Alimentadas por la crisis económica, las ferias populares crecen en los espacios públicos de distintos barrios. Actualmente, se estima que representan una fuente de ingreso para unas tres mil familias que sostienen los puestos distribuidos en los alrededor de 20 mercados informales que existen en la ciudad. En el Concejo Municipal se volverá a presentar esta semana un proyecto para regularizar la situación de estas ferias, algunas de las cuales ya van camino a cumplir la mayoría de edad.
"Muchas de estas ferias nacieron en pleno 2001, ligadas al trueque. Y en los últimos años empezaron a mostrar más actividad, como clara consecuencia de la caída de la economía", advirtió el concejal Eduardo Toniolli, autor de la iniciativa que busca regular el funcionamiento de estos mercados.
La propuesta se presentó en mayo de 2016. Si bien logró el visto bueno de la comisión de Producción del Palacio Vasallo, no avanzó su tratamiento en la comisión de Presupuesto por lo cual este año perdió estado parlamentario.
Esta semana, junto a un grupo de feriantes, el edil justicialista volverá a ingresar la propuesta que busca darle un encuadre legal a unos 20 mercados que, pese a su informalidad, suman cada vez mas puestos y más compradores.
La propuesta busca no sólo regular el uso del espacio público y los días y horarios de funcionamiento, sino también facilitar el control sobre la legalidad de los productos que se ofrecen en los puestos.
Alicia Ochoa integra el grupo de feriantes que reclama la regularización de estos espacios. Hace 18 años tiene un puesto de venta de sahumerios, velitas y llamadores de ángeles en la plaza Homero Manzi, en el barrio Saladillo. La fiera es una de las más antiguas de la ciudad y también una de las más conocidas, por su extensión hace años se ganó el nombre de "la saladita rosarina", mote que después se generalizó para estos mercados.
Cuando Alicia comenzó a frecuentar la feria, eran más de mil los feriantes que ofrecían sus productos alrededor de las calles Salvat, Lainez, Bermudez y Luis Barbosa. Actualmente, cuenta Alicia, el municipio les impuso un cupo de 560 puestos. Sin embargo, la feria no dejó de crecer. Muchos de los puestos que no podían instalarse en la plaza se mudaron a otra feria que comenzó a funcionar el en Batlle y Ordónez y España.
En otros mercados, como la Feria del Tanque (Rouillón y Maradona), la del Pocho (Larrea y Vélez Sarsfield), o la de Los Eucaliptus (Seguí al 5300), los relatos son similares.
Según explica Alicia, las ferias ayudan a la economía de familias formadas por personas mayores de 40 o 50 años, que perdieron su trabajo y no logran hallar otro empleo formal, o por jóvenes, otro eslabón débil del mercado laboral.
Y advierte que los puestos no sólo contribuyen a la economía de estos hogares, sino también a la de sus clientes que "pueden conseguir en la feria ropa, alimentos o productos de limpieza con precios mucho más chicos que en otros lugares".
Para la mujer, la regularización de estos espacios es una oportunidad para mejorarlos. "No tenemos problemas de pagar un canon si esto hace que podamos trabajar de una forma más ordenada y con más servicios", por ejemplo poder contar con baños químicos o tener acceso a agua potable. "Trabajaríamos más tranquilos", afirma.
La propuesta que ingresará esta semana nuevamente al Concejo fomenta la creación de comisiones de feriantes en cada uno de estos mercados.
Estos consorcios deberán presentar una propuesta de feria a la Secretaría de Economía Solidaria del municipio, aclarando, el lugar y días propuestos para el funcionamiento, la propuesta estética de la feria, el ordenamiento de los puestos y los requisitos relacionados con la limpieza y el mantenimiento del lugar.
Además, propone crear un registro de ferias donde quedarán consignados los datos de cada titular del puesto y el rubro al que se dedican. Además, el municipio promoverá la incorporación de los feriantes al monotributo social u otra categoría superior, y acompañará y facilitará la gestión de trámites para la obtención de la personería jurídica y la constitución como asociación civil de las comisiones de feriantes.
Una convivencia posible
Toniolli consideró que la regularización de las ferias populares no irá en detrimento de los centros comerciales de los barrios ya que, justamente, al determinar los espacios y horarios de funcionamiento se busca garantizar la convivencia entre la actividad de estos mercados con los corredores comerciales de los distintos barrios.