Los 20 mil docentes que fueron parte de la estructura censal en la provincia tuvieron que cubrir varias tareas en el desarrollo del Censo 2022, que fueron desde capacitarse para utilizar correctamente las plataformas para cargar los datos de censistas y de los relevamientos que los mismos llevaron a las escuelas, hasta organizarlos y capacitarlos para que realicen las encuestas como correspondía. En el medio, lidiaron con los inconvenientes que presentaron tanto la aplicación Censar (para uso de los encuestadores) como la plataforma de carga de datos.
Las escuelas funcionaron como sedes para que los censistas se reunieran desde las 8 para luego salir por los barrios a realizar las consultas del cuestionario a vecinos de la zona, o a pedir los códigos generados a quienes realizaron el censo digital. Hubo 3.000 establecimientos abocados a esta tarea en Santa Fe.
“Llegamos antes de las 8 y ya teníamos los elementos desde hace algunos días. Pero estamos luchando con la página desde temprano”, contó a La Capital Mónica Faciolo, docente de la escuela Gabriel Carrasco (Larrechea y Agrelo) y jefa de radio, mientras entraba a una de las aulas con dos tazas de café en la mano para hacerle frente al frío de la mañana junto a Mariana Romero, otra de las docentes que fue jefa de radio.
Los jefes de radio en el Censo 2022 se encargaron de asegurar el relevamiento de todas las personas y viviendas en el radio asignado. Entre sus tareas, estuvieron organizar, supervisar y controlar la tarea de los censistas a su cargo y recabar toda la información censal que los mismos les acercaban.
Inquietudes
En el establecimiento se destinaron tres salones para acomodar las cajas en las que llegaron pecheras, planillas y demás elementos para que usen los censistas. Hubo faltante de algunos de ellos, según indicaron las docentes.
A las 8.15, según contó Mónica, los censistas comenzaron la recorrida por la zona asignada. Las docentes tenían todo un día por delante esperando a los encuestadores para terminar una jornada que, en realidad, empezó a principios de abril cuando se capacitaron para ser jefas de radio. Desde esa fecha se empezó a sumar una serie de obligaciones al día a día como docentes: dar de alta, capacitar y organizar a los censistas. Además, se encontraron con inquietudes por parte de los censistas, como cuándo iban a cobrar los 6.000 pesos asignados por encuestar a la población, algo sobre lo que no tenían información para brindarles.
Antes de que llegue el día del censo, muchas docentes tuvieron que capacitar a los censistas porque las páginas para tal fin no estaban disponibles o los certificados que se expidieron a quienes completaban la capacitación no llegaban.
Aplicación y plataforma, con demoras
La aplicación Censar, destinada para los censistas, no respondió a la demanda. Esto se replicó en diversas localidades del país y Rosario no fue la excepción ya que en diversas zonas de la ciudad muchos hicieron el censo digital pero tuvieron que replicarlo manualmente junto al censista, porque la aplicación no funcionaba. Se perdió la oportunidad de sumarle agilidad al censo, que ya de por sí tuvo como ventaja la posibilidad de completarlo de manera digital.
“Estuvimos desde la mañana tratando de abrirle tareas a los censistas en la aplicación y no pudimos”, comentó Mariángeles Rago, otra de las docentes de la escuela Carrasco. “Abrir tareas” es la denominación que recibió el inicio de actividades de cada encuestador, por lo que la imposibilidad de registrar ese comienzo ya representó un dolor de cabeza desde muy temprano.
En tanto, Rago explicó que con la aplicación los encuestadores podían referenciar en tiempo real las viviendas que iban censando para agilizar los trámites posteriores al horario dedicado al censo. Pero al no funcionar correctamente, tuvieron que esperar a que vuelvan para hacer las cargas manuales.
Las docentes sumaron que vinieron kits incompletos para los censistas: “Faltaron barbijos y alcohol en gel”. El resto de la bolsa con la que salieron los encuestadores constaba de las planillas para anotar los datos de las viviendas, lápiz, goma y calcomanías para los censados con la leyenda “vivienda censada”.
A media mañana todavía les quedaba mucho recorrido: faltaba que vuelvan los censistas con el máximo de viviendas relevadas. En caso de no tener respuestas en algunas de ellas, deberían pasar las veces que sean necesarias, siempre de 8 a 18, hasta poder recabar los datos para completar las planillas. Y al no poder registrar los progresos en la aplicación, las docentes deberían esperar que vuelva cada encuestador para cargar los datos manualmente en la plataforma, que tampoco daba señales de respuesta a esa altura del día.
Agilidad con el censo digital
En otros barrios de la ciudad pudo tomarse el censo digital como una ventaja para agilizar un trámite que en otras ocasiones demandaba más tiempo.
En la escuela Nº 112 "Luis Calderón" de barrio Azcuénaga, la jefa de radio Mariela Biase contó a La Capital que sobre el mediodía, "gracias que mucha gente hizo el censo digital, la mayoría de los censistas había terminado la labor".