos y la maquinaria tiene una actualización de precios que va con el dólar, y lo que se producen no necesariamente sigue esa misma conducta".
Clima de época
El clima, al menos por ahora, no fue el mayor condicionante a la producción hortícola esta temporada como si pasó otros años más castigados por sequías o exceso de lluvias. Aun así, referentes del sector dan cuenta de los cambios bruscos de clima y de recurrencia de tormentas severas muy dañinas para la producción hortícola regional como las que se vienen sucediendo sobre Rosario en las últimas semanas.
Guerrieri tiene su emprendimiento en la frontera sur de Rosario. Allí hace cultivos de lechuga, rúcula, achicoria, espinaca, acelga y alcaucil entre otros. "Soy uno de los últimos de la zona que hace alcaucil, es muy difícil competir contra otras plazas como La Plata", explicó.
Respecto al clima señaló que este año "la pilotearon" y que la zona no fue muy castigada, ya que el invierno no trajo demasiados problemas y la primavera por el momento tampoco, salvo alguna lluvia muy concentrada que dejó demasiada agua en pocas horas.
"Estamos zafando bastante bien por ahora, aunque estamos buscando incrementar el área de invernadero porque te evita muchos problemas" dijo para agregar que en los últimos años el clima se caracteriza por "muchos altibajos" que hacen difícil planificar y que muchas veces suman gastos extra a lo esperado.
"Hemos tenidos algunas lluvias de 40 o 50 milímetros en una hora, pero gracias al invernadero no tuvimos problemas".
Zuleta, por su parte, ratificó que "por suerte" este año no hubo tormentas tan dañinas como en 2016 y 2017, aunque también señaló que "el clima actual tiene cambios cada vez más bruscos y eso no es bueno para el sector". Las lluvias de las últimas semanas saturaron los perfiles de suelo de la zona, aunque todavía la situación es manejable.
La ley del mercado
Tal vez como en ningún otro sector de la economía la oferta de verdura y hortalizas a nivel local está muy determinada por los niveles de oferta y de demanda de cada producto.
Así lo explicó Zuleta, quien señaló que en cuestión de semanas el tomate o la lechuga pasan de ser imposibles de comprar a tirarse a la basura por los bajos precios.
Según el administrador del Mercado de Productores Rosario eso tiene al menos una explicación: la falta de planificación de la producción: "Muchos producen lo mismo en el mismo momento del año y entonces tenemos superproducción o escasez", dijo, un ítem en el que parte de la responsabilidad recae sobre el Estado.
"Los mercados frutihortícolas son los que más respetan la ley de la oferta y la demanda, cuando hay mucho vale poco y cuando hay poco vale mucho", argumentó, para explicar porqué los valores de la mercadería se modifican tanto a lo largo del año.