La Asociación Amigos del Paraná inaugurará este viernes por la tarde la "Biblioteca Serena", una réplica del espacio de lectura que las hermanas Olga y Leticia Cossettini tenían en su casa de barrio Alberdi, el refugio doméstico donde se pensó una de las experiencias pedagógicas más innovadoras del siglo XX: la que se desarrolló en la escuela pública Gabriel Carrasco entre 1935 y 1950.
Los libros fueron rescatados de distintos rincones de la casa y se enriquecieron con donaciones de particulares y del municipio. Hay textos sobre pedagogía, sobre las ideas cossettinianas y hasta los cuadernos de cocina de Leticia, pero también novelas, cuentos y poesía. En breve, el espacio sumará además el mobiliario original: el escritorio y la mecedora de Olga, actualmente bajo custodia del Fondo de Asistencia Educativa.
Será un espacio de divulgación del pensamiento de las maestras. La biblioteca original con las cartas y diarios del aula de Olga y Leticia integran el Archivo Pedagógico Cossettini, del Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (Irice).
La apertura de la biblioteca es el epílogo de un trabajo que empezó hace por lo menos tres años. En diciembre de 2017 los dueños de la casa de Chiclana al 300 anunciaron su intención de venderla y los vecinos empezaron las gestiones para preservar el chalet que habitaron Olga y Leticia.
En junio del año siguiente, la provincia concretó la compra de la vivienda y se anunció que se destinaría a un Laboratorio de Políticas Públicas Educativas. Un "espacio de conservación, investigación, producción, socialización y difusión de experiencias educativas innovadoras, tanto para la formación de excelencia de maestros y profesores, así como de educación abierta a la comunidad" donde convivirían varias instituciones: la Asociación Amigos del Paraná, la Red Cossettini y el laboratorio provincial de políticas educativas.
La apertura de la "Biblioteca Serena" es una iniciativa de los vecinos del barrio, quienes fueron alumnos, amigas, vecinas y confidentes de Olga y Leticia. La biblioteca no tiene autoridades, sino madrinas, como Mónica Ferrero, Eva Richiger, María Elena Fuster o Edith Fiscela y un embajador, Carlos Saltzmann, alumno de Olga y ex director del Instituto Olga Cossettini.
Para la presidenta del centro cultural Amigos del Paraná, Lidia Caldini, es un día de felicidad. "Cumplimos con nuestro trabajo de rescatar y cuidar este patrimonio de la ciudad y la provincia, manteniendo la vivienda y ahora restituyendo su biblioteca", explica.
La casa de Olga y Leticia Cossettini
La casa de Chiclana al 300 es una de las más visitadas en Alberdi. Olga y Leticia la habitaron desde que se instalaron en Rosario, allá por el 35, y Leticia vivió allí hasta su muerte, el 11 de diciembre de 2004.
Después la familia decidió vender la casa a un inversor que la puso en alquiler.
La vivienda volvió a abrirse al público en 2014, cuando la Asociación Amigos del Paraná la hizo su sede y empezaron a desarrollar una veintena de talleres culturales, de cuidado de la salud y relacionados con la naturaleza.
El chalet fue construida por Hilarión Hernández Larguía, autor de numerosas obras en la ciudad, entre ellas el Museo Castagnino. Es una vivienda racionalista, modesta, con un jardín en el frente y otro más grande en la parte de atrás.
Cuando se empezó a conocer en el país la experiencia educativa de las Cossettini, a esa vivienda de Alberdi se acercaron intelectuales y artistas a compartir charlas y jornadas de trabajo con las docentes y los niños. Javier Villafañe, Gabriela Mistral, Margarita Xirgú y Ernesto Sábato, fueron algunos de los nombres ilustres cautivados por esa particular forma de aprender.