"No podría contar una anécdota ridícula. Todas lo son. A veces le digo a la gente que no soy Messi y no me creen. «¡Mirá dónde te vengo a encontrar! ¡Sos mi ídolo, un ejemplo, vos y tu familia»!", me dicen. El que le cuenta esto a La Capital es el rosarino Juan Tomás Martín, quien hasta hace diez años solo vendía sahumerios pero un día -debido a su parecido con el crack rosarino- empezó a trabajar como actor que imita a Messi y no paró.
Ahora sigue en aquel rubro comercial y tiene negocio propio, pero también retrata a La Pulga en publicidades del país y del exterior. Incluso fue a los mundiales de Rusia y de Qatar imitándolo y ya lo llamaron desde Miami para más trabajo y notas. Y todo eseto sin haber hablado nunca con Messi ni una vez.
"Lo tuve cerca cuatro veces. En dos oportunidades en Barcelona donde ni me registró, una en el predio de AFA y otra en la despedida de Maxi Rodríguez en la cancha de Newell's. Yo estaba en el césped y lo tenía a unos cinco metros, no paré de filmarlo y después comprobé que me había mirado varias veces, eso fue todo", confesó en la nota a la que llegó en su camioneta y con toda la indumentaria para transformarse en el personaje argentino más buscado del momento.
Ahora que Leo juega en Miami, reconoce que se va a tener que comprar la camiseta del Inter. "Todavía no la tengo", dice la copia del campeón argentino y mejor jugador del mundo, un tipo de 43 años que es hincha de River, pero a quien el fútbol le importa poco y confiesa que si no era por Messi tal vez no se hubiera subido a un avión.
-¿Cómo y cuando empezó este juego-trabajo de transformarte en Messi?
-La verdad es que todo empezó como un juego en 2013. Participé de un concurso colombiano por Internet. Era para ganarte una entrada en el partido de "Messi y sus amigos" (N. de la R: Jugadores de Argentina, Brasil, Italia, Francia, Eslovenia, España y Colombia disputaron un amistoso en Medellín el 29 de junio, de ese año). El concurso consistía en hacer de doble de Messi y subirlo a Internet. Me filmé sin contarle a nadie porque en ese momento me daba vergüenza. Parodié una propaganda y salí tercero. Ganaba el que cosechaba más «me gusta» y me gané una entrada, pero luego no la retiré, no podía ir en ese momento y además solo quería ver la repercusión. Me quedé entusiasmado y cuando vi que en Buenos Aires buscaban dobles mandé el mismo video. Y empezó el primer contrato con una telefónica. Envié más materiales a las productoras y ese mismo año empecé a trabajar con Fantino en Animales Sueltos.
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-¿Cómo cambió tu vida?
-Me dediqué cada vez más a los sahumerios y a imitarlo. Conocí a mucha gente que de otra forma no hubiera conocido. Imaginate que en 2014 filmé la película con Alex de la Iglesia. Viajé a otros países. Hice comerciales y un documental en Rusia. Y viajé a dos mundiales -el de Rusia y Qatar- para marcas nacionales e internacionales. Fue por Messi que me subí por primera vez a un avión. Económicamente, mejoró mi día a día y descubrí en mí una veta en la actuación que desconocía. Actuar como Messi me sacó de la rutina y me sigue dando alegrías, más ahora que es campeón del mundo. Hoy trabajo en Bendita TV, grabo los miércoles en Buenos Aires y en general me vuelvo en el día.
-Se te ve trabajando en Bendita Premiun junto a "Antonela Rocuzzo" y contestando con mucha calma, pocas palabras y tirando como primera frase "La verdad que...".
-Trato de hablar un poco como él, pero es una parodia y Antonela es mi compañera y a esta altura amiga. Se llama Ailin Ortiz, es igual a Anto. Me llevo bien con ella y la gente de Bendita, hasta salgo con el hijo de Beto Casella cuando me quedo más días en Buenos Aires.
-¿Tuviste más trabajo el año del Mundial de Qatar?
-Sí y sigo teniendo, porque ganamos. El año pasado comenzaron a llamarme desde abril. Me fui con Philco quince días a Qatar. Y vi tres partidos. Una experiencia bárbara. Lástima que me tuve que volver en lo mejor, cuando jugábamos con México. Pero, bueno, fui a trabajar.
-¿Te paraban en la calle?
-Sin parar, el equipo de publicidad no lo podía creer. Gente que ni me conocía me abrazaba y me pedía una foto. Es muy loco cómo la gente refleja el amor que le tiene a Messi en mí. Y mirá que les digo que no soy, les muestro que no tengo los tatuajes, porque los que se ven son una media que los simulan. Pero a veces no me creen. Siempre cuento que una vez en la rambla de Barcelona una mujer me gritó: «¡Mirá dónde te vengo a encontrar! ¡Sos mi ídolo, un ejemplo, vos y tu familia»!", yo le traté de explicar que no, y ella me hacía cariñitos como a un hijo arriba de la media de los tatuajes. Después de eso opté muchas veces no insistir, si la gente quiere creer que encontró y está con Messi...
-¿Pudiste salir a festejar a la calle después de la final?
-Noooo. Fue el único partido que vi tranquilo, bueno, una forma de decir, sin gente alrededor, solo con mi hermano. Y cuando terminó empecé a recibir mensajes en el celular invitándome a festejar al Monumento y al Obelisco. Apagué todo y me quedé en casa, procesé la alegría solo y tranquilo, no hubiera podido estar en la calle ese día.
-¿Te gustaría que te contrataran para otro papel?
-Sí, claro, aunque por ahora sigo con trabajo. Ya me llamaron de Miami, para un programa latino y para notas. Y ya me piden fotos con la camiseta rosa del Inter, me la voy a tener que comprar, tengo que renovarme.
-¿Y cuánto cobra tu Messi para un evento privado?
-Unos 80 mil pesos.
-Bastante menos que el Messi de verdad...
-Y, Messi es Messi, el de acá, el de París, el de Miami.
-¿También tenés una mamá que se llama Celia y festejás los goles con los dos dedos índices al cielo dedicándoselos a tu abuela?
-¿Sabés que no? Mi mamá se llama Gloria y jugaba a la pelota de chiquito en el medio campo y era bueno. Ahora no juego y soy simpatizante de River, pero ni sé quién forma en el equipo. Solo veo algunos partidos de fútbol en los que juega Messi. Me crie en barrio parque Acindar y jugaba en un club que ya no existe: el Atlético Cosmos, en Villa Constitución. Y claro, en esa época, las cosas eran distintas. Cuando metía un gol daba un salto para adelante y levantaba el puño, corría hacia el medio de la cancha y saltaba otra vez y lo volvía a levantar, a lo Maradona.