"Por momentos no damos abasto", dice Mónica Marín, médica del Centro de Salud de Empalme Graneros, unos los barrios más afectados por el brote de dengue que está atravesando la provincia y la ciudad, pero que tiene en jaque sobre todo a barrios del oeste y noroeste rosarino. "Hay gente que no puede acercarse dos cuadras caminando al centro de salud por los dolores musculares que provocan los cuadros", abundó la profesional y señaló que el personal médico está realizando operativos de rastrillajes dos veces a la semana para detectar casos. Las complicaciones no escasean y desde allí se están realizando hasta dos derivaciones diarias a hospitales del segundo nivel de salud.
El relato de lo que sucede en Empalme se replica en otros sectores de la ciudad. El subsecretario de Salud y Territorio de la Secretaría de Salud del municipio, Fernando Vignoni, detalló a La Capital que los casos de dengue detectados en Rosario al cierre de la semana pasada sumaban 2.071 y precisó que "las zonas oeste y noroeste son claramente las más afectadas".
Dentro de ese mapeo general, los barrios Toba de Roullión y Maradona, Triángulo y Moderno, Empalme, Villa Banana, 7 de Septiembre, Emaús y en menor medida la zona de Travesía y Juan José Paso, son las más afectadas por la circulación comunitaria del virus que la provincia anunció el último domingo.
El escenario no está alejado del que día atrás alertaron desde el Ministerio de Salud de la provincia, que señaló que si bien el brote de dengue abarca todo el territorio santafesino, Rosario concentra el 69 por ciento de los casos positivos, lo que implica que de cada 10 casos detectados, siete contagios se dan en la ciudad.
Intervenciones
"En todos estos barrios se programan intervenciones y dos bloqueos semanales", detalló Vignoni y puntualizó que hasta el viernes se llevarán adelante acciones en la zona sur, en los barrios Molino Blanco y de la Carne; el jueves lo harán en la zona de Travesía y el viernes nuevamente en Empalme Graneros, donde ya habían estado al inicio de la semana.
En cada intervención se hace una "búsqueda activa de casos, casa por casa", se trabaja con los vecinos en lo que se llama "descacharrado asistido" y en los casos de febriles, se hacen fumigaciones intradomiciliarias, además de la fumigación de los espacios comunes de la zona, como pasillos y veredas.
"Pero sobre todo se trabaja en la difusión, porque si bien la gente hace mucho hincapié en la fumigación, eso solo mata a los mosquitos que están en el momento y es necesario sostener el descacharrado para evitar que vuelvan a criarse larvas del mosquito aedes aegypti", detalló Vignoni.
Marín, en tanto, acotó que en esas intervenciones "el trabajo es codo a codo con la provincia ante la complejidad del mapa" y "los rastrillajes se llevan adelante en forma conjunta, antes eran uno por semana y ahora dos; vamos casa por casa y le damos a la gente repelente y paracetamol".
"Hay cuados donde el dolor corporal y muscular es tan grande que hay personas que no pueden hacer ni siquiera dos cuadras hasta el centro de salud en busca de esos elementos mínimos, así que el personal va y llevamos, por las dudas, la silla de ruedas por si alguien debe ser llevado al centro de salud para evaluar", amplió la médica.
Las complicaciones no son las excepciones. De hecho, señaló que sólo desde el Centro de Salud de Empalme se están haciendo hasta dos derivaciones diarias a hospitales de mayor complejidad. Y remarcó que en días de tanto calor "se insiste en que la hidratación es fundamental para evitar complicación de los cuadros, porque el calor agrava los síntomas".
Un brote adelantado
Mensurar si en lo que va del 2024 el escenario es más crítico que a la misma altura del 2023 resulta difícil, señaló el subsecretario de Salud y Territorio de la Municipalidad, ya que admitió que "el brote en la ciudad está anticipado, lo mismo que sucede en todos los países de Sudamérica y estamos teniendo en este momento el escenario que en otros años tuvimos recién en abril".
Vignoni indicó que los primeros casos se registraron a partir de diciembre, sobre todo tras los viajes de Navidad y Año Nuevo a provincias como Chaco, donde la enfermedad es casi una endemia porque nunca cesó de tener casos desde el año pasado.
Sin hacer predicciones, pero de cara a lo que está pasando en Brasil y el norte del país, Vignoni adelantó que "Rosario este año no va a estar exento del contexto de la situación regional y continental, donde habrá mayor cantidad de casos".