"Artículos de primera calidad a precios excepcionales". Así promocionaba su liquidación la antigua tienda Gath & Chaves, allá por las primeras décadas de 1900. Esa promesa de lujo a bajo costo atraía multitudes a la esquina de Córdoba y San Martín, donde en 1927 el comercio de origen inglés había inaugurado su elegante edificio de cinco pisos.
La construcción, donde también estuvo La Buena Vista y actualmente aloja a un McDonald's, locales comerciales y oficinas, es una de las que sumaría mayor protección patrimonial en el marco del proyecto de ordenanza que se presentó esta semana en el Concejo Municipal. La norma, que reemplazará a la sancionada hace casi 30 años, fue presentada como una herramienta para preservar de manera más efectiva las construcciones de valor histórico en todo Rosario.
En ese contexto, se prevé que unos 60 edificios de valor histórico sumen nivel de protección pública, impidiendo su demolición o la realización de intervenciones que no respeten criterios de restauración. La ex "gatichaves", como se la llamó popularmente a la tienda del cruce de las peatonales, el edificio del ex-Banco de Boston, de Córdoba y Mitre, el Palacio Remonda Monserrat, en San Lorenzo y Entre Ríos, y la construcción que lleva las firmas de De Lorenzi, Oralia y Roca, en la esquina de Córdoba y Balcarce, son parte de los inmuebles que tendrán un mayor grado de protección, de acuerdo a un primer listado elaborado en la subsecretaría de Planeamiento del municipio al que accedió La Capital.
Actualmente sólo dos construcciones cuentan con el mayor grado de resguardo patrimonial, es decir no se pueden demoler ni intervenir con cualquier criterio: el Monumento a la Bandera y la Iglesia Catedral. Mientras que otro conjunto de otros 64 edificios aceptan apenas algunas modificaciones en su interior, siempre y cuando no afecten su tipología original. El nuevo proyecto de ordenanza busca elevar al doble esa cantidad.
"El actual catálogo de edificios de valor patrimonial alcanza a un montón de propiedades, de las cuales muy pocas tienen un alto grado de protección y no considera herramientas que permitan el financiamiento para el mantenimiento de esos inmuebles", advierte Pablo Florio, arquitecto y subsecretario de Planeamiento del municipio.
Entre los edificios con el mayor grado de resguardo, continúa, se alistan "verdaderos íconos de la arquitectura de la ciudad, pero hay otras construcciones que están a la misma altura que estos y que consideramos que deberían ser subidas de categoría".
Y como ejemplo menciona el Palacio Remonda Monserrat, de la esquina de Entre Ríos y San Lorenzo, más conocido como la Casa de los Dragones. "Es una construcción de planta baja y dos pisos, muy altos, obra de Francisco Roca Simó, el mismo que levantó el Club Español, el Palacio Cabanellas o la Sociedad Española de Socorros Mutuos. Si uno lo mira desde el punto de vista arquitectónico, histórico, topológico y patrimonial no hay diferencia entre este edificio y otros con mayor nivel de protección, por eso consideramos que es uno de los que deberían subir de categoría", explica el funcionario.
Una nueva ordenanza
La actual ordenanza (Nº 8.245) sobre protección patrimonial se sancionó en 2008. El "Inventario y Catálogo de Bienes del Patrimonio Histórico, Arquitectónico y Urbanístico", según el nombre completo de la norma, y tiene como objetivo "la protección y preservación del patrimonio arquitectónico" de la ciudad.
Para esto define ocho categorías para los diferentes inmuebles a resguardar. Están aquellos que tienen una protección directa integral (categorías 1 a y b) que son aquellos que no se pueden demoler y para su mantenimiento se deben establecer criterios de restauración considerados científicos.
También están los que tienen una protección directa parcial (2 a, b y c), es decir que alcanza sólo a una parte de la construcción, generalmente sus fachadas o elementos característicos. Y los que tienen una protección indirecta (3 a, b y c), y están sometidos a una protección de entorno por lo cual son susceptibles de demolición pero por integrar un conjunto de construcciones de características comunes, la nueva construcción debe respectar las características de las edificaciones aledañas.
Hoy por hoy, los edificios con el mayor grado de protección son 66, mientras que 3.277 están ubicados en tramos de edificios patrimoniales y otros 2.313 son propiedades que lindan con una protegida. El proyecto de ordenanza que se envió al Concejo Municipal propone reducir a cuatro las categorías de protección y sumar herramientas para favorecer el mantenimiento de los edificios protegidos, como los Derechos de Edificación Transferibles (DET), que permiten monetizar los metros de construcción no aprovechados por los inmuebles patrimoniales. Una dispositivo que mostró ser efectivo en la ciudad de Lima (Perú) y que actualmente empiezan a implementar las ciudades de Córdoba y Buenos Aires.
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"Toda nueva ordenanza de preservación implica la redacción de un catálogo de inmuebles a proteger. En el mensaje enviado al Concejo se propone un cambio en las categorías de protección y, una vez aprobado, se empezará a rever el catálogo que también será revisado por los concejales. En el medio, para evitar baches normativos, la nueva ordenanza no entrará en vigencia hasta que no se apruebe el catálogo", señala Florio y destaca que el objetivo "es que se mantengan y se pongan en valor las propiedades que tienen que ver con la historia de la ciudad".
Patrimonio en disputa
Rosario es una ciudad que creció por lo que en arquitectura se denomina sustitución. La renovación urbana se produjo en base a la demolición de edificios antiguos. Por eso, cada vez que la industria de la construcción ganó impulso, se actualizó el debate público sobre el patrimonio de la ciudad.
La demolición de las antiguas casonas del bulevar Oroño, un lento proceso que comenzó en las décadas del 60 y el 70, son apenas un ejemplo. Un poco más acá en el tiempo, la inquietud respecto al futuro del edificio que desde 1908 alojó a la Librería Longo, en Sarmiento al 700, o el edificio del ex cine Imperial, en Corrientes al 400, son algunos ejemplos que encendieron la polémica en torno a cómo se sostiene la historia de la ciudad.
"A lo que apuntamos es a mantener un patrimonio sano, ya que es lo que hace a la historia de las ciudades, pero con la idea de hacer posible que los edificios patrimoniales se mantengan y estén puestos en valor. Lo que proponemos es una mirada que genere herramientas para que estas propiedades puedan ser preservadas y tengan sentido dentro de la dinámica de la ciudad", apunta el subsecretario de Planeamiento.
La búsqueda, apunta, es preservar el patrimonio, rescatarlo y hacer que la nueva ciudad se resultado de buena arquitectura que conviva con la buena arquitectura del pasado.
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El debate sobre el cuidado del patrimonio tiene toda una historia en Rosario. En 1984 se aprobó el primer decreto que formaba una "comisión evaluadora" encargada de intervenir frente a toda intervención a realizarse en todos los inmuebles construidos con anterioridad a 1953.
Doce años después, se creó el "Programa de Preservación del Patrimonio Histórico, Urbano y Arquitectónico" y en 2001 se estableció el primer catálogo de preservación de edificios y sitios de valor patrimonial con disposiciones específicas para la protección y preservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad.