El de ayer fue otro martes inundado de fieles en los galpones del ex predio de la Rural. La joven carismática Leda, madre de 5 hijos que, logró nuevamente tender puentes entre la fe católica y miles de personas que llegaron allí desde toda la Argentina y países limítrofes. "Si, por la violencia, Rosario es motivo de escándalo, ahora que sea motivo de alegría, creo que es nuestro tiempo; unidos para adelante", dijo en diálogo con La Capital.
El fenómeno de esta mujer de 44 años ya no es novedad por su magnetismo, su perfil de una profeta que luce sencilla entre la multitud o por sus bendiciones sanadoras. Es la muestra cabal de un pueblo que necesita y pide creer, sumergido en una voraz crisis económica que se fagocita las esperanzas de muchos. Por eso no es casual que emerja una predicadora de la palabra de Cristo en un contexto complejo. Un don que le fue dado hace 9 años, tal como segura, y que la convirtió a la popularidad en pocos meses.
Ayer, volvió a romper los récords anteriores, con casi 8 mil personas que transitaron por los galpones del predio ubicado en Oroño y 27 de Febrero. Los miles de creyentes sumados quizás representen la capacidad de casi todos los templos rosarinos, pero Leda tiene el magnetismo de reunirlos a todos juntos en un lugar. Y con un rasgo que las ceremonias históricas y tradicionales de las misas no tenían: los sacerdotes las ofician, pero el grupo Soplo de Dios Viviente les da un plus y renueva las costumbres. Hubo más de 70 voluntarios a cargo de un megaoperativo junto a empleados municipales, ambulancias, Defensa Civil.
Y un dato que La Capital pudo presenciar; finalizada gran parte de la misa y luego de repartir las hostias, los sacerdotes dieron paso al marido de Leda, quien comenzó a interactuar con el público en un tono relajado y juvenil. Así, hubo idas y vueltas entre la gente, preguntas, respuestas, diálogo.
Antes de las bendiciones, que le demandan a Leda horas extenuantes entre la gente desesperada por estar cerca de ella, este diario mantuvo un extenso diálogo con quien intenta explicar este nuevo despertar religioso en mucha gente: "Termino perfecta, no me canso, es un don de Dios".
La Leda que la gente venera es una, pero hay otra madre de cinco hijos y abuela de un niño de 5 años, esposa y dedicada a su familia. "Este es un momento, y luego volvemos a la vida cotidiana de casa. Es los martes, pero bien", dijo. De miércoles a lunes, la mujer es una más que trabaja y cuida de su casa, según confiesa y reitera: "Dios es el que sana, yo no hago nada. Otorgarle a él todos los milagros hace que conozcamos la fuente". Sin embargo, admite que siente una presencia especial "todo el tiempo" y suma: "La presencia la puede sentir cualquiera, él no hace excepción de personas, nos ama a todos por igual, soy una más, pero cualquiera lo puede lograr y hacer. Para estar acá dejé un montón de cosas y hoy todo se concentra acá".
¿Dónde está Dios?, le preguntó La Capital. "Acá, en el medio nuestro, él está entre nosotros. ¿Y cómo se hace para saber dónde está? "Llamalo, invitalo a tu vida y viví una experiencia con él. Es más sencillo de lo que uno se plantea. Hay que ver cuál es la imagen que nosotros tenemos. Se ve en nuestros afectos y en las heridas que traemos, a muchas personas les cuesta reconocer a Dios padre porque vienen marcadas de su infancia. Por eso, es bueno conocerlo y hacer una sanación interior para encontrarlo. No vamos solos en esta vida, él está".
En un momento del diálogo con la prensa, surgió la labor social en los barrios de la periferia más castigados por la exclusión y la pobreza. "Estoy acá porque confié y creí, no me dejé llevar por el pesimismo. Pudimos hacer el trabajo que hacemos en los barrios y no nos paraba el miedo. El amor hizo nuestro ingreso a muchos ámbitos. Salir a amar, caminar las villas, la periferia y la experiencia fue espectacular. La gente necesita que la escuchen, ¿quién lo hace? ¿quién le dice una palabra? Es un don de Dios ir y escuchar", puntualizó.
Rosario concentra líderes carismáticos en lo religioso. Por ejemplo, el padre Ignacio Peries, de barrio Rucci. ¿Qué tiene de especial la ciudad?, consultó este medio. "Es profundo el tema, pero éste es un año mariano (se conmemoran los 250 años de la Virgen del Rosario), mujeres acérquense a María: la madre viene a reconocer este paso de las mujeres en la Iglesia".
Este martes y, según estimaciones, rebalsaron los dos galpones ubicados por Oroño y por 27 de Febrero. Hubo unas 8 mil almas, desde Ushuaia a la Quiaca, de Paraguay, Uruguay y otras naciones limítrofes. A pie, con bastones, sillas de rueda, todos en una peregrinación desde la madrugada anterior concurrieron a encontrarse con esta experiencia.
La mujer seguía recibiendo saludos y abrazos mientras aseguraba: "Acá es Dios el que toca los corazones".
Soplo de Dios Viviente cuenta con el apoyo del Arzobispado rosarino y de sacerdotes que participan con las misas y las confesiones.
Esta unión de los martes con muchísima gente le deja a Leda testimonios de transformación de las vidas, tal como muchos también cuentan su historia. "A la gente le cambia el semblante, le cambia todo. Hace que podamos ver, llegamos con ceguera y nos vamos viendo la realidad de las cosas. No hay que ahogarse en los problemas, la solución está siempre", insistió la mujer.
¿En cada escéptico hay un religioso en potencia? "Todos tenemos la posibilidad de conocer a Cristo. Tenemos que dejar a un costado lo que nos aleja, como el pesimismo y la negatividad para ir directamente a Cristo".
La ola compuesta por una marea humana que se mueve dentro del predio de la ex Rural no para de crecer. "Vamos paso a paso. Recibamos a toda esta gente y si Rosario fue motivo de escándalo, que ahora lo sea de alegría, creo que es nuestro tiempo, unidos para adelante", cerró.